Sombras en nuevo camino patrimonial
A fines de este año se materializará en Valparaíso un nuevo modelo de gestión patrimonial para recuperar, al fin, el Sitio de Patrimonio Mundial. Más allá de las dudas formales sobre la nueva gobernanza para el patrimonio porteño, queda por despejar el nuevo rol del municipio en una tarea que por 18 años le ha quedado demasiado grande.
Entre octubre y diciembre de este año, el Gobierno materializará el cambio más importante en la gestión del casco histórico de Valparaíso declarado como Sitio de Patrimonio Mundial hace exactamente 18 años. En la práctica, esto significa que el municipio porteño deja de tener la responsabilidad única como administrador del barrio patrimonial de la Ciudad Puerto -una tarea que excede su capacidad logística y profesional-, para ser reemplazado por un nuevo tipo de institucionalidad, o gobernanza como le han llamado las autoridades, capaz de unir el esfuerzo de entidades públicas y privadas, con el objetivo de preservar, como se merecen, los valores patrimoniales de la capital regional.
En palabras del jefe de Patrimonio Cultural de la Subsecretaría respectiva, Juan Camilo Pardo, esta nueva fórmula permitirá dinamizar los proyectos de restauración que surjan en las 23 hectáreas del barrio histórico y, junto con ello, aportará una mirada integral del sector, para sumar factores económicos, culturales y sociales a las tradicionales variables urbanas y arquitectónicas que suelen monopolizar la discusión en torno a lo que requiere el área fundacional de Valparaíso.
Pese a lo ambicioso del anuncio y a los plazos acotados, nadie ha precisado todavía los bordes administrativos que tendrá esta nueva institucionalidad, cuáles serán sus tareas específicas, los mecanismos de financiamiento, procesos de nombramiento de responsables o procedimientos de rendición de cuentas. Tampoco se ha mencionado con transparencia cuál será el rol que tendrá finalmente el municipio porteño, aunque el diseño del nuevo organismo es fruto del acuerdo firmado en diciembre de 2020 por el Ministerio de las Culturas y la Municipalidad de Valparaíso. Por esto último, se presume que la Unidad de Patrimonio de la alcaldía porteña tendría cierta preeminencia en la participación dentro del manejo de la nueva institucionalidad, aunque surge cierta preocupación ante la falta de claridad dada sobre el tema por la encargada de Desarrollo Económico de Valparaíso, Adriana Saavedra.
Llama la atención, por ejemplo, que en una materia tan sobrediagnosticada, evaluada y analizada en profundidad por 18 años, el municipio aún esté trabajando en "la identificación de las áreas críticas" que serán abordadas como parte de la agenda de nueve puntos (tampoco hubo mayor detalle de en qué consisten estos puntos) que discute con la Subsecretaría de Patrimonio. Pero quizás el punto de mayor incertidumbre está puesto sobre la inclusión del sector privado en el nuevo organismo. ¿Qué emprendedor o empresa invertiría hoy por hoy en la recuperación patrimonial de Valparaíso, cuando una de las sillas en la nueva gobernanza la ocupa un alcalde, como Jorge Sharp, que ha llevado el rechazo del capital privado al nivel de principio irreductible? Quedan pocos meses para despejar esas sombras del nuevo camino patrimonial porteño.