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- Por muchas razones, entre otras porque tengo la impresión de que le pasó algo similar a la Nueva Mayoría una vez alcanzado el poder, en el sentido que se produce un cierto conformismo, un cierto aburguesamiento al entrar a la administración pública. Y ese ingreso a cargos de Gobierno tuvo como contrapartida el abandono del trabajo territorial. También incidió el hecho de que la centroderecha a mi juicio ha concentrado sus esfuerzos en los últimos años en un discurso muy economicista, reducido casi exclusivamente a la eficiencia, en circunstancias que para entusiasmar a la población un discurso debe ir mucho más allá de eso. Creo que hoy el sector necesita muchos más sociólogos, psicólogos, historiadores e intelectuales antes que exclusivamente economistas.
-¿Cuáles fueron sus motivaciones para presentarse a la presidencia regional de Renovación Nacional?
-Las razones por las cuales me presenté a la Convención Constitucional y acepté ser candidato a la presidencia regional de Renovación Nacional obedecen a mi preocupación por la crisis de las instituciones políticas en nuestro país. Es muy lamentable que el lugar que agrupa a la gran mayoría de estas instituciones, que es la Constitución Política, haya tenido una participación electoral de solo un 43% de los votos. Creo que esa abstención en nada ayuda a recuperar la legitimidad de las instituciones y, en ese sentido, espero que se reponga el voto obligatorio, que la participación en las elecciones parlamentarias y presidenciales de noviembre aumente de manera importante y se tome conciencia de una vez por todas de la gravedad del momento que vive el país. Uno sabe cómo comienzan las crisis -en este caso del 18 de octubre de 2019-, pero no cómo terminan. Para que no termine mal es importante que las personas se comprometan con la política, y un compromiso mínimo es el de ir a votar. De lo contrario, el país correrá el riesgo de un destino no solo incierto, sino que con altas probabilidades de fracaso.
Corregir fallas y no lamentarse más
- ¿El hecho de que en convencionales Vamos por Chile lograra elegir solo tres de los cinco o seis que esperaba sacar en los dos distritos revela una interpretación poco realista del escenario electoral?
- Nunca estuve muy optimista en cuanto al resultado del número de convencionales que íbamos a obtener en la región, y eso me lo habían transmitido también candidatos del Distrito 6, que me señalaron que un buen resultado era elegir dos convencionales. Yo partía de la base que en el 7 obteníamos dos, en el mejor de los casos tres, de manera que para mí no fue del todo sorpresivo. Adicionalmente, me parece que en las otras listas hubo muy buenos candidatos y eso contribuyó a que en la costa no alcanzáramos a sacar un tercer constituyente, y a que en la zona interior la votación no alcanzara para un segundo.
-¿Cómo describiría el ánimo al interior de la coalición con miras a las primarias de julio y las presidenciales de noviembre? La autocrítica habla de falta de caras y temas nuevos, de carencia de contenido para defender las ideas del sector, falta de empatía de la coalición con la ciudadanía.
-Después de que se produce un golpe como el recibido, hay que tomar un poco de distancia en el tiempo para formular juicios más certeros. Pienso que no existen razones para tan fuerte negativismo, dado que si uno revisa las votaciones de la derecha desde los años 90, en general siempre ha estado por sobre el 40%, cercana a 44% de promedio. Entonces, un ánimo derrotista por anticipado constituye un grave error. Lo que corresponde hacer es detectar cuáles son las fallas, enfrentarlas y superarlas. En eso debería concentrarse la coalición y no en lamentarse por el resultado. De hecho, en los últimos años se han generado también aspectos muy positivos, como una cantidad de intelectuales jóvenes sumamente valiosos, entre ellos destaco a los agrupados en el Instituto de Estudios de la Sociedad, de modo que la supuesta carencia de relato del sector no es tan efectiva. Lo que ocurre es que no se les ha dado la importancia que siempre debieron haber tenido. Si uno analiza fríamente la situación, el panorama no tiene por qué ser tan desalentador: si hace tres años el Presidente obtuvo el 55% de los votos, no hay por qué creer que hoy representamos apenas al 20% de los chilenos.
- Precisamente, con Sebastián Piñera la centroderecha logró llegar dos veces a La Moneda en una década después de medio siglo afuera. ¿Qué le pasó al sector? ¿La responsabilidad recae solo en el Gobierno?
-No recae solo en el Gobierno. Aquí hay una enorme cantidad de factores a algunos de los cuales ya me referí. La pandemia y sus consecuencias económicas y emocionales; la crisis de las instituciones políticas; un porcentaje importante de abstención electoral como forma de castigo; el exceso del discurso reducido a la eficiencia, y así sucesivamente.
Mantenerse en los cargos
- A nivel regional tanto usted como el los excandidatos a gobernador Manuel Millones y a alcalde de Concón Ricardo Urenda, y el diputado Longton responsabilizan en medida importante de la derrota al intendente Jorge Martínez. ¿Por qué?
- Yo no he dicho eso. Sí manifesté que el Gobierno Regional se mostró muy poco colaborador con las candidaturas del sector y que, por ejemplo, el candidato a gobernador, Manuel Millones, no había tenido ningún contacto con el intendente en los últimos cuatro meses. O que en mi caso, al día siguiente de la elección recibí una llamada de felicitación del Presidente Piñera, con quien mantengo una relación distante desde hace años, y ninguna del intendente Martínez. Creo que el Gobierno Regional debió haber asumido un mayor compromiso con las candidaturas de la centroderecha resguardando todas las medidas y directrices fijadas por la Contraloría. Más que prescindencia por parte el Gobierno Regional, pienso que primó una comodidad por aferrarse y mantenerse en los cargos de la administración pública que hoy detentan antes que ayudar a las personas de sus filas que se jugaron el riesgo de una candidatura.
- Mientras Millones, Urenda y Longton hablan de ausencia del intendente, otro dirigente como Carlos Gómez, de RN, no encuentra omisiones en su actuación y recuerda que observó la prescindencia que le correspondía.
- Una cosa es la prescindencia, y corresponde que un gobierno no se matricule activamente con una candidatura, pero otra cosa es una colaboración mínima conforme lo ha dictaminado la propia Contraloría. Fuera de las horas de servicio los funcionarios públicos, como ha ocurrido en muchas campañas, podrían haber colaborado activamente con las de quienes sí estuvieron dispuestos a asumir la tarea de ser candidatos.
- ¿En lo personal le molesta que no lo haya llamado el intendente, lo que sí hizo el Presidente?
- Para nada. Me llama la atención que me llame el Presidente, así como muchas otras autoridades, y ni siquiera tener un llamado del intendente. Un intendente comprometido con la causa por lo menos llama a los ganadores de su sector para felicitarlos y a los perdedores para solidarizar con ellos. Yo lo hice cuando fui intendente y ahora como candidato. En política las formas importan mucho.
-¿Usted diría que los dirigentes políticos y parlamentarios de la coalición a nivel regional sí se jugaron por los candidatos o les asigna alguna responsabilidad a ellos también?
-Yo puedo hablar por mi candidatura, que prácticamente la hice solo, con un equipo muy reducido, con un financiamiento que en su mayor parte fue personal, lo que afortunadamente me entregará mucha independencia al cumplir mi labor como constituyente. En lo personal no pedí ayuda a los parlamentarios, sí me la ofrecieron algunos de ellos. Pero mi campaña era más bien conceptual, donde no se requería demasiada colaboración de los legisladores.
Una convención muy fragmentada
- Dado el mapa político de la Convención, ¿cómo cree que va a ser su funcionamiento y cómo se va a dar el diálogo en su interior? La izquierda y los independientes de esa línea quedaron prácticamente en condiciones de imponer sus contenidos.
- Yo discrepo de esa interpretación. Lo que tenemos es una Convención muy fragmentada, donde nadie tiene mayoría. Sí uno puede afirmar que va a costar más llegar a acuerdos y cumplir con los quorum de dos tercios. Sin embargo, en mi opinión, la lógica que se va a seguir en la Convención será la de formar mayorías por materias, por ejemplo en la descentralización, que van a cubrir a casi todo el espectro político y los consensos van a ser bastante rápidos y generalizados. La clave para el entendimiento será por temas más que por las listas que representaron los constituyentes.
- ¿O sea usted descarta que pueda salir de aquí una Constitución radical como plantean los partidarios de que se prohíba la inversión extranjera, quieren que sólo haya minería estatal y que los recursos naturales pasen a manos del Estado?
- Sí, lo descarto, fundamentalmente por la composición de la Convención, donde pienso que van a primar las personas más razonables. Si uno suma los constituyentes de Vamos por Chile, de la Lista del Apruebo, Independientes por una nueva Constitución y diversos representantes de los pueblos originarios, probablemente se va a encontrar con un número de constituyentes mayor que aquellos que formulan esos discursos extremistas. El resumen de este resultado electoral es de alta incertidumbre por su fragmentación, pero eso también tiene la ventaja de que obliga a conversar y a negociar. El sentido del término Convención es el de llegar a convenios, acuerdos, y confío en que eso necesariamente se va a producir por este escenario donde nadie va a poder imponer su visión a los demás.
-¿Cuáles son los contenidos mínimos fundamentales que a su juicio debe tener la nueva Constitución y qué derechos sociales le parece que deben estar incorporados?
-Yo iré a la Convención con un ánimo de bastante apertura. Creo que si uno no va en esa disposición, las cosas no saldrán bien. En consecuencia, estoy abierto a escuchar las posiciones y las fundamentaciones que se vayan formulando e ir resolviendo las materias buscando llegar a acuerdos razonables para el país. No me cabe duda que los 155 constituyentes queremos lo mejor para Chile y en consecuencia la radicalidad que han demostrado algunas personas a mi juicio responde a un entusiasmo post electoral que con el tiempo debiera decantar para después primar un ambiente de mayor racionalidad que emocionalidad.
-¿Qué espera usted del proceso constitucional?
-Espero que logremos acordar una Constitución que represente de la mejor forma posible al Chile de hoy, pero que además pueda proyectarse en el tiempo. Si avanzan posiciones radicales o extremistas será un texto de poca duración. Ojalá lleguemos a posiciones razonables que respeten la tradición constitucional que ha tenido Chile por más de 200 años, dejando de lado la radicalidad que sin duda terminará siendo efímera. 2
Espero que logremos acordar una Constitución que represente de la mejor forma posible al Chile de hoy, pero que además pueda proyectarse en el tiempo. Ojalá lleguemos a posiciones razonables que respeten la tradición constitucional que ha tenido Chile por más de 200 años, dejando de lado la radicalidad que sin duda terminará siendo efímera".
Desde los años 90, las votaciones de la derecha siempre han estado por sobre el 40%. Un ánimo derrotista por anticipado constituye un grave error. El panorama no tiene por qué ser tan desalentador: si hace tres años el Presidente obtuvo el 55% de los votos, no hay por qué creer que hoy representamos apenas al 20% de los chilenos".
El Gobierno Regional debió haber asumido un mayor compromiso con las candidaturas de la centroderecha resguardando todas las directrices fijadas por la Contraloría (...) Fuera de las horas de servicio los funcionarios públicos, como ha ocurrido en muchas campañas, podrían haber colaborado activamente".
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