"No creo que la voluntad electoral haya quedado marcada para siempre"
El voto en la era de la información es volátil e infiel, afirma el intelectual porteño en alusión a las sorpresas deparadas por las urnas en la última década. Y así como hoy se inclinó por la izquierda, dice, mañana o pasado puede volver a votar por la derecha o la centroizquierda.
"Al igual que todo el mundo, yo no preveía un resultado tan sorprendente como el que se produjo", sobre todo en la elección de convencionales constituyentes, admite el sociólogo, académico, escritor y columnista Ernesto Ottone Fernández, invitado frecuente a los más diversos espacios de análisis de la actualidad, sobre todo en estas semanas caracterizadas por la búsqueda de respuestas.
"El voto en la sociedad de la era de la información es extremadamente volátil, infiel, no guarda correspondencia con las categorías y sectores sociales que hoy no tienen una posición política permanente", plantea el exsecretario ejecutivo adjunto de la CEPAL y exjefe de asesores del Presidente Ricardo Lagos, en alusión al vuelco de un electorado que hace menos de cuatro años llevó a la derecha al poder por segunda vez en una década y que ahora opta por la izquierda del Partido Comunista, el Frente Amplio y los independientes de la Lista del Pueblo.
"Pero igualmente mañana o pasado puede volver a votar por un candidato de derecha o de centroizquierda. Es un dato que hay que tener en cuenta. Por eso yo tampoco considero que la voluntad electoral haya quedado marcada para siempre en Chile", agrega el exalumno de la PUCV y doctor en Ciencias Políticas en la Universidad de París III, La Sorbonne Nouvelle, quien también aborda aquí el complejo momento de la centroizquierda, donde, dice, hace mucho que las cosas no se hacen bien "porque hay ausencia de convicciones, de memoria histórica y de proyecciones hacia el futuro".
Lo que más le preocupa es que la Convención Constitucional pueda lograr "un texto avanzado, democrático y progresista", que ayude a superar los problemas del país "y sea capaz de generar un marco para un Estado con capacidad estratégica, más fuerte y musculoso para hacer avanzar a Chile, y con un mercado que funcione mejor, sin colusiones ni abusos", de modo "que nadie salga muy contento, pero tampoco muy triste. O que quienes terminen apenados sean aquellos de los extremos, que tienen verdades absolutas".
Porteño, playanchino y wanderino, el autor de El Viaje Rojo. Un ejercicio de memoria; Después de La Quimera, en conjunto con Sergio Muñoz Riveros; Marx y sus amigos, y La democracia en la neblina, entre otros numerosos libros, ya tiene lista una nueva obra, esa vez sobre Valparaíso, que Ediciones Catalonia publicará el próximo semestre.
Sin propuesta de futuro
- ¿Vio venir el resultado de las mega elecciones del domingo 16?
- Hay varios resultados. Está el de la Convención, que no lo vio venir nadie; el municipal, que es un poco distinto, y el de gobernadores que es más diferente. El de la Convención es el menos tradicional, ya que las encuestas o los cálculos que se hacían eran en base a la forma de elección del sistema político. Y había un factor distinto en el sistema electoral que quienes decidieron utilizarlo -los independientes- lo hicieron muy fructíferamente. De alguna manera se preveía que la derecha iba a bajar por el derrumbe en el apoyo al Gobierno, pero cayó más de lo que se pensaba. Y que a la centroizquierda tampoco le iba a ir bien…¿cómo podía ser lo contrario si tenía un gran enredo en su interior? Eso hace que se perciba como mayor el avance del PC y del FA, que fue una expansión ligada al descenso de los otros. Pero el elemento quizá más novedoso es la elección del sector de independientes que se preveía iban a obtener menos representación.
- Muchos preveían que el costo de la gestión del Gobierno se iba a traspasar a la derecha, pero no que a la centroizquierda le iba a ir tan mal. ¿A qué lo atribuye usted?
-Creo que la centroizquierda viene mal de antes. A una fuerza política que no defiende su propia obra, que no cree que realizó un aporte en el pasado reciente y que no tiene conciencia de la necesidad de renovar y ampliar su discurso reformador, naturalmente le va a ir mal. Porque si tiende a buscar alianza con la izquierda radical, que es una visión rupturista, en algún sentido revolucionaria o populista, tanto en el caso del Partido Comunista como en sectores del Frente Amplio y de la nueva Lista del Pueblo, distinta a la socialdemocracia y su vocación reformadora, si está mirando para allá, no puede reforzarse ella misma para tener una propuesta de futuro. Es natural que esa caída sea muy fuerte, pero desde el punto de vista político hay que analizar los cuatro votos.
Las razones del voto infiel
- ¿Cómo interpretar que el electorado que hace menos de cuatro años elegía por segunda vez a Sebastián Piñera con casi 55% de los votos ahora se vuelque mayoritariamente hacia el Partido Comunista, el Frente Amplio y los independientes de izquierda como la Lista del Pueblo?
- Creo que en la sociedad de la información, post industrial, en la que estamos, pesan menos que en la sociedad industrial las categorías sociales, las clases, los grupos sociales como tales, que tenían cierta posición política de largo plazo. Hoy las sociedades son mucho más fragmentadas, más individualizadas, y por lo tanto las preferencias electorales populares son mucho más volátiles. Entonces uno se puede encontrar con una sociedad que hace cuatro años votó por Piñera y hoy lo hace por una izquierda radical. Pero igualmente mañana o pasado puede volver a votar por un candidato de derecha o de centroizquierda. El voto en la sociedad de la era de la información -y esto se puede ver no solo en Chile sino en el mundo- es extremadamente líquido, es un voto infiel, que no tiene correspondencia entre categoría social y toma de posición política. Es mucho más emotivo que racional. Es un dato que hay que tener en cuenta. Por eso yo tampoco considero que la voluntad electoral haya quedado marcada para siempre en Chile. Mañana puede variar.
- ¿Comparte la mirada de Heraldo Muñoz en el sentido de que el PPD ya cumplió su ciclo vital y es hora de superarlo como instrumento político?
- Ese es el tipo de declaraciones que suponen que las cosas se fijaron para siempre. Sin duda, los partidos políticos viven una crisis profunda -todos vimos el sainete de la inscripción, una verdadera teleserie-, pero eso no quiere decir que van a desaparecer. Lo claro es que tienen que cambiar. Hay que ver. Esa opinión refleja más bien un estado de ánimo. Por supuesto, Heraldo Muñoz tenía razones para estar desencantado, fue un día muy nefasto para su sector.
- Él mismo apunta a que se tendría que crear un nuevo referente de centroizquierda, incorporando a la corriente ecologista e independientes.
- Por supuesto, yo creo que en este momento hay un espacio vacío en la centroizquierda, pero veo pocos esfuerzos para llenarlo. Cuando un sector importante del PS mira hacia la izquierda radical, lo que se percibe es un matrimonio desavenido entre el PPD, el PS y la DC. Pienso que el tema de hoy no es inventar orgánicas, sino que haya un sector que interprete un pensamiento reformador en Chile, que es necesario y hace falta, que logró muchas cosas para el país en el pasado reciente, pero eso no lo veo cercano.
Verdad estadística y perceptible
- ¿Qué responsabilidad tienen los dirigentes, considerando que tras la derrota solo ha renunciado el extimonel de la DC?
- No sé si lo ocurrido ha sido objeto de reflexiones muy serias. Creo que no tienen una gran conciencia de que no lo están haciendo bien -porque se echan la culpa unos con otros-, de que aquí hay un error colectivo, político y cultural desde hace bastante tiempo. Pienso que en los últimos 10 años Chile ha ido para abajo, tanto en las administraciones de derecha como de centroizquierda. El país dejó de tener una propulsión positiva.
- ¿Es una declinación en todo aspecto?
- Hablo desde la perspectiva de la conducción política y naturalmente eso tiene un efecto económico y social, se avanza menos en los indicadores sociales, en lo económico y en lo político, y se ha creado una gran desconfianza con las instituciones públicas, privadas y morales, y en particular con los partidos políticos. Pero Chile sigue estando a la cabeza en América Latina, pese a todos los problemas que tenemos. ¿Si el país ha avanzado, por qué la gente está en una posición tan desconfiada y crítica? ¿Por qué le va tan bien a la izquierda radical y al populismo radical?
- ¿Por qué cree usted que pasa eso?
La centroizquierda viene mal de antes. A una fuerza política que no defiende su propia obra, que no cree que realizó un aporte en el pasado reciente y que no tiene conciencia de la necesidad de renovar y ampliar su discurso reformador, naturalmente le va a ir mal".
La Convención requiere '30 justos', gente de distintas posiciones pero dispuesta a dialogar, a ponerse de acuerdo, a buscar soluciones y que pueda influir a una mayoría que no logre todo lo que quiere, pero sí un resultado aceptable, de tal manera que nadie salga muy contento, pero tampoco muy triste".
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