"Mandato de la Convención no es originario, sino derivado"
Investigador del CEP y experto en Historia Política de Chile, dice que "algunas actitudes un tanto revanchistas, permiten pensar que el resultado final de la Constitución podría terminar siendo la imposición de un grupo sobre otro, y eso me parece muy peligroso".
Muchos convencionales se han concentrado en cuestiones idiosincráticas e identitarias, en circunstancias que el mandato emanado del acuerdo de noviembre de 2019 y de las posteriores reformas constitucionales apunta a que "tienen que escribir una Constitución para el país en su totalidad, no para una identidad en específico", y para ello "hay que dejar de pensar tan identitariamente y empezar a hacerlo más colectiva y nacionalmente", sostiene el historiador e investigador del Centro de Estudios Públicos (CEP), Juan Luis Ossa Santa Cruz.
Licenciado en la Universidad Católica de Chile y doctor en Historia Moderna en la Universidad de Oxford, es autor del libro Chile Constitucional, donde profundiza en los cuatro grandes procesos constituyentes de nuestro país (1828, 1833, 1925 y 1980), para contribuir a un mayor espesor histórico en la discusión actual.
El experto en Historia Política de Chile plantea que aun cuando todas las constituciones nacionales han sido producto de graves crisis políticas, las de 1833 y 1925 se legitimaron en el ejercicio, no así la de 1980, lo que atribuye a que sus redactores "se arrogaron el poder constituyente originario, con lo cual creyeron legítimo redactar un pacto completamente nuevo".
Cuando las discusiones en la Convención Constitucional se acercan al poder constituyente originario, agrega, "es muy probable que el resultado sea similarmente ilegítimo al de la Constitución del 80, porque los convencionales actuales no tienen un mandato originario, tienen un mandato derivado de la actual Constitución. Arrogarse el poder constituyente originario es pan para hoy y hambre para mañana", subraya.
En esta entrevista ahonda en el proceso constitucional en marcha, las reformas al sistema político y electoral que considera necesarias, los derechos sociales, el equilibrio y la distribución del poder, y aborda los elementos que a su juicio serán definitorios en las presidenciales, en su condición de coordinador de contenidos del equipo de Sebastián Sichel.
La cuestión de la legitimidad constitucional
- Usted opina que las constituciones no deben ser refundacionales o revolucionarias, como la del 80, porque eso implica una imposición de un grupo sobre otro. ¿El actual proceso se encamina en esa dirección o es muy pronto para decirlo?
-Yo creo que las constituciones son pactos intergeneracionales, unen distintas experiencias, generaciones, intereses, sueños, esperanzas, y por lo tanto, redactar un nuevo pacto constitucional que considere únicamente los intereses y los deseos de un grupo político específico por sobre los otros, no cumple con esa regla básica. La Constitución del 80 es el resultado de una imposición ideológica y política de un grupo sobre otro, y me temo que puede terminar ocurriendo lo mismo en la Convención Constitucional. Es muy temprano para saberlo, pero yo he visto algunas actitudes un tanto revanchistas, que al menos me permiten pensar que el resultado final de la Constitución podría terminar siendo la imposición de un grupo sobre otro; y eso me parece muy peligroso, porque es muy probable que nos exaltemos en la discusión sobre la legitimidad constitucional por los próximos años, y no tengamos un pacto que verdaderamente nos vuelva a unir como sociedad.
- ¿A qué actitudes se refiere concretamente?
- La Convención tiene un solo gran propósito, que es escribir una Constitución, no se puede arrogar ningún otro mandato, y la discusión sobre los plebiscitos dirimentes no tiene nada que ver con él. En los hechos, los plebiscitos dirimentes lo que hacen es botar a la basura o marginar el acuerdo de los 2/3 y eso me parece sumamente contrario al espíritu del acuerdo del 16 de noviembre de 2019 y al de las reformas constitucionales que permitieron la existencia misma de la Convención Constitucional. Existen otros ejemplos, como que la Comisión sobre Derechos Humanos le agregó en su segunda etapa una reflexión o un título que dice relación con la historia, cuando propone que la futura Constitución tiene que normar la verdad