Constanza Peña Moya

Fue durante la tarde del sábado 12 de abril de 2014 que tuvo su origen el fuego que luego se extendió por ocho cerros, dejando un saldo de casi 3 mil viviendas destruidas, más de 12 mil damnificados y un total de 15 personas fallecidas. Hoy, a siete años del día de la catástrofe, 76 familias del sector de El Vergel siguen a la espera de una vivienda definitiva. Este lunes, en compañía del alcalde Jorge Sharp, acudieron a la Intendencia Regional para entregar una carta exigiendo plazos concretos al intendente, Jorge Martínez, y al Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu).

"El comité El Esfuerzo de El Vergel Alto nos solicitó acompañarlos a entregar una carta para solicitar explicaciones y exigir la pronta construcción de más de 70 casas pendientes desde hace siete años. (...) No puede ser que desde 2014, más de 70 familias, con todo el impacto emocional, material y personal que ha tenido el megaincendio, no hayan podido todavía ver lo que les corresponde por derecho y por dignidad, que es la casa propia", aseveró el jefe comunal.

De acuerdo a lo expresado por los vecinos en la misiva, la fecha que se les presentó como plazo para la reconstrucción de sus viviendas -luego de que en 2018 se les exigiera abandonar estos terrenos- fue agosto de 2019. A abril de 2021, dicen que el avance es nulo y que, a pesar de la insistencia, no han tenido respuestas concretas de las autoridades. "Ya que la instancia regional está agotada, porque los vecinos han estado por años trabajando con el intendente y el Serviu, esperamos que el ministro Felipe Ward atienda -en el plazo que la ley establece, de 15 días- las peticiones de los vecinos, de tal forma de poder tener un calendario de trabajo claro y con fechas claras", sostuvo Sharp.

Los esfuerzos del minvu

El Ministerio de Vivienda y Urbanismo, por su parte, ha destacado la inversión de 510 millones de dólares en el Plan de Reconstrucción ejecutado tras el devastador incendio. El proceso, según explican, tuvo como enfoque el mitigar los "defectos urbanos" -muchos de ellos atribuidos al emplazamiento de asentamientos irregulares en zonas de riesgo- que propician la aparición y propagación de este tipo de eventos. De acuerdo a lo indicado, más del 75% del presupuesto se destinó a la ejecución de obras urbanas para asegurar una mejor accesibilidad y evacuación en la eventualidad de que se produzca un nuevo incendio.

"El proceso ha comprometido un importante esfuerzo de nuestro ministerio, en donde no solo tuvimos que levantar viviendas, sino que construir mejorando lo que había antes del incendio, lo cual implicó dar una mirada integral al territorio y sus necesidades. Hubo que dotar de nueva infraestructura de calles, veredas, muros de contención, obras de mitigación, espacios públicos, zonas seguras y redes secas antes de construir las casas, ya que desde el punto de vista de la planificación urbana, era indispensable contar con vías de evacuación para emergencias", expresa la seremi del Minvu, Evelyn Mansilla.

Bernardita Paúl, encargada nacional de Reducción de Riesgo de Desastres y Reconstrucción, asegura en la misma línea que se pensó el proceso "como una recuperación sostenible, para que ante otro incendio, riesgo muy recurrente en Valparaíso, no se genere la cantidad de daños que ocurrió." "Los incendios que le siguieron en la región han tenido una magnitud de daños bastante menor", afirma.

"Al cumplirse siete años del megaincendio en Valparaíso, uno puede hacer una reflexión: lo primero y más importante es que se tiene que avanzar en prevenir este tipo de desastres", concuerda Tomás Ochoa, director regional del Serviu, entidad técnica a cargo de la ejecución de proyectos. "Siempre quedan cosas pendientes, por lo que seguimos trabajando en esos temas puntuales. También valoramos el trabajo que han hecho las familias, los dirigentes de los sectores afectados, para reconstruir no solo lo material del barrio, sino el barrio social que existía antes del incendio, y que hoy está mucho mejor antes de la tragedia", dice. Los vecinos de El Vergel Alto, sin embargo, no comparten esa visión.

Mesas de trabajo

Según comenta Leonardo Carvajal, vicepresidente del Comité El Esfuerzo, lo que anhelan las familias de dicho sector es precisamente recuperar sus viviendas, y con ellas su antigua vida de barrio. "Hemos tenido dos vecinas que incluso han fallecido esperando. Hoy día estamos todas las familias dispersas por diferentes partes de Valparaíso y afuera de la región, arrendando con un subsidio de 200 mil pesos", indica.

La petición del comité se centra, a corto plazo, en que se restablezca una instancia que permita a los damnificados exponer sus puntos de vista respecto al proceso. "Lo único que queremos son nuestras casas, y que Serviu no rompa las mesas de trabajo. Hemos tenido mesas, pero el Serviu las rompe. Pasaron cinco meses en que no teníamos respuesta ni mesas de trabajo, y siempre hay peros. Se supone que tendríamos reuniones por Zoom una vez al mes, pero no ha sido así", manifiesta Carvajal, quien insiste en que "han pasado siete años y no tenemos nada, ni siquiera una piedra".

Ante la entrega de la carta por parte de esta agrupación, el director regional del Serviu volvió a manifestarse respecto al tema. "El alcalde Jorge Sharp ha venido a entregar una carta al intendente con el Comité El Vergel, y nosotros como Serviu estamos acostumbrados a que en períodos de campaña se tomen y se utilicen estos temas, pero quiero decir que se hicieron dos afirmaciones que no son correctas. Primero, que hemos abandonado a las familias. Nosotros tuvimos una última reunión -que tenemos regularmente- con ellos el 25 de marzo, a las seis de la tarde", aseguró Tomás Ochoa.

"Son familias que vivían en una zona irregular, por tanto, hubo que urbanizar, construir la calle El Vergel -donde se invirtieron más de 6 mil millones de pesos-, para poder, ahora, iniciar lo antes posible las obras. Las familias tienen proyectos, tienen subsidios, y estamos esperando la visación de la Contraloría para poder iniciar la construcción para esas familias. Es importante señalar que parte importante de ellos, 36 familias, están recibiendo subsidio de arriendo. El ministerio no los ha abandonado, es todo lo contrario: vamos a seguir trabajando con ellos para que lo antes posible puedan recibir sus viviendas en el sector donde ellos eligieron estar, que era donde vivían en el momento del incendio", argumenta.

Un riesgo que persiste

Más allá de esta situación en particular, el comandante del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, Rodrigo Romo, afirma que aún hoy, a siete años del megaincendio, no es posible descartar la posibilidad de que se produzca una nueva catástrofe del mismo tipo.

"Estos eventos han seguido activándose. Está por ejemplo lo que pasó en Quilpué este año, lo que ocurrió la Navidad antepasada en Valparaíso, lo del 2017 en Playa Ancha... en fin, es evidente que ha continuado y continúa también el riesgo. Es una gran debilidad que tenemos todavía en la región. Desde el 2014 se ha trabajado en planes reguladores en distintas ciudades, y nos ha ayudado, pero seguimos estando expuestos a volver a tener una gran emergencia en algún momento", advierte.

Romo sostiene que dentro de la misma institución, la experiencia del megaincendio ha servido para fomentar las capacitaciones a voluntarios, el mejoramiento de técnicas, y la planificación -tanto a nivel local como nacional- ante grandes emergencias que obligan a una rápida movilización de recursos desde otras regiones, como fue el caso del siniestro de hace siete años. Por esto, afirma que el Cuerpo de Bomberos de Valparaíso sí se encuentra, en cierta medida, más preparado para afrontar un evento de gran magnitud.

"Creo que lo que todavía falta para enfrentar incendios es en cuanto a trabajar con las comunidades, en los colegios, con los vecinos. No es culpa de un solo sector, es algo de todos, pero es un punto importante que algunas veces se deja un poco de lado. Sobre todo hay que fortalecer el hecho de aprender a evacuar ante grandes incendios en Valparaíso. Nos han enseñado a evacuar hacia a los cerros, pero nunca de los cerros hacia abajo, entonces cuando tenemos un gran evento, como ocurrió el 2014, colapsamos", concluyó.

"Desde 2014 se ha trabajado en planes reguladores, (...) pero seguimos expuestos a tener una gran emergencia".

Rodrigo Romo, Comandante del Cuerpo, de Bomberos de Valparaíso

"Evidentemente, siempre quedan cosas pendientes, por lo que seguimos trabajando en esos temas puntuales".

Tomás Ochoa, Director regional del Serviu

Para Luis Álvarez, magíster en Urbanismo y académico en el Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso -cuya casa en El Vergel también fue destruida por el incendio de 2014- la ejecución de obras para reducir el riesgo ante un nuevo evento es valorable, pero no suple otro desafío aún pendiente. "Aunque creo que la ciudad sí está mejor preparada, ha faltado enseñar a la gente", afirma, enfatizando en la necesidad de instaurar una "cultura del fuego" que permita generar acciones rápidas a partir de la misma población. "Todavía tenemos condiciones bastante precarias en el entorno de las ciudades, que facilitan que se produzcan otros siniestros. Si bien la ciudad formal mejoró sus condiciones de acceso, los asentamientos informales se han masificado en zonas con un alto riesgo de proyección de fuego. Hay áreas que se han quemado cinco veces, y por su seguridad hay que sacarlos de ahí. No se nos puede olvidar ese riesgo", advirtió. "Pareciera que en Valparaíso más que resilientes, somos reincidentes", concluyó Álvarez.