Sebastián Moreno: "Valparaíso es la obra maestra de Sergio Larraín"
CINE. El documentalista entrega detalles de su trabajo sobre el fotógrafo, el que se estrena este viernes a través de la plataforma de Puntoticket.
El documentalista chileno Sebastián Moreno ("Habeas Corpus", "Guerrero") tenía unos 13 o 14 años cuando su padre -el fotógrafo cofundadores de la Asociación de Fotógrafos Independientes (AFI), José Moreno-, lo invitó a Ovalle. ¿El objetivo? Visitar al único chileno que había trabajado para la Agencia Magnum: Sergio Larraín Echenique (1931 - 2012).
"Pero yo estaba en otra", reconoce el cineasta, asegurando eso sí que con el tiempo supo más de él. Por lo que al momento de abordar su figura para el documental "Sergio Larraín: El instante eterno", que se estrena este viernes (ver ficha), ya "conocía su trabajo, en el laboratorio de mi papá y en el Archivo Fotográfico de la Universidad de Chile, donde él trabajaba, habían fotos de Sergio".
"Era uno de los fotógrafos más que había que conocer, porque eran los fotógrafos chilenos que destacaban", asegura el cineasta, quien dice que el hecho de no haber podido compartir con él es "quizás por lo que vamos en búsqueda de Sergio y sus rastros, todas las huellas que dejó".
Un trabajo largo
Sin embargo, no fue un camino fácil, sobre todo sabiendo que todo lo que rodeaba a Sergio Larraín era "bien hermético, había poca información, la familia no hablaba, era muy difícil el acceso a Magnum, casi imposible", dice el realizador.
"Entonces, al inicio ya había muchas restricciones", agrega, contando que pensó: "Lo voy a hacer igual, hagámoslo igual, y que esté quien quiera estar". "Fuimos con mucho desapego, sin forzar nada, sin sentir que teníamos que llegar a ninguna parte, donde llegáramos iba a estar bien. Y siempre son un poco aventuras estas investigaciones documentales", sostiene.
"Yo creo que esa misma actitud, ahora mirando con el tiempo, ayudó a llegar muy profundo a lugares y acceder a testimonios, archivos y materiales muy valiosos que nos acercan mucho a Sergio: podemos verlo en distintas etapas de su vida, desde niño a adulto, a viejo incluso; podemos escucharlo, verlo; y los testimonios que además hay en la película son de personas que fueron muy, muy cercanas", detalla el realizador.
Es así como contó con el apoyo de los hijos y hermanos de Sergio Larraín, así como de amigos; llegó a acuerdo con la Agencia Magnum para poder revisar sus archivos; e incluso, pudo entrar a las bodegas del Museo de Arte Moderno (Moma, de Nueva York) para ver las piezas que éste conserva.
Es así como entre las cosas que se podrán ver en la cinta hay grandes hallazgos. Una de las que destaca Sebastián Moreno son las tiras de contacto -pruebas que se hacían antiguamente para que los fotógrafos eligieran aquellas que querían ampliar-, que hizo Larraín de sus fotografías, incluidas algunas de Valparaíso -una de las cuales acompaña esta nota-, y donde aparecen los apuntes que él mismo realizó.
"Eso fue un descubrimiento que estaba en Magnum, que estaba muy bien guardado en carpetas. Yo pasé casi un mes revisando estas tiras de contacto, descubriendo conexiones, personajes. Hay mucha información en las tiras de contacto", manifiesta el realizador, como el que hay búsqueda que realiza su autor de la toma perfecta.
A éste se suman imágenes captadas por Larraín cuando tenía unos 19, 20 años, y que corresponden a un periodo muy anterior a sus trabajos más famosas. "Esas fotos ya tienen una mirada súper potente, se ve el ojo de Larraín en que construye relato, construye geometría. O sea, ya es un ojo muy formado", detalla Sebastián Moreno.
Valparaíso eterno
Sergio Larraín para Valparaíso fue muy importante. O más bien, la ciudad fue relevante para el fotógrafo, ya que el único libro que existe con su trabajo precisamente contiene las imágenes que captó acá, siendo considerado uno de los mejores retratistas del Puerto.
"Valparaíso es la obra maestra de Sergio Larraín", afirma Sebastián Moreno, y detalla: "Sergio fotografió el Puerto durante 50 años: desde el año '42 hasta el '92. Yo encontré unas cartas en las que ya retirado, en Ovalle, él decidió volver a Valparaíso. Y una tarde se tomó un bus desde Ovalle, viajó toda la noche y llegó de madrugada al Puerto, y se bajó, y estuvo todo el día tomando fotos , y en la noche se tomó otra micro de vuelta".
"Esas fotos existen -manifiesta el cineasta-, y claro son distintas, por supuesto, a las fotografías de los años '50 y '60, pero porque él también ya es distinto. Es otra persona, él es un hombre al que le han pasado cosas y ha cambiado". "Pero lo bonito de ese descubrimiento en las cartas fue que Sergio nunca abandonó su pasión por la fotografía y por el Puerto", asegura.
Para enteder a Sergio
Sebastián Moreno dice estar contento de estrenar esta película que lleva pensando y haciendo hace seis años. No sabe lo que pasará con este trabajo una vez que quede para que todo el público lo vea, pero considera que "más que responder preguntas en la película sobre Sergio, abre nuevas interrogantes sobre él y los mundos que habitó".
Ello, porque según explica, Larraín "no fue sólo un fotógrafo, también fue un gran buscador espiritual. Atravesó por el grupo Arica con Claudio Naranjo, con Oscar Ichazo. Hubo ahí un momento muy importante a fines de los '60, cuando estaban ocurriendo todas las revoluciones políticas en el mundo, ellos estaban haciendo su propia revolución espiritual".
Conocer este aspescto, para el cineasta, es fundamental a la hora de "entender la obra de Sergio Larraín, sus fotografías, textos, pinturas, hay que conocer su biografía". En este sentido, considera que con ver la película se "descubre algo más en las fotos que uno intuía".
"Cuando uno ve las fotos de Larraín son interesantísimas, pero uno sabe por qué. Hay algo allí en la construcción de la imagen que uno no sabe por qué, y la película te lo explica, La película te cuenta por qué es interesante lo que estás viendo, por qué son tan potentes las fotografías de Larraín, pese a que son fotografías extrañas", asegura el cineasta.
Raras, porque como dice Moreno, "a veces los personajes etán cortados en la cabeza o en las manos. O sea, no son en encuadres convencionales, son encuadres atípicos que, sin embargo, funcionan, que tienen un equilibrio en sí mismos". "Yo creo que si uno sale de la película, un poco más ilustrado o preparado para leer una fotografía, creo que ha valido la pena", afirma.
"Creo que si uno sale de la película, un poco más ilustrado o preparado para leer una fotografía, creo que ha valido la pena".
Sebastián Moreno, Director de "Sergio Larraín: El instante eterno"
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