"Yo llegué para hacerme cargo de la sección 'Mundo femenino' a la usanza de la época"
Salvo por un par de meses en "El Llanquihue" de Puerto Montt, la periodista Rosa Zamora Cabrera ha desarrollado su carrera en "El Mercurio de Valparaíso". Rosita -como la llaman colegas, exalumnos, amigos, conocidos y hasta algunas fuentes-, hizo la práctica en este Diario en 1979, y se incorporó definitivamente el 1 de noviembre de 1980, bajo la dirección de Leopoldo Tassara.
Cuarenta años de trayectoria durante los cuales se ha desarrollado en casi todas las áreas, pues sólo le ha faltado deportes. Es así como lideró el equipo del Festival de Viña -"entre 8 y 12 años, no me acuerdo bien"-, y fue jefa de crónica de Viña del Mar y de Valparaíso, así como editora nocturna, antes de hacerse cargo de reportajes, puesto que mantiene hasta el día de hoy.
Hace pocas semanas la profesional titulada de la Pontificia Universidad Católica de Santiago y ganadora de premios de la UCV y la UV, fue homenajeada por empresas El Mercurio de Valparaíso en reconocimiento por los 40 años que ha sido parte fundamental del Diario. Un periodo en el que ha enfrentado de todo, incluso ser una de las personas que estaba al interior del edificio de calle Esmeralda cuando éste fue quemado el 19 de octubre de 2019.
Aventuras y desventuras que revela desde su casa, donde se encuentra teletrabajando quien también fuera la formadora de nuevas generaciones por 21 años en la Universidad Viña del Mar.
- ¿Qué la motivó a estudiar periodismo? ¿El contexto socio político que se vivía en la época fue un factor relevante?
- Aprendí a leer en los diarios cuando era muy chica y entonces se desplegó un escenario insospechado de asuntos que no comprendía o entendía a medias. Sufrí por los niños de la guerra de Biafra (guerra civil de Nigeria entre 1967 y 1970) e intenté infructuosamente entender el revuelo provocado por la visita de Hélder Câmara (sacerdote que es conocido por ser una de las figuras de la teología de la liberación). En las reuniones en mi casa -mi papá era subdelegado de Frei Montalva en Nogales, una especie de delegado presidencial comunal designado- se hablaba tupido y parejo de la Reforma Agraria y como pasaban tantas cosas en África durante mucho tiempo creí que la Reforma Agraria era un país africano. Elegí periodismo por una razón algo angelical en esos tiempos polarizados, de paros, tomas, violencia y colas con tarjeta de las JAP: me encantaban los diarios.
- ¿Qué recuerdos tiene de su época universitaria?
- Periodismo UC fue la primera escuela del área que reabrió en Chile después del golpe. Había ocho universidades en el país, no existían las privadas y en su reestreno esta carrera tenía 28 vacantes. Cuando llegamos a clases descubrimos que el curso superior al nuestro se encaminaba a la titulación. En vez de mechonearnos nos recibieron con desayuno con torta, felices de volver a tener alumnos. El gran canciller, el cardenal Silva Henríquez, había renunciado al cargo y nombrado en su reemplazo al entonces obispo Jorge Medina. Sospecho que siguió mandando un buen tiempo porque eso era una isla respecto de las otras universidades también intervenidas, y muchos profesores abiertamente disidentes seguían en sus cargos. Me hicieron clases José María Navasal en internacional, Bob Borovic en foto, Alfonso Calderón -Premio Nacional de Literatura- en redacción. Don Alfonso tenía grandes recuerdos de infancia en Valparaíso, así que congeniamos al tiro. Había aprendido a leer comiendo galletas en una casa de la calle Canciani, posiblemente de sus abuelos italianos, y contaba que lo mejor era cabalgar en los leones de la Plaza Victoria.
- Volviendo al tiempo en que comenzó a trabajar, ¿fue complejo ser mujer? Me refiero a las dificultades, o no, que podrían haber puesto tanto colegas como fuentes.
- En la crónica eran casi puros hombres. Yo llegué para hacerme cargo de la sección "Mundo Femenino" -belleza, plantas, moda, cocina- y ayudar en Vida Social, a la usanza de la época, comienzos de los 80. Luego me encargaron temas de Arte y Cultura -sin descuidar el Femenino-, poco después pasé a Educación y me quitaron el Femenino. Se lo asignaron a un colega, al parecer a modo de castigo por algo que nunca pude saber. Pero él no se amilanó. Muerto de la risa, entraba a la crónica contoneándose y escribía de belleza, plantas, moda, cocina.
- ¿Recuerda que alguien no haya querido hablar con usted ya fuese por su género, juventud o por el diario en que trabaja?
- Aparte de la "tradición" en el Diario de que las mujeres hacían el Femenino, cosa que se fue flexibilizando con el tiempo hasta desaparecer junto con la sección, no recuerdo haber sido discriminada en ningún sentido. En los 80 era complicado reportear barricadas y cortes de calles, por lo general en los accesos a las ciudades, porque arrojaban piedras a los vehículos de prensa en general; tocábamos hombres y mujeres, de todos los medios, igual que ahora. ¿No fue Jadue que sufrió un intento de agresión y tuvo
"En medio de los gritos y los golpes de fierros y patadas que los atacantes propinaban a la puerta metálica, les dijo que en el interior había gente trabajando. No les importó y lo quemaron igual (el Diario). Evacuamos por una salida de emergencia".