La batalla contra el covid aún no termina
Diversas declaraciones de autoridades parecen no tener en cuenta la gravedad de la crisis sanitaria. Las Fiestas Patrias pueden ser un desastre. Se hace necesaria una cabeza fría que pueda pensar un poquito más allá de la hojarasca y entienda que un nuevo rebrote de covid-19 puede ser una catástrofe.
Ante la optimista baja de casos y contagios de covid-19 en la Región de Valparaíso y en el país, la distensión parece ser la orden a seguir en todas las ciudades, con furibundos llamados a terminar con las restricciones y abrir definitivamente las comunas como si el virus hubiese desaparecido de la faz de la tierra.
Ya este viernes, en el marco del Día del Vino, el gobernador regional Rodrigo Mundaca exigió al Gobierno central el fin del toque de queda, so pretexto de la reactivación económica, pero al parecer desconociendo dos factores territoriales de suma relevancia: uno, que el avance de la cepa delta ha sido tan constante como silencioso, tal como lo ha comprobado el último informe de vigilancia genómica del Ministerio de Salud; y dos, el escaso y nulo control de la delincuencia en la zona, principalmente en la Ciudad Puerto, que tiene a los locatarios nocturnos armándose y con los nervios de punta ante el marcado descontrol que no es atajado por la seguridad pública, quienes tampoco tienen colaboración alguna de la Municipalidad de Valparaíso, cuyo alcalde se dedica a promover ramadas y cabildos comunales constituyentes sin interesarse por los baleos, asesinatos y mexicanas que ocurren todos los días en su ciudad.
Para estas Fiestas Patrias, según estimaciones de las autoridades, debieran llegar entre 200 a 250 mil visitantes a la zona, lo que marcaría un obvio y necesario estímulo a los servicios vinculados al turismo y la economía local, pero es necesario refrescar e insistir en el autocuidado y la responsabilidad ante posibles rebrotes que podrían amagar la estrategia sanitaria durante la última parte del año.
La tibia explicación del ministro de Salud de que Chile ha tenido una excepcional respuesta a los últimos bemoles del virus gracias a la diversidad de vacunas empleadas, suena más a una opinión voluntarista que a una afirmación basada en datos científicos y estadísticos, como serían las recaídas que han sufrido países más avanzados como varios de la Unión Europea, Israel o Nueva Zelandia.
Por lo mismo, en estos extraños tiempos en que corren vientos políticos en los cuales los candidatos están dispuestos a pasarse de la raya ofreciendo diversas medidas con total irresponsabilidad (ya quedó claro que la estratagema del retiro del 10% de las pensiones era más para incendiar el sistema que para aliviar a los hogares), se hace tan necesaria una cabeza fría que pueda pensar un poquito más allá de la hojarasca y comprenda que un nuevo rebrote de covid-19 terminará por aniquilar la economía y la salud mental de buena parte de los casi dos millones de habitantes de esta Región.
¿Existirá alguien capaz de entenderlo?