La gran conspiración
En una columna del diario electrónico La Quinta de Valparaíso, la exsecretaria de Planificación Comunal (Secplac) de Valparaíso, Tania Madriaga, responde las críticas que hice a su Pladeco millonario en este espacio.
Como es costumbre en el cada vez más pequeño círculo del alcalde Jorge Sharp, Madriaga parte descalificando a la persona sin hacerse cargo del argumento. Dice que soy "amigo de Piñera", que apoyo a la "alcaldesa UDI Evelyn Matthei" y que mi crítica "viene de ahí", es decir, de la derecha.
Luego la exsecplac intenta responder mis críticas por el costo exorbitante del Pladeco, la falta de presupuestos y cronogramas de implementación, con argumentos que reflejan un preocupante desconocimiento técnico de la función de un Pladeco, lo que es grave viniendo de la persona que tuvo a cargo la planificación de Valparaíso. Pero ya iremos a eso. Partamos primero por la tesis del ataque político.
Si soy parte de una conspiración derechista, ¿por qué los concejales de izquierda Daniel Morales y Claudio Reyes realizaron críticas similares?
A juicio del microcírculo del alcalde, también hay intereses ocultos: Reyes quiere su puesto y Morales busca construir casas edificios. Omiten que ambos concejales son arquitectos y que han planteado críticas técnicas atendibles, pero la descalificación ad hominem permite ahorrarse la lata de responderlas.
¿Será esta una conspiración de arquitectos de izquierda y derecha, entonces? No lo creo, ya que no entendería el rol del pintor Gonzalo Ilabaca, que luego de apoyar a Sharp lo ha criticado por su incompetencia para revertir el daño patrimonial, que es un objetivo central del Pladeco.
He visto a Ilabaca, admiro su obra, pero no lo conozco como para maquinar algo así. Tampoco ubico al contralor, cuya repartición acusó a Sharp de desviar 931 millones destinados a la educación de niños vulnerables ni a todos los funcionarios municipales que acusan acosos laborales y maltratos.
Ni Salfate podría pensar que personas tan distintas, han conspirado para evitar que Sharp salve a Valparaíso del neoliberalismo.
Ahora veamos los argumentos de Madriaga para defender su Pladeco millonario. Para explicar por qué Valparaíso gastó nueve veces más que Vitacura, dice que en esta comuna ganó el "Rechazo", así que no privilegia la participación ciudadana. Y remata su insólito argumento, afirmando que al ser un municipio rico no tuvo que arrendar oficinas o equipos. Esta explicación se cae a pedazos si consideramos que Renca, una comuna pobre liderada por un alcalde de izquierda conocido por su excelente modelo de participación ciudadana, gastó 60 millones de pesos en su Pladeco. Es decir, 10 veces menos que Valparaíso.
Madriaga afirma que ellos no "privatizaron" la elaboración del Pladeco, un eufemismo progre para decir que no licitaron su elaboración a una consultora, que es lo que hace la mayoría de los municipios porque es más eficiente y económico, que hacerlo con equipos propios, que habría sido el camino usado por Valparaíso, salvo que hayan optado por contratar personas a honorarios, una "privatización" personalizada y peligrosa.
Por último, preocupa que Tania Madriaga confunda un plan de implementación, que precisa costos y etapas, con una fase de monitoreo, que evalúa cómo se comportan esas medidas. Ella dice que en el Capítulo IV del Pladeco están sus costos. Revisé nuevamente sus siete páginas y no encontré ninguna estimación del monto de las medidas propuestas, la forma en que se financiarán ni del plazo que tomarán en hacerse realidad.
Con estas falencias, temo que este Pladeco Millonario terminará frustrando las expectativas generadas en los porteños, lo que hace que toda esa retórica sobre la participación sea tan vacía como los discursos del alcalde, que ahora incluyen citas al camarada Lenin.
Y es que al final del día, no hay verso o promesa que tape dos hechos que cualquiera puede ver recorriendo la ciudad y leyendo informes independientes. El primero es que la "alcaldía ciudadana" hundió a Valparaíso en un estado de deterioro patrimonial y económico nunca visto en su historia. Y el segundo es que lo hizo replicando las malas prácticas que Sharp venía a erradicar con sus "manos limpias", hoy salpicadas por las irregularidades denunciadas por los entes contralores de la nación, la región y de su propio municipio.
por iván poduje capdeville, arquitecto y urbanista