Flor Arbulú

En el dorso de su mano izquierda, el cantante puertorriqueño Lunay luce un tatuaje de la cara de un pequeño. No es casual, sino que es una forma de marcar en su cuerpo un momento icónico: el lanzamiento de su segunda producción discográfica de estudio llamada "El niño".

A través de Zoom, el músico, de 20 años, contó que el nombre del álbum es porque "gracias a Dios, de los 17, 18, 19 y desde mucho antes, siendo un niño, tenía todos estos sueños que estoy cumpliendo ahora mismo"; y por otra parte, "creo que no he dejado de ser un niño, no quiero dejar de ser un niño. Así que ese es el concepto", añade.

Ansiedad, pero listo

Llamado el "príncipe del reggaetón", Lunay a los 15 años entró al mundo de la música, pero no fue hasta cuatro años después que se convirtió en un fenómeno gracias a su canción "Soltera", que además cuenta con un remix realizado junto a dos íconos del género como son Daddy Yankee y Bad Bunny.

Actualmente el músico tiene más de 12 millones de oyentes mensuales en Spotify y donde Chile tiene un lugar especial, pues Lunay está entre los nuevos artistas más escuchados en Santiago, según cifras relevadas por la misma plataforma.

De allí que se espera que sea en el país donde "El niño" se convierte en todo un éxito. El trabajo saldrá este viernes, una fecha elegida en forma estratégica: pues aparece un día 21, del año 2021 justo el año en que el cantante cumple 21 años, exactamente el próximo 4 de octubre.

A solo horas que aparezca el álbum en las principales plataformas musicales, el puertorriqueño se reconoce "ansioso, pero ready", porque "sé que lo que le vamos a presentar a todos los fanáticos va a ser algo súper grande, algo que llevamos trabajando durante toda la pandemia".

-¿Cómo definirías este nuevo disco?

- Lleno de muchas cosas nuevas, mucho flow nuevo. Tuve la oportunidad de juntarme con muchos productores que no había podido colaborar como Sky Rompiendo, Jancy, Full Harmony, entre otros. Este disco tiene jangueo (carrete), discoteca, tiene música para toda la familia, música con mensajes positivos. Así que yo creo que es un disco bastante completo.

Conociendo a "El Niño"

Producido al igual que "Épico"-su primer álbum- por Chris Jedi y Gaby Music, "El niño" es la primera entrega de su nuevo sello, La Familia, y está compuesto por un total de 15 canciones. Entre ellas hay colaboraciones con músicos como la carioca Anitta ("Todo o nada"), y el boricua Zion ("Otra no").

-¿Existe una diferencia entre "Épico" y el nuevo disco?

- El disco anterior para mí es uno de colección y mis fanáticos siempre me lo hacen saber (...). La diferencia es que van a escuchar mucho, mucho cambio, mucho flow diferente, asimismo en las letras, la música, las pistas, en todo lo que tiene que ver la producción, y sé que se lo van a disfrutar en grande.

-¿Hay alguna canción que prefieras?

- Para mí las 15. A la hora de escoger, desde que Chris Jesi y Gaby Music me enviaron las 15 no las paro de escuchar, y sé que los fanáticos con esa misma energía van a darle play a todos los temas.

- ¿Cómo es la promoción del disco?

- Viene acompañado de unos videoclips. Tengo un par de videos por ahí, faltan todavía hacer unos videos que estamos en eso, esta próxima semana. Son unos videos en que estuvimos bastante envueltos en lo que son las ideas con los directores, con el equipo y todo sigue el concepto de "El niño". Así que lo que van a ver es la casa del niño por dentro, cómo es mi vida por dentro en realidad, y esa parte de ser niño a ser más adulto ya.

- Este año cumples 21. ¿Qué significa para ti llegar a esta edad con este nuevo álbum?

- Primero tengo que darle las gracias a Dios, porque en medio de una pandemia, en medio de tiempos difíciles por los cuales estamos pasando, me permite tener y presentar a mi público un álbum así de completo gracias mi equipo. Y me siento más que bendecido ya que el 21 los fanáticos van a escuchar.

" Tengo que darle las gracias a Dios, porque en medio de una pandemia, en medio de tiempos difíciles por los cuales estamos pasando, me permite tener y presentar a mi público un álbum así de completo".

Lunay Cantante puertorriqueño

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El Nobel Gabriel García Márquez lamentaba que su muerte era la única faceta de su vida sobre la que no podría escribir. Ante esta situación, su hijo, Rodrigo García, decidió abordar esos últimos días en que el escritor, sumido en la demencia, ya no era tal y lo tradujo en la novela "Gabo y Mercedes: Una despedida".

García Márquez falleció el 17 de abril de 2014 en su casa de Ciudad de México, donde se encontraba toda la familia. Ese día apareció un pájaro muerto en el sofá, justo en el sitio donde el escritor colombiano solía sentarse.

El día que Úrsula, uno de sus personajes estrella de "Cien años de soledad" murió, también un Jueves Santo, unas aves desorientadas se estrellaron contra las paredes de la casa de Macondo y cayeron muertas. El paralelismo era evidente y Rodrigo García "se moría de ganas de contarlo".

Una difícil mirada

"Gabo y Mercedes: Una despedida" (Random House) se publica en España y Colombia mañana, y es un paseo, lleno de anécdotas como esa, por las últimas semanas del escritor colombiano luego que un médico informara que se moría, así como también la relación con su mujer, Mercedes Barcha, y el resto de su familia en ese mismo periodo.

"No escribí sobre su experiencia (con la muerte), eso lo estará escribiendo él ahorita en algún lugar", contó García en una conferencia de prensa, asegurando que "nadie escribe por otro escritor". "Pero me apoyé un poquito en esa idea para consolarme a mí mismo de escribir sobre su muerte sin que fuera de una manera demasiado indiscreta", agregó.

Rodrigo, el mayor de sus dos hijos, fue tomando notas durante esos últimos días "con algo de culpabilidad" y "preocupado de no traicionar la vida privada de la familia".

Mientras su madre siguiera viva el libro no iba a ver la luz, aseguró, pero con su muerte el pasado 15 de agosto, Rodrigo abrió a todo el público las puertas de la casa en México y lo que pasó en esos días. "Allí de pie, me gustaría creer que su cerebro, a pesar de la demencia (y quizás con la ayuda de la morfina), es todavía el caldero de creatividad que siempre fue", confiesa en las páginas.

García aborda a Gabo como una persona que en sus últimos momentos no era el padre que él reconocía, sino un extraño que apenas identificaba a nadie. Y también está la etapa anterior, en la que "es consciente que está perdiendo las facultades", y que para él fue más dura, porque el último año y medio ya fue "muy tranquilo, no sufría de ansiedad, estaba tranquilo y eso nos reconfortaba".

"Sabía que el libro iba a ser un viaje difícil, peligroso, con esa preocupación de que tenía que estar bien escrito", afirmó el cineasta, que lo narró en inglés, su lengua de trabajo, que le permite escribir con soltura y mucha velocidad. Cuando acabó pensó en reescribirlo él mismo en español, pero le pareció demasiado duro, y finalmente solo pudo revisar y editar la traducción de Marta Mesa.

"Sabía que el libro iba a ser un viaje difícil, peligroso, con esa preocupación de que tenía que estar bien escrito".

Rodrigo García, Sobre "Gabo y Mercedes: Una despedida"