Correspondencia de Capellanes Castrenses en la Guerra del Pacífico
Así se titula el libro, de 207 páginas, que presentó en abril del 2005 el obispo emérito castrense de Chile, Dn. J. Joaquín Matte Varas, donde da a conocer una selección de cartas enviadas a sus superiores por diferentes capellanes que acompañaron a los combatientes durante la Guerra del Pacífico, correspondencia que estuvo por más de un siglo guardada en el Archivo del Arzobispado de Santiago.
En parte de su ntroducción expresai: "Al llamar la Patria a sus hijos en aquellos difíciles días del año 1879, éstos acudieron desde las regiones más apartadas y de todos los ámbitos" (…) "Sus hijos sacerdotes también se presentaron para estar junto a los combatientes que tanto necesitan de la presencia de Nuestro Señor Jesucristo, para tener la fuerza de ser generosos con la Patria y con el adversario."
El autor dedica ese libro al Ejército y la Armada, por ser ellos "el pueblo que empuña el fusil cuando la Patria está amenazada."
Como en esos tiempos no existía un vicario castrense canónicamente organizado, la autoridad eclesiástica pidió a la Santa Sede las facultades espirituales correspondientes, las que fueron concedidas. Así, el Servicio Religioso de Capellanes Castrenses pudo organizarse tanto para el Ejército como para la Armada.
Las cartas incluidas en el libro fueron escritas por diferentes capellanes que se encontraban asignados al Ejército del Norte y a buques de la Escuadra, como a continuación se indica:
Ejército del Norte
Ruperto Marchant Pereira: Antofagasta, Caracoles y otras localidades.
Florencio Fontecilla Sánchez: Ejército de Operaciones; acompaña a las tropas desde Antofagasta hasta Lima.
José Nicolás Correa Cruzat: Antofagasta, todos los frentes, ocupación de Lima, la Sierra, Concepción y Cajamarca.
Pablo Vallier Escartin: Atención de enfermos en Hospital de Iquique.
Salvador Donoso Rodríguez: Batallas de Miraflores y Chorrillos, ocupación de Lima.
Juan Capistrano Pacheco: Batallón Bulnes (formado y financiado por la Policía de Santiago) hasta la ocupación de Lima.
Eduardo Benavides Olea: Ambulancias y hospitales.
Ramón Saavedra Jiménez: Hospital y Guarnición de Antofagasta.
Escuadra Nacional
Camilo Ortúzar Montt: Blindado "Cochrane", Batalla de Angamos.
Carlos Cruzat Hurtado: Corbeta "O'Higgins".
Enrique Christie Gutiérrez: Blindado "Blanco Encalada", Batalla de Angamos.
Otros capellanes castrenses fueron José Ramón Saavedra y Raimundo Cisternas, destinados a Antofagasta, y Bernardo Bech, a Iquique.
Respecto a la "Esmeralda" y la "Covadonga", que el 21 mayo 1879 no contaban con un capellán a bordo, el capellán Ruperto Marchant, desde Antofagasta, se refirió en forma breve a los combates de Iquique y Punta Gruesa, en carta dirigida el 23 de mayo 1879 a su superior, pro vicario capitular D. Jorge Montes: "Estamos en la mayor zozobra sobre la suerte que habrán corrido la Esmeralda y la Covadonga en su combate con el Huáscar. La pérdida de la Independencia es efectiva, la Covadonga con sus certeros disparos (al decir del Capitán del Lamar, testigo de la acción) concluyó con aquel formidable buque. Anoche, por momentos, creímos ver llegar al Huáscar que nos venía a pagar la visita y por vía de precaución se dio orden de que los transportes se hiciesen a la mar hasta el amanecer; la no venida del monitor ha hecho renacer la esperanza de que nuestros dos buquecitos habrán salido airosos de aquel tan desigual combate. ¡Quiera Dios que así sea!".
Este conjunto de cartas narran las realidades vividas en tierra y a bordo por los diferentes capellanes, constituyendo interesantes antecedentes que enriquecen nuestra historia del siglo antepasado.
por adolfo carrasco lagos