La encerrona
Lo que no se entiende es que no hayan sido capaces de llegar a un acuerdo para las primarias legales, que les habría dado mayor visibilidad, más compromiso con sus resultados y una participación bastante más aceptable que la que presumiblemente tendrán en tres semanas más".
Tarde, a contrarreloj, desconectada. Así aparece la primaria que Unidad Constituyente logró pactar esta semana y que se realizará el 21 de agosto: con menos de un mes para enfrentar la preparación de una votación a nivel nacional y apenas dos días antes de que venza el plazo legal para inscribir las candidaturas presidenciales ante el Servicio Electoral (Servel) con miras a las elecciones de noviembre.
La premura con que se deberá realizar la instancia es una de las principales dificultades que deberán enfrentar la DC, el PPD, el PS y el PRSD, pero no la única. La incapacidad del otrora poderoso pacto para llegar a un acuerdo en los tiempos adecuados -que les hubieran permitido ser parte de la primaria legal- se transformó en su primera derrota en este capítulo presidencial, la que ahora intentan subsanar, aun cuando esta aventura pueda transformarse más que nada en un saludo a la bandera o incluso un disparo en los pies.
En primer lugar, porque la gran incertidumbre -y aprieto- estará dada por la participación ciudadana, considerando que los chilenos llevan ya varias votaciones en el cuerpo desde el año pasado: el plebiscito de octubre de 2020, la definición de constituyentes, alcaldes, concejales y gobernadores regionales, en mayo; la segunda vuelta de gobernadores en junio y las primarias de Chile Vamos y Apruebo Dignidad hace solo unas semanas. Y eso sin contar las presidenciales y parlamentarias que tendrán lugar en noviembre.
En este escenario, se convoca nuevamente, y a última hora, a los chilenos a participar de un proceso que debió ser legal y en los tiempos pertinentes, pero que asoma como una improvisación, que -además- no contará tampoco con los beneficios del proceso original. Así, no habrá recursos involucrados -y hay partidos como la DC que, según informa la prensa, no tiene plata ni para pagar sueldos-, por lo que será difícil contar con una campaña siquiera digna. Tampoco habrá franja televisiva que permita dar a conocer a los postulantes.
La única instancia masiva para permitir que los chilenos sepan quiénes son los candidatos y qué piensan para Chile al parecer será el debate que sostendrán los abanderados mañana lunes. Pero este ha sido criticado ampliamente por la abanderada DC Yasna Provoste por considerarlo una "encerrona", toda vez que habría sido organizado previamente por Paula Narváez (PS) y Carlos Maldonado, del PRSD. Pero en rigor, si se le quiere ver así, la única "encerrona" real es la que están sufriendo los votantes, conminados a ir nuevamente a las urnas por culpa de la falta de acuerdo y trabajo político serio.
Es cierto que -habiendo abortado la misión para las elecciones de julio- tampoco había otra opción para Unidad Constituyente: en el momento de desgaste que vive la política nacional habría sido imposible pensar en definir al abanderado de la ex Concertación a partir del "dedómetro", pero lo que no se entiende y parece no tener justificación alguna es que no hayan sido capaces de llegar a un acuerdo para las primarias legales, que les habría dado mayor visibilidad, habría generado más compromiso con sus resultados y, de seguro, un nivel de participación bastante más aceptable que el que presumiblemente tendrán en tres semanas más.
La propia Paula Narváez admitió el error que significó no haber participado de las elecciones de julio y lanzarse al vacío en esta consulta ciudadana improvisada: "Hay que asumir absolutamente el error que significó no estar en las primarias legales. El no haber podido firmar ese pacto para habernos inscrito en las primarias del 18 de julio, sin lugar a dudas, nos genera una desventaja importante", afirmó esta semana y tiene razón.
Efectivamente, no solo la falta de respaldo ciudadano al proceso voluntario puede ser un inconveniente. El nivel de quiebre que se produzca entre los candidatos por los roces que la campaña contra el tiempo será uno de los temas que deberán cuidar, pues no habrá periodo suficiente para recomponer las relaciones, con una inscripción de candidaturas dos días después y una presidencial a solo tres meses de distancia.
Con esos roces ya apareciendo en el horizonte esta semana -solo unas horas después de haber pactado realizar la primaria- y la necesidad apremiante de convocar a los votantes, lo cierto es que la "encerrona" que acusó Provoste más parece un "portonazo" hacia los ciudadanos, que se ven convocados -una vez más- a un proceso que debió definirse en los tiempos legales y políticamente adecuados. No a trasmano, en la urgencia… Entre gallos y medianoche.2
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