En tierra de gusanos
"Había estado alimentando durante mucho tiempo la idea de escribir sobre el impulso mesiánico en la sociedad humana", recordaría años después Frank Herbert. Entonces, hacia 1953, viajó a la costa del estado de Oregon, EE.UU., para escribir un reportaje sobre la lucha para contener a las dunas, que se extendían por sobre la carretera y la bloqueaban. Lo que vio lo fascinó. Tras su artículo, comenzó a juntar material sobre el control de las dunas y, al poco, tiempo, empezó a leer sobre ecología y los efectos de la actividad humana en el mundo. "Un día me desperté y tenía un cajón de archivo lleno y no podía hacer otra cosa que escribir ese libro", dijo Herbert en una entrevista en 1973.
El libro se llamaba "Dune" y vio la luz, como muchos clásicos de la ciencia ficción, publicado en capítulos en una revista, en este caso "Analog", entre 1963 y 1964. Fue editado como volumen en 1965 y al poco tiempo ganó los premios "Nébula" y "Hugo", los máximos galardones del género.
"Dune" es hoy uno de los pilares indiscutidos de la literatura de anticipación y, lejos de debilitarse, su importancia parece acrecentarse. Es un número fijo en cualquier lista de las mejores obras del género. No es todo: en octubre próximo llegará una nueva adaptación cinematográfica del libro -la tercera-, de la mano del canadiense Denis Villeneuve.
Tal vez es un buen momento para preguntarse de qué se trata exactamente y qué es lo que lo hace tan especial. Para eso, tenemos que volver a las dunas.
"Dune" está ambientado más de diez mil años en el futuro, en el corazón de un imperio organizado en torno a un poderoso gobernante y a señores feudales que rigen los mundos conocidos. Es un entorno de equilibrios precarios, donde la traición y las conspiraciones son el pan de cada día. Por si fuera poco, este imperio espacial no se alimenta de la alta tecnología, sino que desconfía de ella: los computadores están prohibidos, tras un evento conocido como la Yihad Butleriana. Seres humanos especialmente entrenados, llamados mentat, cumplen las funciones que ocupan las máquinas pensantes en la mayoría de las obras de ciencia ficción.
El corazón de todo, como siempre, es el comercio entre los mundos y ahí juega un rol clave una cofradía de navegantes que, a falta de computadores, debe recurrir a un compuesto especial que expande sus percepciones y les permite viajar sin moverse, "plegando" el espacio. Es la especia melange, descrita por el crítico Jon Michaud como "una sustancia con el valor mundial combinado de la cocaína y el petróleo". El gigantesco detalle está en que tan valioso producto solo existe en un planeta desértico llamado Arrakis, también conocido como "Dune". Cualquier parecido con Medio Oriente no es, por cierto, ninguna coincidencia.
Arrakis es un valioso territorio feudal y hasta allí llegan, enviados por el emperador, los benevolentes señores del planeta Caladan, la Casa Atreides, para reemplazar como administradores a los malvados integrantes de la Casa Harkonnen. Los locales, llamados fremen, parecen mirar con igual desconfianza a cualquiera de ambos clanes, pues no dejan de ser sus invasores.
El protagonista de "Dune" es el heredero de la Casa Atreides, Paul, un adolescente que apenas llegar enfrenta la traición y la destrucción de los suyos y debe huir a lo profundo del desierto para sobrevivir y preparar su venganza. El joven duque no es una persona cualquiera, sino el producto de un extenso programa de apareamiento diseñado por una orden integrada exclusivamente por mujeres, la Bene Gesserit, que busca conseguir con un cuidado esquema de "cruces" un ser superior al que denominan Kwisatz Haderach. Paul podría ser esa persona, pero ha escapado de su control. Y allí, rodeado de las arenas de Arrakis que se desplazan como un océano y en la que reinan gigantescos gusanos de cientos de metros de largo, conocerá las costumbres de los fieros fremen, que lo erigirán en su mesías y que lo seguirán en su yihad, mientras el consumo de la especie le dará la facultad de mirar en el río del tiempo.
El libro de Herbert está estructurado en capítulos breves, antecedidos por citas de libros religiosos, biografías o aforismos que dan vuelta en torno a la figura de Paul. Desde la primera página sabemos que es venerado como un dios y que su historia ocurrió largo tiempo atrás. Lo que vamos a leer es el relato de su ascenso.
El libro de Herbert es notable por tres aspectos. El primero, la consistencia del mundo que inventa -a medio camino entre el futurismo y una sociedad feudal-, tal vez solo comparable en su minuciosidad a la obra de Tolkien. El segundo, la ecología juega un rol central en todo lo que ocurre y parece ser verdaderamente el tema central del libro, pues la noción de "equilibrio" está presente en todas sus páginas. El tercer aspecto es lejos el más interesante: pese a que Paul Atreides es su héroe, el libro no deja de darnos señales de lo peligroso que puede ser un mesías. Como constata el ecólogo imperial Liet Kynes, uno de los protagonistas secundarios del libro, "no podría haber mayor desastre para tu pueblo que el caer en manos de un héroe". No es una advertencia que se pueda desechar a la ligera.
Título: "Dune" Autor: Frank Herbert Editorial: Debolsillo Extensión: 784 páginas. Venta: $12.000 (aprox.) en librerías.
por shogun