La constante reducción en los índices de contagio, muertes y uso de camas UCI permitió a las comunas de Villa Alemana, Quilpué, Viña del Mar, Concón, Cabildo, Casablanca y Valparaíso avanzar a la fase 4 de Apertura Inicial, en el que fue uno de los anuncios más sorpresivos dados por el Ministerio de Salud en el marco de la pandemia por covid-19. La consecuencia inmediata, una vez que esté vigente la medida la madrugada de este miércoles, será que las familias podrán recibir más gente dentro de sus casas -siempre que el espacio permita distancia de un metro- y también aumentarán los aforos en el comercio establecido, así como en restaurantes; pero quizás la diferencia mayor respecto de las actividades del día a día viene por el hecho de que permitirá actividades masivas, como matrimonios de hasta 250 personas si todas portan su pase de movilidad.

Por supuesto, las autoridades valoraron la medida y la atribuyeron a su buen trabajo en el proceso de vacunación y el control de los desplazamientos.

Con el cambio, la zona entra a una nueva etapa, que junto a la reactivación económica de aquellos negocios vinculados al turismo, debería priorizar el retorno de los escolares en aquellos establecimientos que aún no abren sus puertas a las clases presenciales. Esto permitiría rectificar el que quizás sea uno de los mayores errores de este año y medio de pandemia. Como ocurrió en la mayoría de los países desarrollados, la educación en todos sus niveles tendría que haber sido priorizada al punto de ser la última en cerrarse y la primera en reabrir en los periodos con mayor intensidad de contagios y muertes. Hubo aquí un fracaso de todos los entes vinculados al ámbito educativo, un error grave que sería impensable que volviera a ocurrir si las cifras comienzan a galopar al alza debido a la variante delta u otras.

Aunque destacan los bajos índices que hay en la Región, desde el Colegio Médico alertan sobre la velocidad con que el Minsal está desconfinando al Gran Valparaíso. El presidente del Colmed en la zona, Luis Ignacio de la Torre, dijo que estamos en presencia de una ventana de oportunidad que, si el Gobierno y la comunidad la aprovechan bien, permitirá llevar los indicadores de covid-19 a cifras cercanas a cero. La advertencia es razonable y si existe un aprendizaje del ejemplo que dan en la pandemia los países del hemisferio norte, es que la apertura acelerada suele derivar en un enclaustramiento igual de rápido, debido a la mayor circulación viral que provocan las grandes aglomeraciones de personas. Todo indica, por tanto, que este periodo bajo fase 4 dará un respiro a los habitantes del Gran Valparaíso, un tiempo para reflexionar y preparar las estrategias que permitan enfrentar la próxima fase de la pandemia.

Estamos sufriendo los efectos de una catástrofe socioambiental gravísima por la sequía, causada en parte por efecto del cambio climático, pero también por una mala gestión del recurso hídrico provocado por una Constitución y un Código de Aguas que defiende los intereses privados por sobre el derecho humano. Por eso, la nueva Carta Magna debe abordar este problema y renovar las normas que regulan el uso del agua en nuestro país.

La gestión de nuestros recursos hídricos es clave a la hora de enfrentar los efectos del cambio climático y el avance de la desertificación, ya que la normativa actual no promueve una gestión de cuencas adecuada a las necesidades actuales de los territorios. Cabe recordar que la semana pasada la sala del Senado respaldó la idea de legislar el proyecto que reforma el Código de Aguas y ahora corresponde que la iniciativa sea discutida en particular.

Si bien el cambio climático es en parte causa de la disminución de la cantidad de agua disponible, la escasez hídrica se ve agravada por efecto de la acción humana. Por ejemplo, el catastro frutícola de la Región de Valparaíso año 2020, realizado por la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (ODEPA) y el Centro de Información de Recursos Naturales (Ciren), indica que existen 5.078,2 hectáreas de superficie plantada con paltos en la Provincia de Petorca, que principalmente se concentran en las comunas de Cabildo, La Ligua y Petorca.

Teóricamente, un palto consume un volumen de agua que varía entre 7.000 y 16.000 m3/ha/año. Si hacemos el ejercicio de tomar el mínimo para calcular cuánta agua consumirían teóricamente en un año esas 5.078,2 hectáreas y considerando los 100 litros diarios por persona recomendados por la OMS, nos da que el agua que se usaría para mantener a todas esas hectáreas de paltos corresponde, al menos, al consumo diario por un año de 973.901 personas. La población en la Provincia de Petorca es cercana a los 78.000 habitantes.

Entonces, nos preguntamos: ¿estamos frente al efecto del cambio climático o también frente a una injusticia y falta de gestión brutal a la hora de administrar un recurso tan vital como el agua? ¿Es sequía o saqueo? Tal vez sí existe una baja en la cantidad de agua disponible por efecto del cambio climático y si es así lo correcto es ser solidarios, adaptarse, priorizar el derecho humano y el desarrollo de los ecosistemas y no privilegiar a las grandes empresas.

Por otra parte, la importancia que tiene la educación ambiental para generar conciencia debe ser inculcada desde la infancia en los establecimientos educacionales y también desde el hogar. Es la única y la mejor manera en que podremos realmente generar un cambio cultural que nos lleve a minimizar los efectos del cambio climático y la escasez hídrica, para que nosotros y las futuras generaciones podamos tener la oportunidad de vivir dignamente y en igualdad.