La controvertida opción anunciada el pasado 6 de agosto por el Coordinador Eléctrico Nacional (CEN) de reabrir la clausurada central de Ventanas 1 de Puchuncaví (AES Andes, ex AES Gener) en función de su condición de Estado de Reserva Estratégica (ERE), en la cual fue suscrita junto con su cierre en diciembre de 2020, ante la crisis hídrica y energética que vive el país, desató la lógica molestia de los alcaldes de Quintero, el subrogante Rubén Gutiérrez, y de Puchuncaví, el recién llegado Marcos Morales, quien encabezó la batalla política para doblarle la mano al Gobierno, argumentando que no "aguantaría seguir siendo la zona que se sacrifica por el resto del país".

A tales quejas se sumaron varios senadores de la Región de Valparaíso, lo que en algún minuto hizo dudar al propio Presidente Sebastián Piñera y a su ministro de Energía, Juan Carlos Jobet. De hecho, la seremi local, Fernanda Pinochet, deslizó la opción de que Jobet estaba por la búsqueda de una alternativa, más aún después del horroroso timing oficialista, que fue coincidentemente castigado con el informe sobre calentamiento global del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas, analizando más de 14.000 artículos científicos y concluyendo que los desajustes provocados por el cambio climático se van a acelerar y van a ser palpables mucho antes de 2050, extendiendo esta amenaza a modificaciones nunca antes conocidas y prácticamente insoportables para el ser humano.

Así pasaron las horas, con la comunidad de ambas comunas -ya acostumbradas al castigo medioambiental durante más de medio siglo- viviendo en una extraña mezcla de confusión, decepción y enojo, cuando en la tarde del viernes, tras una reunión en el Ministerio de Energía con el subsecretario Francisco Javier López, un representante del CEN, la seremi Pinochet y el propio Morales, se determinó no reabrir Ventanas 1 por expresa petición superior, a sabiendas de que la medida resultaba bastante impresentable para los tiempos que corren.

De esta forma, si bien no se puede hablar de que se hizo justicia, sí puede instalarse la percepción de que al menos se evitó cometer una nueva con las comunidades del cordón industrial que tanto han soportado en las últimas décadas. ¿Será que el informe de la ONU sensibilizó a tal extremo al Gobierno que lo obligó a echar marcha atrás en su poco meditada decisión de reabrir Ventanas 1? Quién puede saberlo. Lo que sí quedó claro es que la figura del alcalde Morales de Puchuncaví -hasta hace pocos meses un desconocido asesor del senador Chahuán- comienza a posicionarse en la Región.

El significado más común de la palabra "república" remite a un gobierno que se opone a la monarquía, es decir, al gobierno de uno y en beneficio de ese uno, y tal es la razón por la que todas nuestras Constituciones Políticas han sido llamadas "de la República de Chile", poniendo así de manifiesto que monarquía no somos y que hace ya más de dos siglos dejamos de ser colonia de una monarquía europea.

"República" tiene también otro sentido, banal desde luego, que aparece cuando hablamos del "espíritu republicano" de ciertas ceremonias cívicas que tienen el efecto de producirnos alguna emoción patriótica tan intensa como efímera. El Presidente, haciendo ingreso al Congreso Pleno para dar su cuenta a la nación, el funeral de Estado que se lleva a cabo de un exmandatario muy querido por la población, el ingreso del Presidente de la República arribando a La Moneda en medio de dos filas de carabineros que le rinden honores.

Pero ojo: hay un tercer sentido de la palabra "república" que se relaciona con un gobierno y una sociedad proba, un gobierno y una sociedad en que se trabaja para el bien común y no para el de los propios gobernantes o de grupos o clases de ciudadanos, un gobierno y una sociedad de personas virtuosas, o al menos medianamente virtuosas si es que "virtud" sonara a mucha palabra. En este nuevo significado, "república" incluye también división y separación de los poderes del Estado, que es una de las maneras más eficaces para que nadie concentre un poder exagerado o pueda invadir otras instancias de poder público.

Entonces, el ideal republicano, que no es otro que el del bien común que debemos perseguir todos, es tan loable como necesario, por difícil que resulte ponerse a la altura de él. Por lo demás, eso es lo que siempre pasa con los ideales, y también con las virtudes: son exigentes, muy exigentes, algo así como cimas que deseamos alcanzar y a las que, por lejos que nos encontremos de ellas, no renunciamos en el intento de alcanzarlas.

Entonces, por favor, no renunciemos a la palabra "república" y tampoco a la palabra "Chile". Si se tuviera en mente otro nombre para nuestra futura Constitución, distinto de "Constitución de la República de Chile" -por ejemplo, Constitución de los Pueblos-, ¿acaso los pueblos del plurinacional Chile no caben todos dentro de la palabra "república" en el primero y tercero de los significados señalados en esta columna?