El estrés y sus implicancias en el sistema inmune de las personas
ACADÉMICA DE TECNOLOGÍA MÉDICA PUCV SEÑALA QUE ESTE CUADRO PUEDE AFECTAR A NUESTRO ORGANISMO DISMINUYENDO LAS CÉLULAS QUE PRODUCEN ANTICUERPOS, ENTRE OTRAS ALTERACIONES.
En 1973, Hans Selye acuñó el término estrés para describir "la respuesta no específica del cuerpo a cualquier demanda que sobre él se ejerce".
Según Elizabeth Troncoso, académica de la carrera de Tecnología Médica PUCV, hay "dos tipos de estrés: el positivo y saludable, que nos puede ayudar a dar lo mejor de nosotros, y el distrés -que puede ser real o imaginario-, capaz de provocar cambios en el sistema inmunológico, llegando a ser perjudicial a nivel sistémico".
El estrés crónico presenta una liberación exagerada y sostenida de adrenalina y cortisol: siendo la primera la encargada de ponernos en alerta en situaciones de tensión al aumentar la frecuencia cardiaca y elevar la presión arterial, y la segunda de aumentar los niveles de azúcar en la sangre, la actividad de la amígdala cerebral (almacén de emociones) y disminuir la actividad del hipocampo (almacén de la memoria).
"El estrés crónico puede suprimir las respuestas inmunitarias protectoras al disminuir la cantidad de leucocitos B, que son las células que producen anticuerpos, así como la actividad y función de las células NK o linfocitos, que eliminan espontáneamente las células infectadas por distintos microorganismos", explica la docente.
La población microbiana o microbiota de nuestrocuerpo favorece la salud y el bienestar. El microbioma de cada persona es único y ha evolucionado por miles de años, aunque puede modificarse o provocar un desequilibrio por factores como alimentación, estrés, obesidad, uso de medicamentos como antibióticos o laxantes, y hábitos de higiene.
La profesora de Tecnología Médica PUCV detalla quevarios estudios "vinculan el estrés y el eje microbiota intestino-cerebro y sus respuestas neuroendocrinas y neuroinflamatorias implicadas durante condiciones prolongadas de estrés. Así, el estrés crónico afecta el ecosistema microbiano y la permeabilidad intestinal, y con ello el intercambio de información entre las bacterias y el cerebro. Tales desórdenes se han encontrado en diversas psicopatologías, como la depresión, esquizofrenia, entre otras".
Es fundamental reconocer las señales de estrés en cada uno de nosotros y buscar las herramientas para convivir con él. Entre ellas se cuentan:
• Alimentación saludable: el consumo de prebióticos y probióticos aumentan la concentración de microorganismos "buenos" en nuestro intestino.
• Actividad física: genera endorfinas, que son neurotransmisores que nos hacen sentir bien.
• Contacto con la naturaleza: disminuye las concentraciones de cortisol.
• Respiración consciente: estimula el sistema nervioso simpático y parasimpático.
• Meditación: permite disminuir la frecuencia respiratoria y cardiaca, y aumenta las ondas cerebrales alfa.