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Si bien admite la importancia que puedan tener algunos de los temas que han suscitado la discusión de algunos convencionales, el analista político de la Universidad Andrés Bello (UNAB), Felipe Vergara, considera que "el primer objetivo es constituirse y luego avanzar en temas como el presupuestario. No ha empezado a funcionar y ya surgen las críticas de quienes fueron electos para esta función. En relación a la ceremonia, hay aspectos que sí se debieran considerar y otros que se observan excesivos. Recordemos que se les eligió para avanzar en una nueva Constitución y ese es su cometido. Claro que hay espacio para considerar algunos requerimientos, siempre que ello no entorpezca o retrase la esencia de su función".
Lucha por el poder
Otra visión es la que entrega el director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central (UCEN), Marco Moreno. De acuerdo con el académico "los debates y las tensiones que se están instalando al interior de los constituyentes, es propia de lo que se denomina faz agonal, o la lucha por el poder. Normalmente se dan estas dinámicas en instancias colectivas, como la Convención que se va recién a instalar, en donde además de tener un grupo de convencionales heterogéneo, diverso y, por lo tanto, fragmentado, se hacen difícil los acuerdos para poder resolver alguna cuestión, en este caso, administrativa. Además, los convencionales quieren tener distancia del Gobierno y eso los lleva a enfrentarse al mismo en temas administrativos y logísticos, como son los que hay que resolver en esta primera etapa".
Estas tensiones, según Moreno, tienen como denominador común dos tipos de dinámicas que se están cruzando: "Una de un sector que busca y tiene una agenda más de impugnación, de cuestionamiento al antiguo régimen, y por lo tanto van a ser duros en esa idea, porque se consideran autoridades legitimadas por los ciudadanos, pero para hacer que esa legitimación sea efectiva ellos creen que deben tener distancia con el gobierno. Por lo tanto está presente esa idea de impugnar, de cuestionar y eso da cuenta, de alguna manera, de estos primeros intentos por cuestionar las decisiones de orden administrativo y logístico que se están tomando".
"Pero junto con eso, con esta pulsión que lleva a una parte a ser impugnadores, está también el tema de las expectativas y cómo van a manejarlas. La impugnación tiene un costo, y ese costo se expresa en que es más difícil arribar a los acuerdos y entendimientos, pero esto choca con las expectativas que los ciudadanos tienen respecto de los convencionales y del trabajo que deben desarrollar. Los ciudadanos van a comenzar a mirar con cierta distancia estas discusiones del tipo administrativo, de las boletas, de los asesores, porque en realidad la gente lo que espera es que los convencionales se dediquen a las cuestiones que realmente importan, el tema del agua, el medio ambiente, las reformas políticas, las pensiones, en fin; lo que son los grandes elementos que forman parte de la Constitución", agrega el doctor en Ciencia Política.
En la misma línea, reitera que "estamos viendo una tensión entre estas dos fuerzas, por un lado de impugnación de una parte de los miembros de la Convención; y por otro lado, la otra fuerza que plantea este tema con las altas expectativas que hay respecto del trabajo que deben desarrollar, por lo tanto en algún momento se va a pasar a una fase distinta, que la vamos a denominar 'fase arquitectónica', en donde lo que van a tener que hacer es buscar acuerdos y entendimientos para conseguir resultados".
¿hay solución a los nudos?
Si bien hay algunas materias ya zanjadas y que es muy difícil poder resolver, como son las cuestiones propias de la instalación de la Convención, otras pudieran ser conversables. Más allá de los temas ya expuestos, también se ha instalado una discusión respecto de la mesa directiva que comandará el organismo, ya sea por la cantidad de miembros que debe tener como por el sistema de votación y las atribuciones que realmente tendrán durante todo el proceso de elaboración de la nueva Constitución.
Pero también, es válido preguntarse sobre la posibilidad de que en un futuro cercano al menos se discutan el tema presupuestario, por ejemplo, así como la continuidad de Encina, sobre todo si la petición de remoción concita apoyos. Al menos para Mauricio Morales, la situación del secretario ejecutivo no debiera variar, aunque sí tendría que evaluarse la petición de los representantes de las etnias sobre algunas consideraciones para su participación.
"Pedir la renuncia al secretario técnico es más un capricho que una convicción. Él se está apegando a las normas que hoy regulan sus tareas y atribuciones. En lo que el Gobierno sí debiese abrir espacio, es a las peticiones de los pueblos originarios y el respeto de sus tradiciones. La CC tiene un carácter simbólico de unidad, por lo que es muy necesario que estos pueblos se sientan representados y acogidos", remarca.
Marco Moreno, en tanto, retoma la idea de la dinámica de impugnación, ejemplificándola con la presidencia, donde considera una disputa entre el Frente Amplio y el Partido Comunista por tener la "hegemonía" en el mundo de la izquierda, así como el rol que tendrá la Lista del Pueblo con 28 escaños, más aun cuando "no está alineada con ninguno de estos dos actores que quieren tener un control hegemónico de este proceso. El FA con sus 18 escaños y el PC con sus 7 escaños, implica que hay una diferencia y por lo tanto el FA quiere hacer pesar esa diferencia a su favor".
Por lo mismo, vislumbra que los primeros días o, en su defecto, la primera semana, se centrará en solucionar este tópico, así como el bullado tema presupuestario. "Ahí varios convencionales han planteado la necesidad de contar con una mayor dotación de recursos, especialmente según ellos para ponerlos a disposición de procesos de consulta o participación con sus representados. De alguna manera, los convencionales representan también a electorado, poblaciones de distrito y, por lo tanto, ellos quieren desarrollar ese trabajo y consideran que los recursos con los que cuentan no son suficientes; y eso va a generar un punto de disputa", adelanta.
En lo que respecta a Encina, considera que se convertirá "en un chivo expiatorio de estas discusiones y lo más probable es que el Gobierno termine sacándolo de ese cargo y colocando a otra persona que dé más garantías y más condiciones".
Además, sostiene que el titular de la Segpres, Juan Luis Ossa "no ha aquilatado suficientemente bien las tensiones que se están produciendo al interior de la Convención, por una cuestión de carácter administrativo; eso debería el Gobierno despejarlo rápidamente, para que no sea el punto de discusión y más bien, la conversación, la discusión de los convencionales se centre sobre los temas sustantivos, habida cuenta de las altas expectativas que hay respecto del trabajo de los convencionales".
Resolverlo "lo antes posible"
Aunque no ha tenido el mismo grado de visibilidad, el reglamento de la Convención también ha sido material de análisis. De hecho, algunos constituyentes de RN firmaron recientemente una declaración donde hacen hincapié en que el documento que rija el funcionamiento de la entidad debe redactarse "dentro de un plazo breve, para cumplir con responsabilidad el mandato ciudadano de proponer una nueva Constitución en el tiempo previsto".
En la misma línea, Mauricio Morales remarca que el reglamento debe estar listo "en el menor tiempo posible. Hay 9 meses para escribir la Constitución, prorrogable por un año. Ese reglamento, según entiendo, ya está avanzado en las reuniones que han desarrollado algunos grupos de convencionales. De hecho, ya hay candidatos a la presidencia y vicepresidencia de la Convención. Ese será el primer punto a definir".
Un segundo punto a considerar, dice, "corresponde a la organización de las comisiones y el rol de los presidentes de cada comisión. El tercero, sin duda serán los canales de participación ciudadana para la redacción de algunos artículos, cosa de revestir de mayor legitimidad al proceso. El gran peligro, eso sí, es que si esa participación se aplica para todos los temas de debate, entonces será difícil cumplir con los plazos".
Marcela Porto, también académica de la Universidad Autónoma de Chile (UA), indica que "en la experiencia internacional hay reglamentos que se han redactado en 5 días, así como otros que han tardado 7 meses, según reporta el PNUD en una publicación de marzo de este año. Creo que la Convención debería mirar el tiempo total que por ley se ha destinado para la redacción de la nueva Constitución y a partir de ahí decidir cuánto dedicará a la formulación del reglamento, en el cual sería importante explicitar la forma cómo la Convención se vinculará con los territorios, hará efectiva la participación ciudadana y responderá al mandato que la ciudadanía le otorgó en mayo de este año". 2
(En el reglamento) sería importante explicitar la forma cómo se vinculará con los territorios y hacer efectiva la participación ciudadana".
Pedir la renuncia al secretario es más un capricho que una convicción. Él se está apegando a las normas que hoy regulan sus tareas y atribuciones".
Hay espacio para considerar algunos de los requerimientos, siempre que ello no entorpezca, dañe o retrase la esencia de su función".
Los convencionales quieren tener distancia del Gobierno y eso los lleva a enfrentarse al mismo en temas administrativos y logísticos".
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