Citroën XM: la revolución, la fuerza, la voz de los 90 Clásicos
Presentado en 1989, el Citroën XM acaparó aplausos y portadas por su diseño e innovaciones tecnológicas. Un adelantado para su época, sin discusión. Fue el primer coche de la casa francesa equipado con el sistema hidroneumático que se gestionaba electrónicamente.
De los comentarios, se destacaba un nivel de confort elevado, en el que la coincidencia era una sola: viajar en él era un verdadero placer. A nadie le extrañó que resultara elegido "Auto del Año 1990", alargando su periodo de fabricación hasta el 2000. Es decir fue el heredero aclamado que Citroën buscaba tras el reinado del CX, que venía desde 1974.
El nombre era la combinación de la 'X' propia de los Citroën de la época con la 'M' de Maserati, al estar el diseño del nuevo modelo inspirado en el del icónico Citroën SM, el coupé fabricado por Citroën y Maserati (1970-1975). Bueno, el inconfundible trazo de Bertone lo desborda.
Cuando en 1989 se presentó el Citroën XM dejó a todos con la boca abierta y captó de inmediato el interés de los puristas de la tecnología Citroën al ofrecer, por primera vez después de los tiempos del SM, un motor de seis cilindros en "V" potente y silencioso (200 caballos).
Se desarrollaron y se lanzaron, asimismo, versiones más económicas, como la que utilizaba el motor de cuatro cilindros y dos litros bencina o la versión diésel con una moderna culata de tres válvulas por cilindro, muy silencioso y de bajo consumo. Pese a ser menos potente que el turbodiésel del CX, dio al XM una excelente velocidad con una eficiancia mejorada gracias a la óptima aerodinámica de la carrocería, con un coeficiente de penetración de 0,28, un valor excepcional.
Pero muchos afirman que la auténtica revolución, presente por primera vez en el XM, fue la gran difusión de la electrónica que, en primicia absoluta y a través de la suspensión Hydractive, gestionaba la altura libre del XM, adaptándola en 5 centésimas de segundo. t