Crónicas de un imperio roto
Una ilustración en un libro con letras de canciones llamó la atención del joven y lo puso a pensar mientras viajaba en tren. Días después, le dijo a su jefe que se le había ocurrido una idea. Quería escribir una historia inspirada en "La decadencia y caída del imperio romano", de Edward Gibbon, sobre la destrucción de un imperio galáctico. A su interlocutor le pareció una gran idea y lo animó a ponerla por escrito.
El hombre de la idea era un bioquímico de origen ruso, de 21 años, llamado Isaac Asimov. Su jefe se llamaba John W. Campbell y era el editor de una revista, Astounding Stories, cuyo nombre hoy es sinónimo de la época dorada de la ciencia ficción. El joven escritor lo acababa de sorprender con un cuento titulado "Anochecer".
Era agosto de 1941. En mayo siguiente, la revista publicó la primera parte del relato, cuyas secuelas se desplegaron a lo largo de una década en las páginas de Astounding Stories. El título del cuento era "Fundación".
Casi 80 años después, la obra cumbre de Asimov se mantiene como un referente indiscutido del género, y tal vez solo se equipara en ambición y extensión con "Dune", de Frank Herbert. La mejor prueba de la salud de ambas obras es que en los próximos meses llegarán a la TV y al cine, respectivamente, sendas versiones de ambas. En el caso de "Fundación", la adaptación corre por cuenta de Apple TV.
La historia de Asimov se inicia en Trantor, el poderoso planeta-capital de un imperio que ha durado miles de años y que gobierna millones de mundos a lo largo de la galaxia. Las cosas parecen ir mejor que nunca en opinión de todos, salvo para un hombre: Hari Seldon, un científico que ha logrado mezclar la psicología de masas con las matemáticas para generar una nueva disciplina, la psicohistoria, que permite predecir las grandes tendencias de la civilización. Y sus números le dicen que se aproxima un desastre universal.
Seldon concluye que ninguna fuerza podrá cambiar la espiral de decadencia y destrucción que se avecina, pero descubre que sí puede acortar la Edad Oscura subsecuente hasta que surja un nuevo imperio galáctico. Y se pone a planificar la Historia.
La trama de "Fundación" abarca un arco de cientos de años, marcados por sucesivas crisis, previstas cuidadosamente para apuntalar el crecimiento del nuevo imperio. No hay un protagonista principal, salvo el plan descrito, y diversos actores circunstanciales que se adaptan a los eventos. Como buen relato de la época dorada de la ciencia ficción, está plagado de batallas espaciales, mundos exóticos y aventuras a granel, escritas con el estilo rápido, claro y seductor que caracteriza al autor.
Asimov estructuró la década de episodios publicados en Astounding Stories en tres volúmenes: "Fundación", "Fundación e imperio" y "Segunda fundación", editados originalmente como libros entre 1951 y 1953. El éxito de la obra fue inmediato y permanente. Su éxito se ha extendido a lo largo de las décadas y no parece ceder a los embates del tiempo.
"Fundación" ofrece una visión absolutamente materialista de la realidad. La historia misma es conducida por leyes que pueden descifrarse. No hay poderes sobrenaturales ni dioses y la religión es presentada simplemente como un mecanismo de control, adecuado a cierto momento histórico del devenir. La tecnología, era que no, juega un rol central y asigna a la energía atómica una cualidad civilizadora, a tal punto que los mundos "bárbaros" se pueden reconocer porque han dejado de dominar los misterios del átomo. Este es un aspecto fundamental de la ciencia ficción de esos años: los avances materiales iban a cambiar el mundo para bien y prácticamente no había límites para lo que la especie humana podría lograr.
Los personajes de "Fundación" son también un reflejo del tiempo en que la obra fue escrita: aventureros espaciales decididos, muy flexibles en lo que a escrúpulos se refiere y mayoritariamente hombres. Son apenas un puñado de personajes principales insertos en la gran trama de fondo que imaginó Asimov, pero tienen lo justo y necesario para que el lector les tome cariño.
El aspecto más llamativo de "Fundación", y que tal vez explica su vigencia, es el ambicioso experimento social que origina la trama y que da cuenta de la enorme fe de su autor en las infinitas capacidades de la ciencia.
La obra, sin embargo, está muy lejos de ser una mera crónica de la historia de un remoto imperio futuro, sino que hace honor a su origen revistero y episódico y se encarga de mantener el interés en torno a sus múltiples personajes: emperadores, usurpadores, almirantes, comodoros, comerciantes, líderes religiosos y de un cuanto hay.
Dos de esos personajes son particularmente dignos de destacar. Uno es el Mulo, el protagonista de "Fundación e imperio", el segundo volumen de la saga y ciertamente el mejor de los tres originales. El otro es un alcalde, que figura en la primera entrega. Se llama Salvor Hardin y en su boca Asimov pone lo que parece ser un credo muy profundo de este autor fundamental en la historia de la ciencia ficción: "La violencia es el último recurso de los incompetentes".
Título: "Trilogía de la Fundación" Autor: Isaac Asimov Editorial: Debolsillo Extensión: 904 páginas. Venta: $1 5.000 (aprox.) en librerías.
por shogun