Una paradoja que nos ha dejado la pandemia es que el único instrumento administrativo que tienen las autoridades de salud para sancionar incumplimientos en este periodo, los sumarios sanitarios, han demostrado ser ineficientes. Cuando la indagación no se entrampa por la falta de antecedentes, u otros estorbos del camino, y llega a emitir una sanción, la capacidad coercitiva del sistema para obligar al pago de la multa es bajísima, al punto que las autoridades tuvieron que convocar una mesa de trabajo para analizar el alto número de personas que, simplemente, decide no pagar.

La autoridad retrucará que ante la vulneración del Código Sanitario no cabe nada más que el inicio de una investigación para definir las responsabilidades y la sanción respectiva. Pero el punto es otro. El punto es por qué en este año y medio de pandemia no ha sido posible estructurar un trabajo colaborativo que, más allá de la línea sancionatoria, sea capaz de responder adecuadamente a los imprevistos del proceso, a los casos especiales, las descoordinaciones que no llevan dolo, los requerimientos particulares que surgen de procesos complejos, que muchas veces implican la intervención simultánea de cientos de personas. Pese a todo ello, la Secretaría Regional Ministerial de Salud ha decidido iniciar sumarios sanitarios contra los municipios de Petorca, Villa Alemana, Puchuncaví, Valparaíso, Los Andes, Putaendo, Catemu y San Antonio, por no cumplir adecuadamente con el plan de vacunación.

Varios encargados municipales de Salud y algunos alcaldes rechazaron esas imputaciones y plantearon que las adecuaciones diarias que hicieron los consultorios a cargo del proceso en cada comuna buscaron siempre el beneficio de la población. El problema de fondo, esgrimió la mayoría de consultados por la medida, es la falta adecuada de dosis para responder a las exigencias de los grupos etarios -y rezagados- dispuestos para las dosis que permiten defenderse de la gravedad del covid. El director de Salud de la Corporación Municipal de Valparaíso, Alejandro Escobar, pidió de frentón mayor flexibilidad y "pertinencia territorial" en la programación de las vacunas. Las autoridades de Petorca explicaron que los habitantes de la comuna más extensa de la región deben acudir a los centros de vacunación desde puntos muy lejanos y, por tanto, el municipio tuvo que "contextualizar el calendario del ministerio por razones que son plenamente geográficas".

Más allá de las razones formales que obligaban a la autoridad sanitaria, queda de manifiesto en estas situaciones descritas la falta de adecuación de los planes generales de vacunación a las necesidades específicas de cada comuna. Falta allí una instancia de coordinación capaz de cerrar esa brecha para enfrentar una pandemia que se quedará con nosotros por mucho tiempo más.

Hoy más que ayer, la descentralización está presente cada vez con mayor fuerza en el debate público y social, teniendo más protagonismo en la agenda política del país, lo que nos permite ser más optimistas respecto a avances reales y sustantivos en la configuración del poder.

Atesoramos un hecho concreto en la asunción de los nuevos gobernadores regionales, con roles y funciones distintos a los que tenían los intendentes. Gozarán de más autonomía por el hecho de ser la expresión de la soberanía popular. Gracias a ello se vuelve a hablar de descentralización. También vemos este tema en el Congreso, en la Convención Constitucional y con las y los precandidatos presidenciales.

En definitiva, se trata de fortalecer los territorios para que el desarrollo sea armónico y no exista la inaceptable inequidad actual, que se traduce en que vivir en un territorio u otro hace una tremenda diferencia en la calidad de vida de las personas.

Quienes vivimos en regiones hemos mantenido constantemente este discurso, pero no siempre hemos sido oídos o considerados. Eso podría estar cambiando y esperamos que el discurso se haga realidad. El verbo que no queremos conjugar es "non vis in ídem", no repetir lo mismo, las regiones ya no están para eso, porque ya hemos vivido situaciones similares y todo vuelve a quedar en nada tras la efervescencia electoral.

¿Qué se necesita para que esta vez sí tengamos avances efectivos hacia la descentralización y logremos reconstruir la confianza? Los conflictos políticos tienen que ser resueltos principalmente por el Estado. La mejor forma de demostrar que existe voluntad para descentralizar es a través del presupuesto. El presupuesto nacional es la mejor expresión de voluntad política, pues apoyar determinadas áreas pone de relieve el deseo real de desarrollarlas.

El éxito de la política descentralizadora con la instalación de gobernadores regionales y nuevas autoridades territoriales dependerá de que cuenten con señales claras en materia presupuestaria. Hasta ahora, la distribución presupuestaria es limitativa y no permite que la región se haga cargo de los problemas que la afectan o identifique fortalezas y aproveche sus oportunidades.

Similar es la situación para las universidades regionales, comprometidas con su entorno y con los gobiernos regionales y locales. Queremos producir sinergias, impactos y avances significativos, no solo formando capital humano avanzado, produciendo movilidad social, promoviendo la equidad de género, comprometiéndonos con el cuidado del medioambiente, sino muy especialmente impactar en la calidad de vida de las personas. A vía de ejemplo, es motivo de satisfacción el compromiso de todas nuestras universidades para detener el covid-19. También lo es el ofrecimiento de las universidades de la Araucanía para colaborar en destrabar el conflicto con el pueblo mapuche, lo cual ha contado con unánime apoyo del CRUCh.

Por este motivo, consideramos que el presupuesto nacional también debe prestar más apoyo a nuestras instituciones. Una medida importante sería que en el presupuesto 2022 se mejore el fondo de fortalecimiento para las universidades regionales, que ya existe como ítem presupuestario, pero con recursos demasiado escasos. Los desafíos que tenemos como regiones son muy grandes. Ya es hora de que tengamos herramientas reales para enfrentarlos.