"En mi espalda llevo las alas negras de mi cuidador, el tordo"
Premio Municipal de Santiago con el título alusivo a esa ave, regresa a su Limache natal, tras vivir en Argentina. LLega a cargo de un ambicioso proyecto de distribución editorial.
Luego de vivir ocho años en Buenos Aires, el poeta Diego Alfaro Palma (37) está reinstalado en su Limache natal, junto a su pareja Claudia, ilustradora y galerista argentina. Ahora dedicado al proyecto Big Sur, distribuidora de editoriales literarias de Chile, Argentina, España y México, donde su labor consiste en "surtir a las librerías de títulos y de contenidos a las y los libreros", y su meta personal es que "una librería en Limache, en Santiago o en Punta Arenas no tenga nada que envidiarle a una en Barcelona o Buenos Aires: cambiar la forma de leer y de leernos".
También editor, traductor y profesor, el autor de Tordo -Premio Municipal de Santiago 2015, que acaba de ser republicado por editorial Cuneta-, refiere que entre 2017 y 2019 recorrió todo Argentina "yendo a ferias, llevando libros de todos lados del continente en buses, vendiendo como poseído de un extraño entusiasmo".
Su empeño llegó a oídos de Hernán Rosso (ex Penguin Random House Chile), y Pablo Braun (dueño de Eterna Cadencia) "y decidieron subirme a un avión en dirección a Santiago para que me uniera al proyecto Big Sur, donde hacemos circular en estos países, obras que antes eran muy difíciles de hallar o muy costosas".
Así fue como dejó atrás un Buenos Aires cuyo recuerdo le pesa y donde entre otras cosas trabajó en la librería Norte. "Uno no pierde una ciudad, sino que la gana para sí", sostiene y se considera en parte porteño, "quizás porque vivir en uno de sus barrios es como habitar en una pequeña ciudad, como Limache: en Villa Santa Rita los almacenes cerraban al mediodía, tenía el correo a la vuelta y también la verdulería: la vida estaba detenida en un momento antes del capitalismo salvaje y los malls, y en general me encantaba saludarme con mis vecinos, pasarme al café los miércoles o salir a andar en bici. Y al mismo tiempo, que la ciudad de la furia nunca descansara, que cada noche fuera el todo o nada".
"Lo que más extrañamos es esa cosa distendida, de juntarse sin preguntar, de ser directo y sin rodeos, de ser parte de un gran delirio que no tiene fin, de encontrarte una milonguita en una esquina perdida y oscura, o una galería de arte dentro de una reparadora de calzado. Ese qué sé yo", describe desde el reino de la memoria.
Según el artista, la pandemia ha tratado mal y bien a la industria editorial. "La gente muy rápido se cansó de las pantallas y su brillo. Una acción contra el encierro fue la lectura: viajar estando detenido", y en cuanto las librerías pudieron despachar, "el libro empezó a ser un elemento indispensable, pan".
Dice que son más las librerías que nacieron en este periodo que las que se cerraron, aunque su estado sea frágil. "La venta por internet es un motor importante, pero uno entre varios. Creo que lo que sí descubrieron las y los libreros es que tienen que generar una identidad, un catálogo, una propuesta para acercar al público. Si vendes lo que venden todos te quedas en el pasado. El futuro es la identidad y en cómo involucras tu comunidad con ese discurso".
Acerca de la reedición de Tordo, declara que es un libro que lo ha marcado como creador. "En mi espalda llevo las alas negras del tordo, es mi cuidador, mi figura totémica. Con él decidí que quería ser escritor y su validación no llegó por el conducto regular, sino por el boca a boca: no tuvo comentarios de la crítica ni menos de la academia, sino que vino más de una recomendación de lectores, en librerías, en bares y cafés".
Lo tradujo al inglés Lucian Mattison y esa versión fue seleccionada por la Academia Norteamericana de Poetas, además de aparecer en una decena de revistas. "Hubo una versión en teatro que recorrió varias salas de Buenos Aires, con muy buena recepción. Hay hasta versiones al francés, el alemán y el noruego de algunos poemas", detalla. "Yo esto no lo controlé. No estaba en Chile cuando ocurría, así que dejé que Tordo volara y buscara sus lectores y lectoras, algunos de ellos tremendos escritores, como Ricardo Piglia, Mirta Rosenberg o el gran Juan Forn".
La lluvia y los arroyos que ya no están
Pronto se sumará a ese libro, a Paseantes, Litoral Central y otros títulos de su autoría, la obra Trabajos voluntarios, que recopila sus ensayos sobre poesía chilena y en que aparecen algunos autores de la región, como Rubén Jacob, Ximena Rivera y Cecilia Vicuña. "Espero que sea un libro entretenido, una aventura hacia la poesía escrita en este país-isla", subraya.
Mientras tanto, se enfoca en el ensayo poético El oído, "una exploración hacia la escucha y cómo la poesía ha representado el sonido y el silencio; creo que es de lo bueno que he hecho, y fue una manera de unir mis viajes, mi vida de hijo de marino, la lectura y las conversaciones con mis amigas y amigos". Y tiene en mente otro poemario, La casa es el cerebro, que gira en torno a su historia familiar y también a la transformación de los ecosistemas producto del calentamiento global, donde espera "darle un sentido emocional a la sequía, la desaparición de los arroyos a los que iba con mi mamá y mi abuelo, a los cerros que antes eran verdes y a los días de lluvia que no regresarán a menos que activemos ya nuestro sentido poético de intervenir la realidad".
Eso tiene mucho que ver con que su familia materna ha vivido en Limache por más de 120 años; con su abuelo Ricardo Alfonso Palma, que fue alcalde de la ciudad e intervino en la creación del Parque Nacional La Campana. De modo que considera que la iniciativa para declarar la Avenida Urmeneta y el casco histórico como monumento nacional en categoría de Zona Típica se sustenta en "una ciudadanía que durante varias décadas ha estado catastrando y poniendo el valor el patrimonio de la ciudad y su biodiversidad".
"El entorno histórico de Limache, aunque alterado, tiene el valor de una experiencia única en el país: una comuna que son dos ciudades unidas, una de las cuales fue proyectada por un poeta y ecologista español del siglo XIX. Limache hoy es uno de los pocos baluartes de la Quinta Región contra la uniformidad y la destrucción total que produce la locura inmobiliaria", plantea.
"Es una ciudad para caminarla, que tiene un poderoso pulmón en sus cerros y sus bosques, pero todo eso está en peligro si la autoridad y la comunidad no son competentes, si no conocen su historia, si no agradecen el aire que respiran". 2
Rosa Zamora Cabrera
rosa.zamora@mercuriovalpo.cl