Dieciocho razones para celebrar
Probablemente sea el cumpleaños de cada uno de nosotros la fecha más significativa en nuestras vidas. Cumplir un nuevo año se transforma en el hecho más importante en el camino de la vida. Lo mismo que nos ocurre a las personas les sucede a las organizaciones y a los países. Cada uno tiene su propio natalicio, su razón de celebrar.
Debemos señalar que si hay una festividad que aún une a moros y cristianos, esa es el 18 de septiembre. Quizás no sea tanto teniendo en cuenta su real significado independentista ni de instalación republicana, y obviando la discusión de los historiadores de que deberíamos celebrar el 12 de febrero, pero la cosa es que en este mes celebramos a la Patria y no hay nada más importante que aquello. Se siente en el aire. Además, es en este mes que llegan los vientos primaverales que llevan por doquier los aires de festejo.
De celebraciones sabemos los chilenos, siempre buscamos y encontramos motivos para ello. Un brindis no se le niega a nadie y tanto menos si es por Chile. No hay barrio ni casa que no se engalane con nuestro emblema patrio que, como dice la canción "flameando siempre serena, mi banderita chilena", se hace presente por todas partes.
La cueca es nuestro baile oficial, por mucho que ni todos sepan bailarla ni se haga permanentemente, pero en septiembre se escucha en todas partes y cada vez son más los lugares donde poder bailarla. Ya tiene variantes incluso; en nuestro caso, la cueca chora o cueca porteña ya es un clásico. La gastronomía hace gala por estos días con las recetas traspasadas por generaciones y con el mismo entusiasmo. Campean las empanadas y el asado, pero según cada zona geográfica nos encontraremos con platillos propios del lugar, todos enjundiosos, bien preparados y de porciones generosas, como es Chile.
Vino y chicha son las bebidas espirituosas por antonomasia para brindar en estas fiestas, pero la carta de ofertas es mayor. Cada uno tendrá sus preferencias. No está de más el llamado al consumo responsable, porque la idea es no aguar la fiesta.
Lo que va un poco en retirada es la tradición de juegos dieciocheros. Cada vez encontramos menos rayuela, palo encebado, carrera de sacos, tirar la cuerda, emboque, aunque por suerte todavía vemos los cielos surcados por los volantines, cometas y cambuchas, claro que ya muchos son hechos de manera industrial y, lo que es peor, no en nuestro país. Sin embargo, verlos volar es una alegría impagable. Lo mismo pasa con chinchineros y organilleros que aparecen principalmente en estos días, lo mismo que pasa con los circos, actividad que a veces nos parece en extinción, pero que vemos que sigue más viva que nunca alegrando a niños, niñas y los que ya no lo somos tanto. Todo esto es parte del espíritu de septiembre y las fiestas de la Patria.
Pero sin duda nos cabe la pregunta, en esta ocasión más que nunca, ¿qué vamos a celebrar este año que hemos vivido casi en suspenso?
Me parece, por lo pronto, que vamos a celebrar la vida y a todos quienes han podido superar el covid y otros males de estos tiempos. La muerte se ha llevado a muchos, eso no lo podremos olvidar, les recordaremos siempre, eso no se puede dejar de lado ni mucho menos.
Vamos a festejar que lentamente estamos viendo señales de reactivación económica y laboral que tanto bien nos hace. La economía ha estado muy golpeada durante este tiempo pandémico y eso ha repercutido directamente en la vida de las personas en todos sus aspectos. Trabajar es uno de los derechos elementales y que más confort y dignidad trae a la vida de cada uno de nosotros.
Celebraremos que estamos buscando caminos de entendimiento y tratando de llevar al país al cauce de la concordia y encuentro de la paz, porque en estado de violencia y odio no se puede vivir ni hacer fuerte a una nación.
Esto último es un deber de todos, contribuir a ese entendimiento y respeto, para así también homenajear a la Patria que es una sola y en la cual nadie debe quedar afuera, bajo ningún pretexto ni condición.
Ojalá podamos celebrar con entusiasmo y cariño por cada uno de los dones que la Patria ha recibido.
Celebrar por la extraordinaria geografía; por un clima benigno (pese al calentamiento global); por un mar que baña toda nuestra extensión territorial y que nos abre la puerta al mundo; por nuestra gente, desde los pueblos originarios, quienes estaban primeros, hasta cada migrante que ha elegido Chile como lugar de residencia y que quiere sumarse a la tarea de hacer la nación chilena.
En nombre de tantas mujeres y hombres que han dado su vida por Chile, la invitación es a celebrar con entusiasmo y respeto a un país que quiere encontrarse, que necesita que vivamos como hermanos, para que encontremos caminos y juntos hagamos un mañana mejor. Ese es Chile, ese es nuestra Patria.
Felices fiestas.
Por rafael torres arredondo,
gestor cultural