¿Dónde están los entrenadores chilenos?
Hace mucho tiempo que la Primera División de nuestro alicaído fútbol chileno es un terreno vedado para la mayoría de los entrenadores locales. Ni hablar de la Selección, que decididamente le cerró las puertas al producto local surgido del INAF. Afortunadamente, la Primera B sigue dándoles oportunidades a los técnicos nacionales, aunque ese terreno es cada vez más fértil para DTs que vienen a hacer derechamente la práctica a nuestro país, sin que nadie ponga el grito en el cielo o siquiera establezca una reglamentación para frenar esta importación no tradicional.
Desgraciadamente, en la actualidad es muy complicado ser entrenador y tener las mismas posibilidades que sus competidores extranjeros. Es cosa de mirar lo que ocurrió este año con Unión La Calera, que trajo para "disputar" la Copa Libertadores a un técnico de la quinta división de su país. Así le fue al club en el torneo continental, que a los cuatro meses terminó sacando a su curiosa apuesta entre gallos y medianoche.
¿Usted se imagina a un equipo de Primera División de cualquier liga Sudamericana contratando a un DT chileno prácticamente sin experiencia alguna para jugar la Libertadores? Por supuesto que no. La cantidad de entrenadores foráneos que ha llegado a la liga local sin más de dos clubes en su currículo es dramática. Antofagasta, por ejemplo, lo hizo con Beñat San José, Nicolás Larcamón y Gerardo Amelli. Ninguno de ellos siquiera había alcanzado a dirigir en su país antes de recibir la oportunidad de tomar un equipo de la máxima categoría. ¿Vio a en ese momento a algún DT chileno, al INAF o al colegio que agrupa a los técnicos sugerir algún cambio para ser al menos más exigente en las hojas de vida de cada uno de ellos? Absolutamente, no.
Acá hace mucho tiempo se instaló entre los dueños de los clubes esta idea de que cualquiera es mejor que el entrenador local. Ya son varias las temporadas consecutivas en que los entrenadores foráneos son mayoría. Y si por alguna razón a alguno le fue mal, siempre habrá otro extranjero en la sala de espera en desmedro del técnico local. Y nadie hace nada. Ni le importa demasiado. El INAF sigue sacando técnicos como si fuera una fábrica de salchichas sin siquiera tener claro si habrá campo de trabajo para todos ellos. Y también hay que reconocer que la preparación no parece estar acorde con los tiempos modernos. No puede ser que mayoría de los clubes vivan equivocados.
Los clubes grandes hace rato miran para otro lado a la hora de buscar entrenadores. Azul Azul busca desesperadamente un entrenador extranjero para salir de su crisis porque a juicio de su presidente, Cristián Aubert, "no hay ningún técnico chileno capaz de tomar a la 'U' en este momento". Una declaración que cayó como patada en la guata los entrenadores locales. La UC lleva cuatro entrenadores foráneos consecutivos. Y Colo Colo, el que en la última década más entrenadores locales tuvo, ahora prefirió otra vez dejarle el rumbo a uno de afuera.
De todos los técnicos nacionales que están hoy en Primera División, nueve en total, seis son producto del INAF. De ellos, solo Miguel Ponce y José Luis Sierra han tenido experiencia en el extranjero, específicamente en Bolivia y Medio Oriente. El resto, solo apostando a tapar incendios y rogando que algún club les permita iniciar la temporada. De lo contrario, asegurarse que si viene el despido al menos regresar al fútbol formativo.
La Selección adulta le cerró las puertas hace rato al producto local. El último entrenador chileno que inició un proceso clasificatorio fue Juvenal Olmos, aunque Claudio Borghi hizo su curso respectivo de técnico en el INAF. En los combinados juveniles la situación tampoco mejora para los DT nacionales. Cada vez es más común ver entrenadores extranjeros en las Sub-17 y Sub-15. La Sub-20 vivió dos sonados fracasos con Héctor Robles en sudamericanos consecutivos, dejando en una mala posición a los formadores chilenos porque ni siquiera se clasificó al hexagonal final de esos torneos.
Claramente, el presente de los entrenadores chilenos es complejo. Pero si se quedan solo con las enseñanzas del INAF, está claro que poco y nada cambiará. Mucha teoría a esta altura no parece la solución. El perfeccionamiento y hacer cursos en el extranjeros es el único camino para salir del fango. Con las herramientas que tienen hoy no les alcanza. Si no lo asumen de una vez, seguirán siendo menospreciados por los clubes y tratados como simples bomberos para apagar incendios con baldes de agua.
por cristián caamaño,
comentarista de espn
y radio agricultura