Cuando Valparaíso derrotó a una pandemia
La viruela llegó a Chile tras el arribo del Gobernador don Francisco de Villagra a La Serena. Desde esa época, sucesivos brotes epidémicos asolaron al país hasta la llegada de la vacuna desde España en 1807. En 1887 se dictó la ley de vacuna obligatoria y la Ordenanza General de Salubridad y se estableció una Junta General de Salubridad, con lo que bajaron notablemente los índices de mortalidad. Ferrer, en Historia General de la Medicina en Chile señala: "Dicha enfermedad se hizo endémica, presentando de tiempo en tiempo, cada cuatro años más o menos, irrupciones que asolaron al país"
El año 1904 reapareció con notable agresividad con foco epidémico en Valparaíso. Testigo de esta epidemia fue el doctor Ricardo Donoso, quien describe: "Llegué al Lazareto cuando apenas había 180 casos y ya el local se hacía estrecho. Se construyeron galpones y se volvieron a llenar, al punto de tener que quitar los veladores para dar más cupos a los catres, uno pegado con el otro." Estas escenas se repetían en los lazaretos de San José, Playa Ancha, El Barón y Viña del Mar. La mortalidad varió entre 52,9% en Viña del Mar y 57,9% en el Lazareto de Playa Ancha.
Se intentó disminuir los contagios con cordones sanitarios y medidas como: 1) aislamiento absoluto del enfermo, de quien le atiende y de los objetos a su alcance; 2) Desinfección de sus ropas personales y de cama; 3) Desinfección de la habitación y volver a pintarla; 4) Desinfección de su carruaje de traslado.
Los enfermos se declaraban limpios "después de la caída de las costras y de baños desinfectantes."
La Escuela de Medicina de la Universidad de Chile dispuso que los alumnos de cursos avanzados se trasladasen a Valparaíso, para contribuir a la vacunación de la población. La vacuna empleada era la vacuna animal, proveniente de terneros y elaborada en el Instituto de Santiago. Se distribuía en frascos y se preparaba en placas para uso en dos o tres personas.
Para su aplicación se procedía a desinfección de la lanceta y de la piel en un brazo, luego se colocaba la solución sobre la piel y sobre ella se hacían dos incisiones superficiales con la lanceta.
A pesar de sus beneficios la población se resistía a las vacunaciones, según el doctor Donoso, debido a "la ignorancia del pueblo, dejación de muchos y lo que es peor todavía., por las ideas contra las vacunas que algunas personas pregonan, sin razón alguna, contra este beneficio enorme que ha recibido la humanidad".
En Valparaíso, no obstante el temor al contagio, la convocatoria no tuvo la respuesta esperada. El prefecto Acuña de la Policía de Valparaíso dispuso un punto de vacunación con estudiantes de Medicina, en la Segunda Comisaría del puerto. Para incentivar a la población consiguió de parte del comercio regalos para quienes se vacunasen y se organizó una "fiesta de la vacunación." Según crónica de la época "el cuartel, con los acordes de la banda del Orfeón, se hizo estrecho para contener a los interesados."
En esta iniciativa se registró más de dos mil vacunas y fueron 1,600 los regalos repartidos. Además se les hizo entrega de un número de rifa, para sorteo a efectuarse el siguiente 18 de septiembre.
Para manifestar los agradecimientos de la población a los estudiantes de medicina, el Centro Coreográfico Musical, les ofreció un baile en el local del Centro Italiano. Los alumnos a su vez agradecieron a los directores del Centro y "a las gentiles damas que asistieron"
Los festejos a los estudiantes de medicina culminaron cuando el Intendente Joaquín Fernández, los invitó a un almuerzo campestre en el Hotel Melossi de Concón. Los invitados se dirigieron, algunos a caballo y otros a bordo de un remolcador y un guardacosta hasta la caleta Las Higueras, donde les esperaban los pescadores en sus botes para el desembarco y luego dirigirse al poblado de Concón, que les recibió con banderas y arcos de flores.
Los resultados del programa de vacunación en Valparaíso fueron: 59.720 aplicaciones en los vacunatorios, a las que se agregaron las 2.000 efectuadas por los alumnos de Medicina, para una población a esa fecha de 162.447 habitantes, lo que constituyó un éxito sin precedentes.
En su conferencia en el Salón de Honor de la Universidad de Chile, el doctor Ricardo Donoso, refiriéndose al enorme valor de la vacuna para la prevención y control de la viruela, señaló como ejemplo la masiva vacunación en Valparaíso el año 1905, que puso fin a ese brote epidémico.
Alumno de medicina aplicando la vacuna contra la viruela a un paciente.
por dr. eduardo bastías guzmán
academia chilena de medicina