Evocaciones en días electorales
Ricardo García fue sucesor de Raúl Matas en la conducción de "Discomanía", programa de Radio Minería de gran audiencia entre los adolescentes hace décadas.
García fue precursor de los discjockeys, presentando exclusividades musicales, especialmente temas que hoy estarían en la categoría de "Classic Pop".
Los jóvenes chilenos escuchaban las voces de figuras consagradas y algunas emergentes entonces, como Doris Day, consagrada luego en exitosos filmes junto a James Stewart, Rock Hudson, Cary Grant o Clark Gable. Dirigida por Hitchcock en "El hombre que sabía demasiado", interpreta "Qué será, será", tema aún sobreviviente. Doris Day proyectaba la imagen de la linda chica norteamericana inocente, de acuerdo a las "cláusulas de moralidad" de esos tiempos". Oscar Levant, mal hablado, escribe por ahí que la conocí "antes que ella fuera virgen".
Ricardo García irrumpe en esos años en nuestra sala de clases como profesor de Educación Cívica, un ramo olvidado y, al menos por el nombre, indispensable en estos tiempos. Claro que el Ricardo García de la sala de clases no era el mismo que el de la radio, pero para los irreverentes adolescentes, esos mismos que escuchaban "Discomanía", las asociaciones eran inevitables. Nuestro Ricardo García era un brillante egresado de Derecho que intentaría en una o dos horas la semana formarnos para la vida cívica. Audaz, nos hacía incursionar por los problemas sociales, incluyendo casos concretos de la realidad local, como la explotación de la prostitución en Valparaíso.
Dentro de lo cívico nos ilustró sobre las elecciones y los mecanismos del sistema proporcional, inventado en por el belga Victor D'Hont en 1873 y que importamos tras la promulgación de la Constitución de 1925. Conocimos la magia de la "cifra repartidora" que asigna a cada lista cuántos y quiénes serán los candidatos elegidos. Algunos compañeros, quizás inspirados en la educación cívica del profesor, incursionaron con éxito en el servicio público, donde han sido, a lo mejor son aún, figuras importantes.
Interesados también en la política, participamos como peones en las tareas de propaganda pegando por ahí, cerca de la casa, sin riesgos, carteles murales y "soleras" de un señor que saldría perdedor. Buena experiencia que con engrudo casero y papel no causaba daño.
El mismo Ricardo García, no el del micrófono, fue protagonista de los acercamientos al mundo civil del gobierno militar. Fue Ministro del Interior y luego integró el Tribunal Constitucional.
El voto femenino
En esos años escolares aparece, por ley, el pleno voto femenino. No era novedad. Por allá por 1875, algunas damas ilustradas se dieron cuenta que la Constitución de 1833 no aludía al sexo de los votantes, así que intentaron sufragar en San Felipe y La Serena. Los varones, de hecho, lo impidieron y por la vía legal les dieron el portazo en 1884. Vinieron campañas feministas internacionales y nacionales de mujeres que aspiraban a ser protagonistas del poder, pese a que desde siempre han sido poderes fácticos.
Llegamos a 1934 cuando el Presidente Arturo Alessandri Palma promulga la Ley 5.337, que da derecho a ellas a votar en las elecciones municipales. Llegarían a las urnas el domingo 7 de abril de 1935.
Como las primeras ganadoras eran noticia, un periodista de este Diario pregunta a doña Romelia Tellería de Badilla, elegida regidora por el partido Liberal en Viña del Mar, cuál era su programa.
"¿Mi programa? Pero si los programas están tan desacreditados que me causa temor hablar, pues el electorado sabe que no tienen otro alcance que propaganda política, que los elegidos llegan a sus cargos y se olvidan de sus declaraciones". Sabia respuesta de esta viñamarina precursora.
Y en 1949, el Presidente radical Gabriel González Videla da el paso definitivo promulgando la ley que da a la mujer pleno derecho a voto. Poder fáctico en esa decisión, dicen los que saben, fue la esposa del Mandatario, Rosa Marckmann.
Lo que vendría con el voto femenino es historia conocida, incluyendo la paridad y su peso definitivo en el padrón.
Por una cabeza
El tango revive la emoción de una llegada hípica en que el noble potrillo se impone por una cabeza cruzando el "disco triunfal". Las elecciones también tienen llegadas estrechas y tensas, como aquella del 25 de junio de 1920, en que por el sistema voto indirecto Arturo Alessandri Palma tendría el triunfo por 179 electores contra los 174 de Luis Barros Borgoño. La definición iría al Congreso y luego a un tribunal de honor que dio la Presidencia por 177 votos a don Arturo, contra 176 de su contendor. El Congreso sabiamente ratificó esa decisión. En ese momento Alessandri canalizaba las inquietudes populares y de grupos emergentes. En 1938, tensa fue la victoria de Pedro Aguirre Cerda con 4.111 votos sobre su rival Gustavo Ross Santa María, el hombre que había sido ministro de Hacienda de Arturo Alessandri. En porcentaje mayoría absoluta. En política, acusaciones cruzadas sobre matonaje y compra de votos para frenar la entrada de don Pedro La Moneda.
Finalmente, el Congreso proclamó al candidato triunfante, radical abanderado del Frente Popular, con el apoyo abierto, más allá de números, del Ejército y Carabineros.
Los pesos
Rufino Pérez era el "Napoleón de las urnas… saca votos hasta de las piedras". Ese Pérez es un personaje creado por Alberto Edwards en 1915, quien además de su importante "Fronda aristocrática" escribía con seudónimo cuentos policiales. En uno de ellos aparece quien hoy definiríamos como "operador electoral".
Don Rufino disponía para su magia electoral de importante sumas de dinero. Y el dinero fue y ha sido factor importante en los resultados electorales. Antes muchos más, cuando se hacía "compra el detalle" de electores a los que se les pagaba por el voto, lo que era facilitado debido a que los mismos candidatos imprimían la cédulas que, en un sobre y marcadas, se introducían en las urnas,
Todo eso cambió en 1958, gobierno de Carlos Ibáñez, cuando se implantó la actual cédula única, oficial, emitida por el Gobierno y entregada al elector en la mesa de votación. Difícil control de "votos comprados", lo que obliga a otros medios, más sofisticados, para lograr presencia en el servicio público.
Hoy, con una elección multipropósito, llegamos a las urnas en medio de mensajes de aquí y allá, en papel, pantallas y en el ciberespacio, pero, con escepticismo, es inevitable recordar la advertencia de doña Romelia: "… los elegidos cuando llegan a sus cargos se olvidan de sus declaraciones".
por segismundo