El aporte esperado del nuevo obispo
Con su experiencia en una sangrienta confrontación africana, cree que la violencia no es necesaria para hacer cambios. Ante los abusos en la Iglesia anuncia las investigaciones y procesos que correspondan. En esa línea su tarea es compleja, pues debe trabajar tanto en la recuperación de fieles, como de la confianza perdida.
"Para producir cambios no es necesaria la violencia física". La afirmación, obvia, podría ser parte de un discurso de cualquier político más o menos racional. Pero adquiere valor cuando procede de quien ha sido testigo de una sangrienta confrontación, con conocimiento directo de muerte y dolor. Así, la advertencia sobre la violencia que formula Jorge Patricio Vega Velasco, nuevo obispo de Valparaíso en entrevista con este Diario, va mucho más allá del saludable concepto, pues él mismo vivió esa realidad durante 14 años en Angola, nación africana sacudida por una cruenta confrontación. Afirma que "la guerra no es solamente combate. Hay un ambiente de violencia en todo el entorno, la gente vive la violencia".
Con esa experiencia recuerda, ante el estallido social, que los obispos "hacía tiempo que veníamos diciendo que aquí había un problema latente…escribimos la carta pastoral 'Chile una mesa para todos' en que mostrábamos ese conflicto. Nadie nos escuchó…" Agrega, sin embargo, que le sorprendió la violencia y destrucción del "estallido". Espera el prelado que los constituyentes elegidos busquen el bien común y "establezcan el marco por donde podamos caminar". A la vez, se muestra sorprendido por el estilo rupturista de 34 convencionales que plantean un "doble discurso" al apartarse de las reglas establecidas al momento de postularse. En el tema ambiental advierte que "tenemos que unirnos para proteger esta casa común que es la tierra y que no tiene repuesto".
En lo contingente crítica aspectos del manejo de la pandemia, como las limitaciones al funcionamiento de las pymes, los aforos, incluyendo el de los templos.
Ante los abusos en la Iglesia anuncia "tolerancia cero", con investigaciones y procesos que correspondan. "No vamos a andar encubriendo personas", es su compromiso.
Y en esa línea la tarea del nuevo obispo diocesano es compleja pues debe trabajar en la recuperación de fieles, de la confianza social perdida, lo que supone avanzar en casos pendientes, con transparencia, aunque duela, y también realizar designaciones en la curia y en diversas parroquias, todo ello frente a una notoria disminución de sacerdotes, que se refleja en menos ingresos al Seminario de Lo Vásquez, problema que no es exclusivo de la diócesis de Valparaíso. También buscará, de acuerdo a su posición, una mayor apertura de los templos, hoy con limitaciones de aforo que frenan las actividades propias del culto. El nuevo obispo que evidencia en sus declaraciones un conocimiento de la realidad nacional que discurre entre la pandemia que no cede y la incertidumbre política, debe significar, con su innegable experiencia pastoral en terreno -olor a oveja-, una voz que aporte a la serenidad en el ambiente crispado en que estamos viviendo, más allá de su condición de prelado de la Iglesia Católica.