La ardua e incansable labor de La Matriz en sus 10 años
La Corporación de la emblemática iglesia del Barrio Puerto cumple una década de trabajo comunitario, siempre de la mano de los vecinos del sector y alrededores de la ciudad. Imporantes personeros de la fundación dan cuenta del origen y crecimiento de la ONG.
En tiempos de pandemia y crisis generalizada, donde el tejido social se ve afectado, el trabajo de las ONG surge como una forma de mantener cierta conexión con las personas que más sufren y necesitan de una mano para desarrollar determinadas labores que por sí solas no pueden. Lo cual se acrecienta en una ciudad como Valparaíso, donde la cesantía y la pobreza han impactado profundamente a la ciudad, causando estragos en distintos sectores.
Es en este tipo de escenarios que organizaciones como la Corporación La Matriz cobran mayor sentido y relevancia. La fundación formada en 2011, entre otros, por el otrora sacerdote de la iglesia homónima, Gonzalo Bravo, ha estado desde sus inicios ayudando a los vecinos del Barrio Puerto, histórico sector de Valparaíso, que muchas veces ha quedado al margen, profundizando sus carencias. Pero con la iniciativa del expárroco ha encontrado una luz de esperanza, con una serie de iniciativas que van en directo beneficio de sus habitantes.
Proyectos como el Consultorio Jurídico o Futvalores fueron parte de las obras que comenzaron a dar vida al trabajo de la Corporación, con una fuerte alianza que forjada con entidades públicas y privadas, sobre todo con las casas de estudio de la zona, que también han prestado sus servicios para la incansable labor que directivos y colaboradores han estado realizando a lo largo de esta década de existencia, con una gran recepción por parte de la ciudadanía.
Consolidadas algunas alianzas y con varios de sus primeros colaboradores convertidos en profesionales, la fundación ha seguido implementando iniciativas, como una radio comunitaria, un consultorio oftalmológico, los talleres de hip hop junto a Arte Elegante y se estrecharon también vínculos de apoyo hacia la comunidad migrante -principalmente haitiana-, que se mantienen hasta el día de hoy, en una organización que además de tener al cura Bravo a la cabeza como presidente del directorio, cuenta también con un Comité Ejecutivo liderado por Nicole Arredondo (directora), Romina Cabrera (directora Social) y Esteban Elórtegui (director de Desarrollo).
Abiertos a acoger y servir
Para conocer los inicios de la fundación, no hay nadie mejor que el padre Bravo. El actual obispo de la diócesis de San Felipe de Aconcagua, comenta que si bien en un primer momento vio que existía una serie de actividades vinculadas al Programa de Recuperación y Desarrollo Urbano de Valparaíso (PRDUV), muchos estudios y diagnósticos relacionados a la ciudad y al mismo Barrio Puerto, pero a juicio del párroco "no había ninguna acción de largo plazo que incorporara a las personas realmente, que no fueran panfletarias ni de corta data".
"Tampoco había programas reales, que tuvieran sustentabilidad en el tiempo, para incorporar a la misma gente en el proyecto del desarrollo urbano; entonces estas dos cosas vimos y yo sentí que había que crear una instancia que aglutinara grandes iniciativas, pero también con la participación activa de vecinos, vecinas, niños, niñas y adolescentes", comenta el también decano de la Facultad Eclesiástica de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Así, dio sus primeros pasos la Corporación La Matriz.
Fue en este escenario que empezaron a salir iniciativas como la ya mencionada Futvalores y talleres con un importante involucramiento de la PUCV, pero que tenían la gran diferencia de ser "permanentes en el tiempo; con una transversalidad política, había gente de izquierda y de derecha, religiosa, había gente católica, cristiana, evangélica, personas no creyentes", remarca Bravo.
"Entonces, esta es una organización que nace abierta para acoger y para servir, y siento que ha logrado algo", sostiene el religioso, aunque asevera también que "ha faltado un decisivo apoyo de algunas autoridades para creer más en un proyecto realmente comunitario, sin el sesgo político de lo que es comunitario; en el sentido de que sean personas del sector, que no tengan ningún punto político o partidista que en este último tiempo ha ido enlodando las funciones sociales y comunitarias".
En tal sentido, Bravo saca pecho por lo que han realizado en estos diez años, valorando el éxito de las iniciativas de la Corporación: "No conozco un programa deportivo que tenga la profundidad de Futvalores, una orquesta infantil juvenil que sea variopinta, que tenga una radio comunitaria, y todo esto integrado desde una misma instancia que sirva al territorio, que esté en el territorio, pero sin un compromiso partidista determinado, que muchas veces enloda las iniciativas sectoriales y locales más nobles".
Nicolás Reyes Acevedo
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