"Uno siempre busca un responsable, pero es difícil decir 'la embarramos en esto'"
La muerte por covid-19 del utilero de Everton Alejandro Valdés provocó un remezón en la institución viñamarina. "Fue muy doloroso y nos vuelve a recordar lo peligroso que es el virus, nadie está libre de contagiarse", reflexiona Humberto Verdugo, jefe del área médica del club oro y cielo.
El traumatólogo relata que el 25 de marzo el trabajador fue enviado a realizar una cuarentena en su hogar y diez días después su situación se complicó, "finalmente tuvo un paro estando en su casa. Sin embargo, para efectos legales y estadísticos, falleció de coronavirus".
"Hemos estado cuestionándonos sobre los protocolos y la seguridad de todos, qué tan seguro es juntarse a entrenar, y la verdad es que si se cumplen las normas, si la gente se lava las manos y se usa la mascarilla, no tendría que haber contagios en la actividad deportiva, que es al aire libre. Sin embargo, cualquier descuido, darse la mano, tomar algo, puede ser un foco de contagio", explica el profesional.
- Teniendo en cuenta los peligros que usted menciona, ¿le parece que se debe mantener al fútbol profesional en actividad? En el caso de Everton, estamos hablando de la muerte de un trabajador.
- Es algo que nos cuestionamos todos los días, pero uno también pone todo en la balanza. Efectivamente viéndolo en retrospectiva, todo es arriesgado, es arriesgado ir a comprar al supermercado, es arriesgado utilizar el transporte público, cualquier cosa que no sea estar encerrado en tu casa aumenta el riesgo de contagiarse, pero eso no significa que tenemos que estar encerrados todo el tiempo.
- Le cambio la pregunta entonces. ¿Es el fútbol una actividad esencial como para que valga la pena el riesgo?
- Leí en El Mercurio de Valparaíso al doctor Rodrigo Cruz preguntando si el fútbol tenía alguna característica especial que hacía que fuera considerado esencial. Si tú me preguntas, los médicos del deporte hacemos un llamado a la autoridad a permitir la actividad física porque para un deportista dejar de entrenarse es demasiado dañino, pero el argumento principal tiene que ver con que yo veo al fútbol como una actividad estratégica que hace que la gente se quede en sus casas. El hecho de que haya partidos de fútbol es una forma para que la gente se entretenga y se distraiga el fin de semana, el hecho de que se juegue y se mantenga vigente la actividad es una forma de distraerse en esta época en que hay tan pocas distracciones. Pero como todas las actividades que están permitidas implica ciertos riesgos. Los protocolos tratan de llevar el riesgo al mínimo, pero es imposible llevarlos a cero.
- ¿No es necesario cambiar esos protocolos, considerando la aparición de nuevas cepas del virus, que aparentemente son más contagiosas?
- Creo que lo más importante es ser estricto en el cumplimiento de los protocolos, que están hechos casi para el ébola. Es cierto que hay cosas que desconocemos con respecto a la virulencia de las nuevas cepas, aunque ya sabíamos que el contagio en cancha de las cepas que conocemos es prácticamente de cero. Me parece que no hay casos de gente que se hayan contagiado en la cancha, o si hay deben ser muy puntuales y debe ser gente que se dio la mano o hizo algo más que jugar a la pelota. Las cepas nuevas ponen la interrogante, es cierto, sin embargo los protocolos hay que cumplirlos a rajatabla. Acá tenemos un mártir, pero la enseñanza es que nadie puede saltarse un protocolo, nunca. En los clubes hay que ser supermajaderos recordándole todo el tiempo a todos que no se puede aflojar ni un centímetro. Hay trabajos que con modelos matemáticos predijeron que en los países en que hubiera vacunación se iba a producir un relajo y aumentarían los contagios en la población, ese estudio salió publicado antes de que en Chile lo viviéramos empíricamente. Nosotros hicimos la trazabilidad para saber dónde estuvo el contagio de Alejandro Valdés y las únicas posibilidades son que se hubiera contagiado con el otro utilero o en su propia casa, no es algo que podamos saber. Es la seremi en todo caso la que tiene que hacer la trazabilidad, él junto al otro utilero fueron los dos primeros casos, se detectaron y se aislaron al tiro. A la semana siguiente aparecieron positivos dos juveniles y ahí se aisló a los cadetes que estuvieron con ellos.
- Es complejo el caso de Everton, fueron el primer club con un futbolista contagiado con coronavirus y ahora el primero con un trabajador fallecido.
- Nosotros fuimos el primer equipo que tuvo un contagio. Y ahora nos tocó el primer fallecido con un caso de relación directa. Él tenía una vacuna puesta, aunque no alcanzó a ponerse la segunda dosis. La verdad es que estamos muy afectados desde muchos puntos de vista. Lo primero es lo humano, porque un compañero de trabajo ya no está. Te falta uno y eso es superduro. Después viene que te empiezas a cuestionar todo, ¿estamos haciendo lo suficiente? Nosotros creemos que sí, que es suficiente, y que lo que pasó está dentro de las probabilidades de que pueda pasar. Sin embargo en todos los clubes y en todos lados hay gente con obesidad que está trabajando. Hubo lugares donde mandaron a la gente con patologías crónicas a sus casas, pero eso no está establecido. Hace poco salió un estudio que dice que las personas con obesidad tienen diez veces más posibilidades de morir si se contagian con covid.
- La diputada Erika Olivera se preguntaba, a propósito del caso de Alejandro Valdés, si no hay trabajadores de primera y de segunda en los clubes de fútbol. Los jugadores, si se enferman, probablemente no van a tener los mismos problemas que un utilero.
- Es cierto, yo como médico del club, por ejemplo, estoy interiorizado de las patologías que tienen los jugadores, pero no de las que tienen todos los trabajadores. Nosotros, como cuerpo médico, somos como los policías, siempre persiguiendo a los jugadores y al cuerpo técnico para que cumplan los protocolos, llamándoles la atención, retándolos, pero no andamos fiscalizando al utilero. No lo tienes supervisado todo el tiempo, incluso a veces cuando están los jugadores entrenando otros trabajadores ya no están presentes en el lugar. Esto es una educación continua finalmente, el año pasado vimos cierto relajo en el equipo y les hicimos una charla para que no aflojaran, porque cuando se supo en diciembre que venían las vacunas la gente se empezó a relajar. Pasó en la "U" en la Copa Libertadores, pasó también en Curicó, pero a nosotros nos pega más duro porque tuvimos una víctima fatal. Estamos preparados para hacer cumplir los protocolos, pero si esto se sale de control tenemos que acatar lo que diga la autoridad sanitaria.
- Esta semana el ministro de Salud dijo que estaba preocupado por la situación del fútbol y si bien hoy sigue autorizada la competencia, esa situación puede cambiar.
- Claro, piensa que hasta hace poco no estaba pensado cerrar la frontera y también cambió la hora del toque de queda, si esto empieza a empeorar hay medidas que debemos estar dispuestos a aceptar. No se puede hacer una defensa a rajatabla del fútbol, nosotros tratamos de evitar que se sigan sumando casos, pero casos van a haber. Uno puede estar encima de muchos, pero no puedes estar encima de todos todo el tiempo. Hay detalles que no puedes controlar, finalmente el autocuidado es lo principal. Si te contagias es probable que sea porque algo hiciste mal. Finalmente depende de ti si no usas la mascarilla.
- ¿Cuál es la autocrítica que realizan como club frente a lo que le pasó a Alejandro Valdés?
- Le hemos estado dando vueltas. Si uno empieza a buscar detalles, siempre puede encontrar algo. Uno no conoce las patologías de todo el mundo. Quizás podríamos haber estudiado que nuestros funcionarios tenían alguna comorbilidad y haberlo alejado del plantel, pero por otro lado en el caso de una persona joven uno no piensa que se va a morir. No sabría decirte qué hicimos mal, lo detectamos en forma precoz, estaba asintomático y se detectó en un control de rutina, no es que haya empezado con tos y recién lo pillamos. Los protocolos se repasan todas las semanas, se les toma la temperatura antes de entrar, se les pregunta si tienen contacto con algún familiar enfermo. Además hay que saber cómo funcionan las áreas médicas de los clubes, nosotros vamos una o dos veces a la semana al entrenamiento, tenemos kinesiólogo y paramédico todos los días, pero el doctor no está siempre encima. Además, el médico está a cargo del primer equipo, a los juveniles los ves de yapa, pero no estás a cargo de los trabajadores.
- ¿Podrían haber hecho algo más?
- Uno siempre trata de buscar un responsable y empiezas a mirar dentro del sistema, pero es difícil decir 'sí, la embarramos en esto'. Lo que nos correspondía hacer, lo hicimos todo.
"Fue muy dolorosa para nosotros la muerte de Alejandro Valdés y nos vuelve a recordar lo peligroso que es el virus, nadie está libre de contagiarse".
"No sabría decirte qué hicimos mal, lo detectamos en forma precoz, estaba asintomático y se detectó en un control de rutina".
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