"No voy como independiente a primera vuelta porque hay que evitar la peruanización de la política chilena"
El exministro de Desarrollo Socia y actual precandidato de Chile vamos, Sebastián Sichel, ya está dentro de las primarias del conglomerado, luego de dimes y diretes respecto a si era o no invitado a participar. El abogado y también expresidente del directorio de BancoEstado, tiene varios links con la Región de Valparaíso: vivió cuando pequeño en una casa okupa en Concón, estudió en el colegio parroquial María Goretti y tiene familia en la Provincia de Quillota, y por eso dice conocer los problemas locales y creer en la descentralización del país.
Crítico de la gestión del alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, por cuanto considera que ha hecho daño a la ciudad patrimonial, sobre la elección que le compete reconoce temer que ocurra lo que pasó en Perú hace algunos días, en la elección presidencial en que pasaron a segunda vuelta candidatos con poca votación, y llamó a no "peruanizar" las presidenciales chilenas.
"Lo que eran declaraciones de buena voluntad, se transformaron en un acuerdo político y ya puedo participar en las primarias. Soy candidato independiente en las primarias de Chile Vamos, los partidos ya lo validaron oficialmente, creo que se demoraron más de lo necesario y fue una torpeza, pero bueno. Ahora queda construir este proyecto común tratando de mostrar las diferencias de mi liderazgo con el resto. Creo que de un error inicial de alargar esto para tratar de demostrar el poder de los partidos de decidir quién entra y quién no entra, pasamos a una solución bastante mejor", dijo.
- ¿No se aprendió del estallido social?
- Pasan dos cosas. Tenemos una política muy marcada por el sí y el no y que ha tenido poca capacidad de entender en el mundo en que vive. Casi todos los problemas de la política se circunscriben al 5 de octubre de 1988, es como un refrigerador. De hecho, los políticos, como Joaquín Lavín, son los mismos que estaban ese año 88 en algún u otro lado. Por tanto, la capacidad de adaptarse y comprender el mundo es mucho más lenta cuando tus debates están marcados por una época de Chile que ya pasó. Y lo segundo, y tiene que ver con el estallido social, así como hubo hechos de violencia, hubo una parte de la ciudadanía que miró indolente estos hechos de violencia diciendo '¿sabe qué? Es hora de que se preocupen de nosotros, dejen de pelear si son de derecha o izquierda, blanco o negro, sí o no, pero en algún minuto alguien tiene que preocuparse de nuestras cosas, los ingresos con que vivimos, los privilegios de algunos y los abusos del mismo Estado y las empresas privadas'. Es un llamado de atención: 'Los dilemas nuestros son los que deberían importarle a la política y deben priorizarnos'. Ésa es la elección presidencial: Si vamos a volver a la política de los '90 o vamos a tener una política del siglo 21, siendo gestores de soluciones.
- ¿Está de acuerdo con lo que dicen algunos analistas respecto a no repetir lo que ocurrió en la presidencial de Perú respecto a la segunda vuelta?
- Me han preguntado por qué yo no voy a primera vuelta siendo independiente y yo creo que lo que tenemos que evitar es la peruanización de la política chilena, que es la atomización, los caudillos que andan solos y provocan esos fenómenos que condenan a los países a tener gobiernos de minoría y a crisis de gobernabilidad permanentes. Acaban de salir de la destitución de un presidente que había asumido por la destitución del anterior, y eso es por exceso de caudillaje. ¿Por qué decido ir a una primaria de ChileVamos? Porque el desafío en política va a ser construir grandes mayorías que le den estabilidad a Chile y eso requiere acuerdos y tener una visión política única. Espero que ChileVamos sea más que los votantes de derecha tradicionales, sino que convoque a independientes de centro, moderados, que quieran apoyar un proyecto político y yo ser un presidente que gobierna con mayorías previas que ganan una elección presidencial, para que no nos pase lo de Perú, que son personas que sacan poquitos votos pero que después asumen los gobiernos y tienen a todos en contra. Por eso tengo diferencias con liderazgos como el de Joaquín Lavín, él tiende a pararse respecto a donde va la corriente, pero no define muy bien una visión de país.
- ¿Qué le parecen las críticas de Jaime Mañalich a la gestión de la pandemia? ¿Y cómo la ve usted?
- En el fútbol todos podemos ser entrenadores. En una crisis sanitaria que nadie sabe cómo va a fluir, tenemos que ser mucho más prudentes en cómo enjuiciamos la administración de éstas, porque si yo supiera cómo van a estar los números de contagios el próximo mes, sería bastante más fácil. Juzguemos después de que pase la pandemia, ahora tenemos que respaldar las decisiones sanitarias que se vayan tomando, porque hay un solo entrenador que tiene que dirigir. Obviamente hay aspectos exitosos como la vacunación y otros en que uno puede ser más crítico, y particularmente, respecto a la comunicación de riesgo hubo una relajación en su minuto de cómo mantener la sensación de inseguridad en alto, porque nos relajamos los ciudadanos, porque el gobierno en algún minuto dijo esto se está acabando y es evidente que no. El exministro Mañalich habla desde la perspectiva científica, yo fui colega de él, pero me gusta mucho más que esas opiniones se den colaborativamente e internamente, en vez de crear polémicas públicas que no contribuyen mucho a la gestión de la crisis.
- ¿Cree que las ayudas sociales para mantener las cuarentenas son suficientes?
- El Estado es burocrático y en crisis confiar en la burocracia no es una buena idea. Hay que automatizar los beneficios sociales. Mi pelea va a ser frontal contra la burocracia del Estado, contra la fila y los trámites, contra esta soberbia del Estado de creer saber más que yo lo que yo necesito. No creo en la universalidad de las ayudas, que el Estado confíe en la persona que solicita el beneficio pero que no se lleven beneficios a aquellos que no necesitan ayuda. Esto requiere confiar en las personas y sancionar muy duro al que miente y no al revés. Lo segundo, más que sacar los fondos de pensiones o del Seguro de Cesantía, hay que dejar de pensar en esto por goteo. Esta crisis se va a extender por lo menos hasta septiembre u octubre de este año y por eso más que dar un bono por una vez, hay que dar certeza a las personas que van a tener ayuda permanente mientras la crisis dure y no que cada mes tengan la incertidumbre. Por eso aparecen los populistas que dicen que hay que rascarse con sus propias uñas y destruir los sistemas de protección social haciendo retiros a la AFP y al Seguro de Cesantía.
- ¿Cómo cree que la Región de Valparaíso podrá levantarse del impacto de la pandemia?
- Se requiere de un plan de auxilio urgente a las pymes turísticas. El problema de la región no es que no tenga potencial turístico, sino que requiere un salvavidas a través de la ampliación de los créditos Fogape, para que las empresas sobrevivan, y un plan de reactivación especial para el turismo. La cuarentena le pega muy fuerte a los sectores rurales de la región también y esto es una gran conversación de futuro sobre cómo dotamos de infraestructura, de servicios de salud y servicios públicos a sectores de provincias de la región que están más alejados del centro. La región tiene bolsones de pobreza gigantes, mi mamá vivió en Reñaca Alto y entender lo que pasa entre Gómez Carreño, Mirador de Reñaca, Glorias Navales y la pobreza encubierta que hay ahí, más la que hay en los cerros de Valparaíso y que ha perdido patrimonio, requiere que el Estado cada día tiene que hacer más transferencias directas. Soy un enamorado de la Región, creo que tiene un tremendo potencial de desarrollo, no porque sea el patio de la Región Metropolitana, sino porque puede superarla, porque tiene actividad productiva, turística, patrimonio cultural, es una región universitaria y tiene una diversidad de territorio que puede tener un tremendo valor para ser una región de punta en los años que vienen, pero esta crisis le tocó más duro que a la RM y hay que mirar con más cuidado lo que pasa acá. La descentralización es una obligación política y moral en Chile, perder la posibilidad de acelerar la toma de decisiones porque concentramos la decisión en Santiago no sólo es una estupidez, sino que es no confiar en los ciudadanos de las regiones. Si tengo una convicción personal es que la descentralización es una obligación oral y política del próximo presidente. La incapacidad que se genera para tener mejor calidad de vida en las regiones por el centralismo es de una torpeza brutal y que está condenando a las regiones al subdesarrollo. Chile es el segundo país de la OCDE con más centralismo y diría yo que es el primer país de Latinoamérica que no entiende el valor de las regiones.
- ¿Cree que el alcalde de ciudades portuarias como Valparaíso y San Antonio debería estar en el directorio de la empresa portuaria?
- Sí, es obvio. Cada día más las decisiones se tienen que tomar a nivel local. En una gestión como el puerto de San Antonio, es absurdo que todo el directorio viaje de Santiago todos los días o tome decisiones en Santiago y no tengan idea de lo que pasa en San Antonio. También creo que debe haber cuotas de participación femenina en este tipo de empresas.
- ¿Que compromiso está dispuesto a a sumir para respaldar el patrimonio de Valparaíso?
- El decaimiento de Valparaíso por la gestión del alcalde (Jorge) Sharp es una tragedia para una comuna que dio la pelea para tener una ciudad patrimonial que tiene un tremendo potencial turístico mundial que podría ser una tremenda fuente de ingresos para los porteños. Esto no tiene que estar supeditado a lo que pueda hacer un municipio, sino que el Estado tiene que contribuir a la mantención de una ciudad patrimonio. Así lo ha hecho la mayoría de las ciudades Unesco y esto no puede ser entregado solamente a la gestión de un municipio, por los riesgos que tiene eso cuando tienes a un alcalde que no hace bien su pega, como lo que pasa con Jorge Sharp, y porque obligas a la ciudad a autofinanciar un patrimonio que no sólo le pertenece a los porteños sino que al país.
"El Estado es burocrático y en crisis confiar en la burocracia no es una buena idea. Hay que automatizar los beneficios sociales". El decaimiento de Valparaíso por la gestión del alcalde (Jorge) Sharp es una tragedia para una comuna que dio la pelea para tener una ciudad patrimonial".
"Perder la posibilidad de acelerar la toma de decisiones porque concentramos la decisión en Santiago no sólo es una estupidez sino que es no confiar en los ciudadanos de las regiones".