Espinudo problema en calle 6 Oriente
La Corte de Apelaciones frenó el proyecto de extensión, que contempla expropiaciones, para estudiar si la iniciativa debe seguir adelante. Un grupo de vecinos se siente afectado por el proyecto, en tanto que el municipio ha advertido que se trata de una solución extemporánea para reducir o mitigar los atochamientos viales.
El proyecto de extensión de la calle 6 Oriente, en Viña del Mar, es un buen ejemplo de cómo las ciudades viven en un estado de permanente movimiento y cambio, al punto de que antiguas promesas -ideas, iniciativas u obras- se vuelven inútiles si no se materializan a tiempo, ya que sus beneficios quedan sumergidos bajo las dudas y cuestionamientos que plantean las nuevas realidades urbanas.
6 Oriente corresponde a una continuación del megaproyecto de Interconexión Vial Norte - Sur de Viña del Mar, que desde hace quince años contempla una serie de iniciativas interconectadas, que buscan entregar una solución integral y dotar a la ciudad de la vialidad alternativa y complementaria que le permita soportar la creciente carga vehicular. Según el diagnóstico hecho en su minuto -y luego refrendado en cada petición de recursos, en cada estudio de diseño- la Ciudad Jardín requiere de una vía alternativa al borde costero y el Camino Internacional para conectar los flujos vehiculares entre los enlaces a Santiago (Ruya 68 y Las Palmas) y Valparaíso (Av. España), ambos ubicados en el lado sur de la comuna.
Parte importante de dichos flujos buscan rapidez para llegar a comunas como Concón y barrios como Reñaca y Mantagua, en trayectos de largo alcance en los cuales Viña del Mar es solo un paisaje que pasa rápidamente por la ventana. En esa estrategia ya fueron concretados los puentes Los Castaños y Reñaca, así como la remodelación de la avenida Alessandri. Sin embargo, el tramo de 6 Oriente enfrenta serios cuestionamientos, tanto de los vecinos que se oponen a las expropiaciones y el impacto urbano de una carretera de esas características, como del municipio que califica el proyecto de extemporáneo, incluso de la Inmobiliaria Las Salinas, que advirtió una colisión urbanística entre su propuesta para emplazar un nuevo barrio frente al borde costero y el paso de una autopista por el sector.
La Corte de Apelaciones porteña accedió a las peticiones hechas por la Corporación Pro Defensa del Patrimonio Histórico y Cultural de Viña del Mar y frenó el proyecto, lo que implica suspender las expropiaciones que llevaba adelante el Serviu en algunos sectores de la Población Gratry, pero el fondo del asunto está lejos de resolverse. ¿Debe seguir adelante un proyecto anhelado por sucesivas autoridades y en el cual ya se han gastado miles de millones de pesos en estudios, compras de terrenos y contratación de expertos, pese a que una parte de vecinos viñamarinos se sienten perjudicados y se arrasa con una zona de rica historia urbana, aunque sin protección patrimonial? La pregunta no exige solamente una respuesta legal, sino que demanda un diálogo profundo - es decir, una acción política - entre las autoridades, la comunidad y los especialistas en desarrollo urbano, porque ya sabemos que para ciudades vivas y dinámicas como Viña del Mar, muchas veces las soluciones se encargan, con eficiencia, de crear nuevos problemas.