"Habría sido importante que en la Convención hubiera al menos un cura que peleara"
Pero, dice, "hay bastantes católicos practicantes que tendrán que poner la cara y la voz de la Iglesia". Crítico de los aforos fijados para los templos y de la nula presencia femenina en cargos de responsabilad en la Diócesis, destaca el estilo y carácter del nuevo obispo.
No es novedad que el cura Opaso se multiplique para sacar adelante sus tareas, pero ahora, además de dirigir el Refugio de Cristo y de realizar las labores propias de su parroquia San Miguel -Capuchinos de Recreo-, tiene que grabar los miércoles la misa del domingo, cosa que se le hace muy cuesta arriba.
La razón es netamente pastoral: "Estamos perdiendo mucho sin presencialidad, nosotros formamos una comunidad, nos saludamos, nos damos la paz, rezamos y cantamos juntos, no por sistemas telemáticos. Lo único que quiero es terminar con las misas grabadas, dejaré de hacerlas apenas entremos en fase 3. La gente tiene que venir al templo, que es más que un edificio, es un lugar de encuentro y eso lo estamos perdiendo", sostiene.
A sus casi 70 años, Enrique Opaso Valdivieso, el sacerdote que dejó su sello en la actual parroquia de Reñaca y en aquella publicidad aérea -"Dios no está de vacaciones"- que se desplegó sobre la playa repleta de veraneantes, observa con ojo crítico las restricciones impuestas por la autoridad sanitaria al aforo en los templos, al tiempo que celebra el carácter y el estilo del obispo electo, Jorge Patricio Vega Velasco, svd, en su intención de acompañar a los fieles y promover un mayor protagonismo de los laicos en la Diócesis.
Tras su frustrado deseo de ser candidato a convencional constituyente, dice que entre los elegidos "hay bastantes católicos practicantes que tendrán que poner la cara y la voz de la Iglesia en esas instancias; no pudimos entrar nosotros directamente pero están los laicos", a quienes cree que la institución debe asesorar "para seguir luchando por aquello que creemos que es lo correcto; aquí se trata de poner nuestros valores y principios sobre la mesa y hay gente que lo va a hacer". Pero no deja de cautivarlo la idea "de que hubiera un cura, uno por lo menos, que levante la voz, que grite, que pelee. Yo soy peleador…"
A tono con los tiempos, echa de menos la presencia femenina en puestos de decisión al interior de la institución. "No concibo que en nuestra Iglesia en general la mujer tenga tan poca participación en áreas de responsabilidad general. No tenemos ninguna mujer en el equipo económico del Obispado, en los consejos del obispo o que esté ocupando un cargo importante en la Diócesis de Valparaíso. No es que yo me haya dejado comprar por las feministas, pero creo que ha llegado el momento en que la mujer ocupe su lugar en nuestra Iglesia y debiéramos tener en algunas partes paridad también. No le hemos dado las responsabilidades que le corresponden".
Aforos para 20 y capacidad para mil
- ¿Está decepcionado por las restricciones sanitarias a las actividades religiosas y puntualmente el aforo en los templos?
- Yo no puedo estar más de acuerdo con que existan medidas sanitarias estrictas. Estamos en una pandemia súper difícil; Dios quiera que no llegue, pero está anunciada la famosa Delta. En lo que yo me rebelo es que nos coloquen aforos tan pequeños en comparación con lo que se puede ver, por ejemplo, en un restaurante o en un mall. No tiene sentido permitirnos 20 personas en una iglesia con capacidad para mil. En un comienzo, se decía que los aforos iban a ser más bien matemáticos, el largo por el ancho dividido por 4, de manera que la gente estuviera distanciada en un metro. Así podríamos tener a 120 personas, todas con ese distanciamiento. Aforos tan reducidos son un problema que se vincula con temas de salud mental de la gente, de nuestra libertad de culto, en fin.
- El obispo electo de Valparaíso, Jorge Patricio Vega, dijo que mientras en la catedral de Illapel sólo puede haber 20 personas, en el banco del frente, más chico, pueden entrar 60.
- ¡Si ese es el problema! ¡Eso se ve en todas partes y es absurdo! Pero dicho esto, a propósito del obispo Vega, yo he estado preocupado de la labor de los obispos, sobre todo de su silencio frente a situaciones tan de valores y principios nuestros, pero a lo mejor el equivocado soy yo. Voy a cumplir 70 años y a él nunca lo oí nombrar, incluso lo tuve que googlear. Es un obispo con un carisma y un carácter tan distinto a la imagen de los obispos que tengo yo como cura viejo. Una de las buenas noticias para la Diócesis de Valparaíso es que no lo conocemos, o sea, no tenemos cómo pelarlo, nadie puede decir nada del obispo Jorge Patricio Vega.
-¿Qué le llama la atención del próximo obispo de Valparaíso?
- El mismo día que fue nombrado, le preguntaron si tenía algún programa de trabajo o algún plan. Y él responde: yo soy misionero, voy a una misión que me ha encargado el Papa en Valparaíso, no conozco la Diócesis, no conozco a los curas, no conozco al pueblo de Dios, no puedo llegar con 'aquí te las traigo Pedro'. Yo vengo a caminar con este pueblo de Valparaíso y poco a poco me irán conociendo, los iré conociendo y podremos ir trabajando juntos. Eso nos habla de un obispo distinto, que no trae receta y viene con una estructura que es la ideal, porque tenemos que construir la Iglesia del siglo XXI, que no se debe parecer a la del siglo XX.
El protagonismo de los laicos
- El mismo obispo Vega dice que en Illapel es conocido porque reclama por la situación de los aforos después de la misa dominical. ¿Usted también reclama?
- Yo reclamo fundamentalmente el tema de los aforos, de la salud mental -que es un problema pavoroso que no se ha tomado en serio y que va a llegar el momento en que va a explotar-, pero creo que nuestra labor como sacerdotes es tener también una dimensión profética. El profeta es el que anuncia y el que denuncia, porque es súper fácil anunciar cosas bonitas, cosas buenas, pero hay que ponerse también en el lugar de los que sufren, de los que la pasan más mal, de ser un poco voz de los que no tienen voz, y en ese sentido nosotros tenemos que hacerlo: somos profetas y los profetas siempre van a ser juzgados severamente.
- ¿Por qué la Iglesia no participó en la reunión con 130 organizaciones que efectuó el sábado 19 de junio el Ministerio de Salud para evaluar posibles modificaciones al plan Paso a Paso?
- Mire, yo tengo una teoría respecto a eso, yo que fui en algunos momentos súper duro con los obispos. Nosotros vivimos una tragedia en la Iglesia por los abusos, un tema que no ha sido terminado todavía como corresponde, falta cerrar casos, indemnizar a la gente. Yo creo que los obispos se han dado cuenta de que la misión episcopal tampoco es la misma que teníamos desde el siglo pasado. En ese sentido, yo veo que el estilo de una persona que llega como pastor a caminar con un pueblo y a hacerse parte de él es otra mirada. Aquí llegó el momento de que los laicos se pongan los pantalones largos. Si no hay sacerdotes, ellos tienen que hacer una celebración, recibir a los difuntos y darles sagrada sepultura, visitar a la gente y llevarle la comunión. El Concilio Vaticano II abrió las puertas para el mundo laical, pero la institución de la Iglesia, siempre tan machista y conservadora, nunca lo permitió. Ahora, en esta emergencia, los profetas que van a sacar la voz no son los obispos, son los laicos. Y en Valparaíso tenemos gente extraordinariamente bien formada.
- ¿Pero a la Iglesia no la invitaron o no se acercó al Ministerio de Salud para manifestar su interés en participar?
El Ministerio no invitó a nadie sino que abrió las puertas para que participara la institucionalidad que quisiera y la Iglesia no participó.
- ¿Y a usted qué le parece eso?
- Me parece que los obispos están tomando este curso de la historia, que los laicos estén en la primera línea, que los laicos asuman, pero hay que formarlos. Mientras no tengamos los equipos necesarios, tendremos que seguir haciendo la pega. Al menos yo la he hecho, he hablado con quien tengo que hablar, he puesto el tema de los aforos. Pero hay otras cosas que son también muy importantes en la vida de la Iglesia. Mire, en la época de Juan Pablo II, año 2000, la Iglesia era multitudinaria, lo hacía todo, hablaba de todo, era siempre portada en los diarios. Estábamos un poco agrandados. Eso, gracias a Dios, ya no existe. Tenemos que reconocer que vamos a ser comunidades más pequeñas, pero convencidas, que por tantos profetas y testigos de la fe van a ir alineando la fe del mundo, y ese será el trabajo de los próximos años, de los próximos siglos, de esta nueva corriente.
La importancia de las mujeres
- En otro aspecto, el obispo Vega dijo que habrá tolerancia cero si existen casos de abusos sexuales en la Iglesia y que "no vamos a andar encubriendo personas". ¿Qué le parece?
- Pero por supuesto, es la enseñanza número uno que aprendimos
Estamos en la primera parte (del proceso constituyente), las pasiones están exacerbadas. Creo que tiene que comenzar a bajar la temperatura y que debemos tomar conciencia de que hemos votado constituyentes para que escriban una Constitución, no para que se hagan cargo de Chile".
"Llegó el momento de los laicos. Si no hay sacerdotes, ellos tienen que hacer una celebración, recibir a los difuntos, visitar a la gente y llevarle la comunión. El Concilio Vaticano II abrió las puertas al mundo laical, pero la institución de la Iglesia, siempre tan machista y conservadora, nunca lo permitió".
"
"