Secretos de la Casa Pompeyana
La Casa Pompeyana, Condell 146, antigua numeración de la hoy maltratada calle. Condell 1490, numeración actual de la misma casa, ahora sede la Municipalidad de Valparaíso.
La antigua dirección la entrega Joaquín Edwards Bello en un artículo periodístico de 1952, en que evoca la que fuera su casa familiar a principios del 1900.
La familia residía, hasta el terremoto de 1906, en la Calle del Teatro, hoy Salvador Donoso.
Relata la mudanza el escritor de entonces de tiernos diez años:
"La entrada del siglo XX coincidió con el cambio de casa. Dejamos la antigua en que nací, por una casa de lujo para Chile, en la calle Condell 146, que mi padre compró a don Manuel Ossa… Nunca había pisado yo una casa más linda que esa. Tenía docenas de salas, dormitorios, cajas secretas, escondrijos, jardines en terrazas, fuentes y grutas".
Escondites y secretos
Y sigue el relato de la casa hoy nudo de burocracia, intrigas y sumarios eternizados en esas "cajas secretas".
"En la casa había un salón blanco en el que nadie se sentaba, con sofás y sillones de gobelino, con mesas de mosaico y un gran cuadro pagano de vestales que llevaban flores a un dios risueño. Todo tapizado en seda. El comedor era imponente, de alto techo, enormes puertas, vitraux con versos latinos y vistas al jardín".
En su relato el creativo Edwards Bello afirma que el primer dueño de la casa fue "un caballero Espic y Huidobro". Y acusa que "Los Huidobro fueron negreros en los tiempos en que la trata era negocio de personas distinguidas".
Terrible acusación y temores que el negocio de la trata sea contagioso y se mantenga en el lugar hasta el día de hoy.
Insiste el escritor en los misterios de la Casa Pompeyana:
"Había varios escondites, puertas simuladas y cofres enterrados en murallas espesas. Dos mesas pompeyanas de mosaico procedían de un palacio de Lima… Del señor Huidobro pasó a don Manuel Ossa, minero y hombre de gran talento natural. Alhajó la casa y le dio un carácter pompeyano un caballero argentino, don Carlos Lamarca. Era artista y comerciante… Oí que Lamarca dio a la casa un estilo pompeyano y que el mismo pintó los frescos… Cuando la compró no pudo faltar el mito nacional. Dijeron que mi padre se la ganó a don Manuel Ossa en una partida de juego a la que había asistido una bailarina francesa… Arrendamos la casa. Un caballero muy correcto hizo poner estuco en las pinturas, por incorrectas. Creyó que le podían tentar".
El remate acecha
La historia de la condición familiar de la casa de Condell 146 primero y 1490 hoy, culmina tras un viaje familiar a Europa en 1904 y con un remate. "El remate acecha a las casas bonitas. Un día llegó el martillero. El volcán del mal gusto cubrió la casa de estucos, de tabiques y letreros, y la adormeció como a Pompeya el año 75".
Pero los cambios de propietarios de la Casa Pompeyana, que no se movió para el terremoto de 1906 -"Está en la roca y no en arena", escribe Joaquín Edwards-, continúan.
En julio de 1920, la madre de Joaquín, Ana Luisa Bello de Edwards, la vendió al Club Valparaíso en la suma de $750.000, importante cantidad en esa época. Al año siguiente el hijo vuelve a la casa. Evoca:
"El año 1921 jugué bacará en el mismo cuarto que había sido mi dormitorio. La casa era club. Tout passe".
Bueno, en los clubes sociales se jugaba y a veces se jugaba fuerte, también en los fenecidos clubes radicales, más democráticos. En teoría, todo eso desapareció con el juego legal de los casinos bastante complicados en estos días.
La historia de la casa, ascendida a condición de palacio en un libro sobre Valparaíso editado en 1946, sigue adelante con una nueva venta. El Club Valparaíso la vendió a fines de los años 30 a la Municipalidad.
¡cuidado con el perro!
Y esa condición municipal se mantiene hasta ahora con arrendatarios de los más diversos gustos. Pero no entremos a su estado, a sus pinturas ocultas y a sus cajas secretas. No sabemos qué sorpresas ocultan, pero que ocultan sorpresas, no hay duda.
Y por sus pisos han circulado mil historias que no logran borrar las inscripciones en los más que centenarios mosaicos pompeyanos.
Un periodista ilustrado y memorioso cuenta que con algunos de esos mosaicos se escribió "Salve", saludo a los emperadores romanos. Y más al interior se advierte "Cave canem", ¡Cuidado con el perro!, reproducción de una alerta milenaria descubierta en las ruinas de Pompeya que puede aplicarse a celosos guardianes y también a quienes están dispuestos a apoderarse del más sabroso y carnudo de los huesos. Dele usted a esas leyendas la interpretación que guste…
Evocaciones y enigmas por resolver que nos plantea el gran escritor porteño que en 1968 gatilló su partida y que nos deja como herencia la visión de un Valparaíso que, como van las cosas, se lo lleva al viento y se prepara para ese "remate que acecha las casas bonitas".
por segismundo