Ampliación del campo de batalla
La derecha viñamarina está nerviosa porque los números se van acortando y las elecciones son en menos de dos semanas. ¿Alcanzará el tiempo? Los nombres de Iván Poduje y Eduardo Testart son un aporte, aunque tardío, en la apuesta por la integración. Los otros parecen un simple capricho o guiño a quién sabe quién.
La ampliación de la base electoral pareciera ser el derrotero escogido por el equipo que rodea a Andrea Molina para apuntalar su candidatura por Viña del Mar en los 13 días que restan para las elecciones del próximo sábado 15 y domingo 16.
Pese a que es de público conocimiento que, tras el acuerdo que concretó su postulación como carta de Chile Vamos en desmedro de candidatos como el actual seremi de Salud Georg Hübner, partidos como Evópoli nunca se alinearon del todo con la exdiputada; y que el oficialismo municipal tampoco se jugó por la campaña, la que cayó en incongruencias tales como mostrar a Molina en la propaganda electoral y las palomas junto a Virginia Reginato, no hablar de la "Manam" y pasear a la candidata con el abogado Javier Gómez, público e histórico detractor de la gestión de la actual alcaldesa, quien incluso hace menos de un año presentó una querella criminal en contra de la alcaldesa y del fiscal Claudio Reveco por eventual corrupción y complicidad entre autoridades; queda la sensación de que, siendo objetivos, aquí no se hizo la pega.
Tampoco es un misterio que la doble postergación de las elecciones por motivos sanitarios perjudicó lo que pudo ser un triunfo relámpago en octubre de 2002 e incluso en el mes de abril de este año. Por lo mismo, con números de sondeos privados que muestran a Macarena Ripamonti (FA) pisándole los talones a Molina, se ha desatado (y en buena hora) el pánico en su despistado equipo.
Por estos días Molina ha conseguido reunir una nueva mesa chica, integrada por los senadores Francisco Chahuán y Kenneth Pugh, los diputados Andrés Celis, Osvaldo Urrutia y María José Hoffmann (pese a que en Concón los dos últimos son abiertamente rivales), la exgobernadora María de los Ángeles de la Paz (Evo), completamente disociada de la errática conducción regional de su partido, Carlos Gómez (RN) y Jaime Varas (UDI). La tarea, dentro de lo que puede entenderse, apuesta por aislar a Rodrigo Vattuone, cuyos 6 puntos recién hoy se ven como indispensables para el triunfo, y asegurar el voto de la élite viñamarina con la inclusión de ciertos nombres que más parecen caprichos o sugerencias de amigotes, que cartas nacidas de una acuciosa definición política.
Donde sí podrían acertar, aunque tarde y de forma nada explícita, es en su apuesta (la idea es de Andrés Celis) de integrar al centro comandado por la desorientada Democracia Cristiana, hoy sin candidato después de la impresentable bajada por secretaría de Laura Giannici y la solicitud de apoyo a la PPD Marcela Varas que ni uno solo de los miembros de la Falange está dispuesto a acatar (¿o dónde creen ustedes que irán los votos de Gianni Rivera y de los restantes candidatos DC a concejal?)
Los nombres que sí aportan son los del arquitecto Iván Poduje, un laguista de cepa aunque hoy más identificado con el piñerismo, y el del ingeniero y exrector de la Universidad Marítima, Eduardo Testart. ¿Bastará ello para ganar la alcaldía? Quién sabe. Pero lo cierto es que Andrea Molina no se merecía un equipo y una estrategia de segunda división.