Compañía porteña presenta monólogo realizado en un Valparaíso desierto
ARTES ESCÉNICAS. Teatro Container grabó el año pasado "Más grande que yo", que se estrena mañana en Teatroamil.tv.
Un Valparaíso completamente vacío es lo primero que llama la atención en "Más grande que yo", adaptación al formato audiovisual del monólogo homónimo escrito por la francesa Nathalie Fillion y que realizó la compañía porteña Teatro Container.
Pero no es lo único, porque pronto se ve la relación entre el texto y las calles desiertas, los rayados de las paredes y los animales que habitan la ciudad. Algo que se podrá ver a contar de mañana viernes, a través de Teatroamil.tv (ver recuadro), como parte del Ciclo Teatro Hoy que la Fundación lleva realizando hace una década y que, producto de la pandemia, se está haciendo en formato virtual.
Interesantes cruces
Nicolás Eyzaguirre Bravo es el director de esta propuesta, y cuenta que todo partió de una invitación que les hizo Santiago Off para participar del Encuentro de Dramaturgia Europea Contemporánea (EDEC), que impulsa el Instituto Francés y el Goethe-Institut, entre otros organismos internacionales. La idea era hacer una lectura dramatizada grabada, y "nosotros dijimos 'bueno, en vez de grabar a dos actores o a una actriz leyendo, podríamos tratar de incursionar un poco en la ciudad que es el espacio donde siempre hemos trabajado'", comenta Eyzaguirre.
Con esta idea en mente seleccionaron el texto, y luego comenzó "el diálogo entre las lecturas del texto y pensar dónde situarlos. Esto también fue interesante, porque el texto habla sobre el mar, por ejemplo. (...) Entonces, en torno a lo que va diciendo el texto, seleccionamos lugares", describe el director, asegurando que al momento ya de comenzar a grabar "fue con la idea, un poco, del teatro de calle que hacemos. En el sentido, que vamos, tenemos todos los materiales, y lo que sea que vamos".
A cargo de la grabación estuvo Kevin Morizur, quien lleva 10 años trabajando con la compañía haciendo los registros de sus puestas en escena. "Estamos acostumbrados a una ciudad muy viva, con la cual jugamos y hemos hecho teatro en múltiples lugares. Teníamos una visión de eventos masivos, con mucho público, entonces claramente esta experiencia ha sido bien particular y especial para nosotros de tratar de pasar un texto dramático por el ojo de una cámara y nuestra mirada también como directores teatrales", afirma.
En cuanto a la propia experiencia de grabar, dice que "hay una toma bien impresionante que es cuando estamos al pie del reloj Turri y efectivamente no había nadie, ni en la ventana, ni un vehículo", asegurando que "todos nuestros extras son gaviotas, pelícanos, perros, gatos". "Esto lo pudimos apreciar una vez que bajamos las imágenes al computador y teníamos un set de grabación que cualquier producción quisiera", añade.
"Es muy potente lo que pasa ahí en el cruce con el texto -continúa Eyzaguirre Bravo-, que habla un poco de una generación que crece en los años '90, en una cierta inconciencia del crecimiento económico ilusorio, en esta burbuja (...); toda esta inconciencia que va generando un desastre ecológico, por una parte, y nos va produciendo, ahora evidentemente, que el mundo tal como lo conocemos va a dejar de existir".
"Esta sensación posapocalíptica que domina en nuestra actualidad, que se reafirma de forma muy fuerte en esta ciudad vacía", acota. Y asegura: "Escuchar esos textos, al mismo tiempo que ver a la actriz Nury Ortego, una imagen de ella en bicicleta paseando por la ciudad desierta incrementa muy fuerte lo que está descrito en el texto".
"Al mismo tiempo, algo que hasta ahora seguimos viendo, cada vez que vemos de nuevo el trabajo, descubrimos nuevas relaciones entre el texto y lo que está escrito en las paredes", comenta el director, quien considera que esos mensajes son parte de un momento que se está viviendo, por lo que esta puesta en escena puede convertirse en el tiempo en un aporte documental.
Para Morizur este trabajo es "una linda propuesta y un hermoso ejemplo de trabajo en colaboración entre un texto dramático y nuestra visión de la ciudad, y traspasarlo a la pantalla. Un lindo proceso que se podría replicar con nuevos dramaturgos".
Algo puntual en la crisis
"A este trabajo le dedicamos tiempo, arte y profesionalismo. Pero es algo puntual dentro de lo que estamos pasando", comenta Kevin Morizur respecto al año y medio que llevan paralizados, y sin un horizonte claro de poder volver a lo presencial.
"Las señales que han dado por parte de la Ministra o del Poder Ejecutivo es que no somos una necesidad. Hasta, no sé, meses atrás podíamos sacar permisos para poder ir a trabajar, ahora estamos fuera de los rubros aceptados; mientras vemos que Fantasilandia abre sus puertas, que es realmente una provocación", manifiesta Nicolás Eyzaguirre.
"Nosotros que trabajamos durante todo el tiempo en la ciudad, por provocar encuentros y, creo, cosas que la gente valora; y hoy más, que estamos atravesando una crisis de salud mental mayúscula, son éstas las herramientas que podríamos estar utilizando para poder encontrarnos de otra manera, para poder expresarnos", agrega.
Desde su perspectiva, "han optado por hacer desparecer esto y estamos ahora como en un acto de supervivencia, tratando de encontrar nuevos formatos, a pesar de que hemos organizado cosas presenciales. Por ejemplo, fuimos parte de la obra 'Techo'", montaje dirigido Stefani Duarte -que es la directora de arte de la obra "Más grandes que yo"-, y que se hizo desde techumbre de la Maestranza Barón, desde donde funciona Teatro Container.
En este sentido, Morizur sostiene que "nosotros tenemos un alto nivel de profesionalismo y de experiencia teatral, de gestión de públicos, de gestión de riesgos. Esto demuestra que podríamos ser interlocutores y hablar con las autoridades", sobre todo para conocer las lógicas de funcionamiento de otros espacios, mientras el teatro callejero así como otras disciplinas siguen parados.
Por lo mismo, consideran que el ser parte de este Ciclo Teatro Hoy es una "súper oportunidad de difusión. Es un trabajo que habíamos mostrado solo una vez (...) y que habíamos quedado con muchas ganas de poder compartir", comenta Eyzaguirre, quien destacó también el rol del Instituto Francés, que gestionó los derechos de autor para poder exhibir.
"Creemos que estas iniciativas son súper necesarias y también la curatoría del Festival está teniendo una abertura, creo que también producto de las circunstancias en las que estamos, a tener un trabajo con un enfoque más local, a incluir otras ciudades", finalizó el director.
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