Recomposición de la centroderecha local
Los pasos dados por Renovación Nacional de la mano de Raúl Celis buscan recomponer la estructura de cara a las elecciones de noviembre. Se echa de menos una reacción similar en la UDI y en Evópoli respecto de sus estrategias locales para enfrentar las parlamentarias y presidenciales de fines de año.
Tras la declinación de otras listas a presentar sus candidaturas a la elección regional de Renovación Nacional, el nombre del abogado, exintendente y hoy flamante constituyente, Raúl Celis Montt, se presenta como la carta única para la conducción local del partido tras los desastrosos resultados del 15 y el 16 de mayo, elecciones que enfrentaron con la baja del senador Francisco Chahuán -con su militancia "congelada" por esos días- y la dubitativa coordinación de Carlos Gómez.
Así, RN, alguna vez el principal partido de la zona, eligió a dos convencionales (Ruggero Cozzi, en el Distrito 6; y el propio Celis, en el 7) y apenas tres alcaldes (Daniel Morales, en Limache; Dino Lotito, en Santo Domingo, y Claudia Adasme, en Papudo), cediendo los sillones de Trinidad Rojo (La Calera), Rodrigo Martínez (Casablanca) y Leopoldo González (Juan Fernández).
Más allá del evidente fracaso, se ha percibido en el último cuatrienio un desalineamiento mayúsculo entre sus cuatro diputados, Andrés Celis, Andrés Longton, Camila Flores y Luis Pardo (los dos últimos arrastrados por el hijo de Amelia Herrera), el Gobierno Regional (cuyo intendente, Jorge Martínez, aunque no se note, es militante RN) y sus seremis (Evelyn Mansilla, Rosario Pérez, Leslie Briones, el caído Francisco Álvarez, María Violeta Silva, Patricia Colarte, entre otros, todos de buen desempeño, pero no necesariamente por ello funcionales al desdibujado proyecto partidista regional); los gobernadores (Iván Cisternas, Carolina Corti y Claudio Rodríguez); la tantas veces postergada y díscola presidencia del Core encabezada por Percy Marín; y los arrebatos del antiguo militante y exprecandidato a mil cargos, pero finalmente dueño de nada, Jaime Perry.
Más allá de puñaladas tales como la filtración de un imprudente audio de Chahuán en el Club de Viña, las burdas operaciones a través de un "medio" digital que pareciera trabajar por encargo, el "borronazo" de la lista regional de octubre de 2018 y tantos otros episodios, Renovación Nacional requiere de un liderazgo claro y firme que hoy solo Raúl Celis puede darle, sin transar principios ni caer en los equívocos que lo llevaron a la desafección con el partido alguna vez o a inscribir autoridades en las nóminas del partido solo por conveniencia, como fue el citado fichaje de Jorge Martínez.
Tal autocrítica, exigida a través de este mismo espacio hace algunos días, sería bueno verla en la Unión Demócrata Independiente (UDI), que aún parece más dispuesta a ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio, o el taciturno Evópoli, cuya administración local claramente consiguió deshacer el camino trazado en los últimos años por destacados dirigentes como Claudio Oliva, Georg Hübner o María de los Ángeles de la Paz. El PRI, por su parte, cual león herido tras la "traición" de Concón, va a cobrar su revancha.
A la hora de los balances, y siendo honestos, la centroderecha nos entregó la que quizás sea la peor administración política local de los últimos veinte años, solo a la par de la mediocre gestión de Ricardo Bravo en la primera mitad de Bachelet II. ¿Por qué tanto miedo y reticencia a reconocer que los grandes fiascos (gestión, astucia, cercanía, sintonía, timing, Obras Públicas, Economía, Transportes) fueron responsabilidad, en un buen grado, de los propios partidos?