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severa en las últimas décadas y es posible que Anakena también se erosione parcialmente a medida que avance el siglo", detalla el académico, quien también considera factible que el poblado de San Juan Bautista, en el Archipiélago de Juan Fernández, experimente efectos similares y acotados a sus instalaciones portuarias y paseos costeros, producto del aumento del nivel medio del mar.
"Quizá Rapa Nui es el lugar más afectado por el alza en el nivel del mar en todo Chile, y eso está generado erosión en los acantilados, varios ahu están a punto de colapsar por el avance de la erosión, y eso es realmente preocupante", complementa Manuel Contreras López, ingeniero y doctor © en Ciencias Ambientales.
El científico aborda también otras aristas de la crisis global. Por ejemplo, ante cierto grado de aumento de la temperatura en el mar "baja el nivel de oxígeno y se generan las denominadas 'zonas muertas', provocando mortandad de especies que varan en las playas, algo que se va a ir incrementando".
Y observa que están cambiando las latitudes en que se registraban los fenómenos meteorológicos de las trombas marinas, que antes ocurrían sobre todo en las regiones de Biobío y La Araucanía. "En el último verano tuvimos un par de trombas en la parte sur de la Región de Valparaíso. Estos fenómenos van a ir aumentando y nuestras infraestructuras no están preparadas para eso", señala.
Proyecciones de retroceso de playas
En lo que respecta a las playas, el estudio sobre determinación de riesgos del cambio climático en las costas de Chile proyectó que las ubicadas entre Arica y el Canal Chacao experimentarán retrocesos medios de entre 3 y 23 metros entre 2026- 2045, y examinó la situación de 35 de ellas correspondientes a las regiones de Antofagasta, Coquimbo, Valparaíso, O'Higgins y Biobío, indicando que nuestra zona presenta un proceso erosivo generalizado, especialmente marcado en El Yali, Algarrobo y Concón.
El jefe del proyecto explica que esas estimaciones fueron efectuadas con las proyecciones de cambios de nivel del mar y oleaje disponibles en el quinto Informe del IPCC, utilizando el escenario más pesimista, que incluso así eran más benévolas que las del informe de este mes, por lo que la erosión será probablemente mayor que la prevista para ese horizonte.
"Es más, para fines de siglo se espera erosión de hasta 50 metros en algunas playas urbanas como Algarrobo y Concón, que, dado que están confinadas por muros perimetrales, tal vez no tengan la capacidad de migrar y adaptarse a los nuevos niveles del mar. Playas ubicadas fuera de los perímetros urbanos, como El Yali, experimentarán erosión, pero es probable que tengan más flexibilidad que aquellas que ya están confinadas", estima el científico.
La problemática del cierre de puertos
El mismo estudio determina que la región tiene expuestos, principalmente al impacto de marejadas anormales, dos puertos, al menos ocho terminales marítimos y muelles, tres termoeléctricas y cuatro puntos de emisiones y transferencias de contaminantes ubicados en zonas costeras bajo los 10 metros sobre el nivel del mar.
"Las marejadas traen como consecuencia la parada operativa de los puertos y algunas instalaciones industriales emplazadas en la costa, además del eventual daño en todo tipo de infraestructura, como las defensas costeras, muelles, obras de abrigo y obras de captación y descarga de agua de mar, residuos industriales líquidos, entre otras. El daño parcial o total de las obras puede traducirse en paradas operativas de varias semanas, razón por la cual las instalaciones portuarias deben tener planes de continuidad de negocios ante este tipo de eventos y otros de calibre mayor, como los sismos y tsunamis", plantea Patricio Winckler.
Entre 2008 y 2017 Valparaíso cerró 172 veces, San Antonio 523 y Quintero 761, y según la citada investigación se observa un incremento notorio en número de cierres en la mayoría de los puertos analizados. Junto con garantizar la seguridad de operarios, naves y mercancía, estas medidas generan pérdidas importantes en la cadena logística, con aumento del precio de los productos que consumimos, añade, y expone que de acuerdo a la Cámara Marítima y Portuaria de Chile, el costo de inactividad por 585 días de cierres debidos a marejadas entre julio de 2020 y julio de 2021 fue de US$ 345,5 millones para todo el sistema portuario chileno.
"Puertos como Quintero y San Antonio han sufrido sistemáticamente de dichos cierres y Valparaíso también, pero en menor medida debido al abrigo natural de Punta Ángeles y del molo. De acuerdo a nuestros cálculos, en las próximas décadas es probable que la cantidad de cierres de puerto aumente ligeramente, pero hacia fines de siglo prácticamente todos los puertos de Chile mejorarán sus condiciones operacionales, debido a la migración al sur de las zonas de generación del oleaje, que, por ser más lejanas, llegarán a las costas chilenas con menos energía".
Intensificación ecológica en la agricultura
Simultánemente, Chile central está inmerso en una mega sequía que no da tregua y la Región de Valparaíso viene experimentando desde hace dos o tres décadas la transición desde un clima mediterráneo a uno semi árido, subraya Manuel Contreras López.
Dice que "Valparaíso era una región que tenía del orden de 400 mm de precipitaciones en el año, y hoy estamos en torno a los 100 mm. El clima que estaba en Coquimbo hoy está en Valparaíso, y el que teníamos aquí se trasladó a la zona de Rancagua o Talca".
Este escenario implica impactos en un amplio espectro, desde el riesgo de incendios forestales hasta los sistemas de producción agrícola y el manejo de los recursos forestales. Probablemente va a haber impacto sobre las especies más dependientes de zonas de humedad, del bosque hidrófilo, de fondos de quebrada, o se van a extinguir y van a quedar algunas que se adapten mejor, que sean más resilientes a las condiciones futuras de menos precipitaciones, concentración de las mismas en menor tiempo y mayores temperaturas, dice Juan Luis Celis, doctor en Ecología y Biología Evolutiva, y profesor de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Pontificia UCV.
"En una mirada de cambio climático, deberíamos restaurar los sistemas degradados con bosques esclerófilos originarios de esta zona, ojalá con una mayor composición de especies tolerantes a esas condiciones, porque eso ayuda al ciclo hidrológico, en lugar de tener plantaciones de pino y eucaliptus, porque con estas últimas especies la poca agua que cae la estamos evaporando muy rápido por el uso que hacen del recurso".
El experto cree que "la agricultura en general, que hoy acapara cerca del 80% del uso del agua, una cantidad que está mal calculada, se va a ajustar" a la realidad que viene, y eso pasa por redistribuirla "estimando previamente cuánta es la que está disponible para la actividad agrícola, para el consumo humano y para mantener los caudales mínimos ecológicos de los ecosistemas", ya que "lo que hay ahora es un gran desorden".
Plantea que hoy se cuestiona el argumento según el cual se requiere más superficie agrícola para alimentar a la población, ya que con sistemas eficientes no solo no hay que aumentarla, "sino que hay estudios que plantean reducirla en alrededor de un 20%" y restaurar hacia ecosistemas naturales "que son mucho más resilientes a los cambios ambientales".
"Hay un cambio de paradigma en la agricultura, que es la intensificación ecológica. Lo que se ha visto a nivel de investigación es que si tenemos un paisaje más diverso en el cual conservamos áreas naturales, los beneficios de esos sistemas impactan positivamente la producción agrícola y aumentan los rendimientos", expone Celis, para quien la vía de solución es "transformarse de una agricultura extensiva y demandante de insumos, a una que incorpore la conservación de ecosistemas naturales dentro de sus sistemas productivos, de manera que sea más resiliente a todos los problemas asociados al cambio climático que vendrán". 2
Daños en la infraestructura portuaria, inundación en paseos costeros y erosión de playas serán más intensos".
Valparaíso tenía del orden de 400 mm de precipitaciones en el año, y hoy día estamos en torno a los 100 mm".
Hay un cambio de paradigma en la agricultura, que es la intensificación ecológica".
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