El Mercurio de Valparaíso sigue en pie
Este diario cumple hoy 194 años con mayor circulación y suscriptores que los que tenía antes del estallido social y la pandemia. Un medio de comunicación es, ante todo, honesto
Qué duda cabe, los tiempos han cambiado. Sometido a la dura transición pandémica, como tantos, El Mercurio de Valparaíso cumple hoy 194 años y su compromiso con la información, la moderación y la verdad sigue tan vigente como siempre, a la espera de que el país y el mundo comiencen, poco a poco, a retomar lo que antes entendíamos por normalidad.
O tal vez la nueva normalidad sea esto. Vaya uno a saber. Pero lo cierto es que seguimos más de pie que nunca, por cuanto el odio, la mentira y la cobardía de ayer no consiguieron hacernos arriar nuestras banderas (¿alguna vez lo han hecho?) ni lo conseguirán en el futuro. Un diario, un medio de comunicación, es mucho más que un conjunto de hojas de papel o algo de información desparramada en un oscuro sitio web (como quieren hacernos creer ciertos señores de la plaza). Un medio de comunicación es, ante todo, un grupo de personas cuya dignidad no funciona a la carta y que tampoco se deja amedrentar con ataques, amenazas (como la que hizo ayer un poco digno concejal viñamarino en contra de una de nuestras periodistas por un título que no entendió), o intentos por silenciar las verdades que a pocos gustan con operaciones de cuarta categoría en sitios que nadie lee.
Ustedes eran muy jóvenes, como dicen siúticamente por estos días muchos en las redes sociales, pero en el pasado cercano la Región de Valparaíso era una comarca llena de reyezuelos y patrones de fundo que en cada comuna y municipio actuaban como nuestro tan particular Kim Jong-un porteño, que lo poco que tiene para mostrar como gestión se reduce a videos de canciones setenteras frente al piano. O como ese exconcejal de la misma ciudad, el mismo que reveló la dirección particular de su contrincante mujer en las últimas primarias por la ciudad, y que reacciona como gatito pillado en falta cuando un convencional cuestiona su presencia en una terna para el Juzgado de Policía Local de Quintero y el desatado lobby realizado por el Gobierno ante la Corte de Apelaciones de Valparaíso para que estuviera en ésta. Cosa curiosa, compitieron entre ellos por el cargo de alcalde de Valparaíso y hoy, a ciencia cierta, son más parecidos de lo que intentaron vendernos. No nos perdimos de mucho.
Pero no seamos tan pesimistas. También hay gente que vale la pena. Sin ir más lejos, el propio gobernador regional Rodrigo Mundaca, a quien no se le caen los anillos por trabajar con y para la gente, y que -a diferencia de muchos- tiene la hombría de hablar a la cara cuando las cosas no le gustan. O buena parte de la nueva camada de alcaldes encabezada por Macarena Ripamonti; los rectores universitarios, los propios constituyentes locales y todo aquel que se levanta todos los días pensando en cómo hacer de éste un mejor mundo para sus hijos y los demás. ¿Pueden todos decir lo mismo?
De los reyezuelos antes mencionados, cada vez quedan menos y se muestran muy aislados, inmersos en lógicas totalitaristas y opacados por gente mucho más valiosa y procesos históricos que pasan por su lado sin que se enteren.
Así, como el no tan trivial hecho de que el diario al que ayer acudían a pedir favores y que luego descubrió quiénes eran tras sus falsas sonrisas, acaba de cumplir 194 años.