A 33 años del triunfo del No y del comienzo de la transición
La valoración del plebiscito del 5 de octubre de 1988, como punto de partida del proceso de restauración de la democracia en Chile, se bifurca inevitablemente a la hora de revisar logros y errores del ciclo conducido la mayor parte de sus tres décadas por la Concertación.
A 33 años del plebiscito del 5 de octubre, que marcó el inicio de la transición a la democracia, y luego del estallido social de 2019, que derivó en un nuevo referéndum y en la elección de los 155 convencionales que comenzaron la elaboración de una nueva Constitución, las miradas sobre los logros y los errores del ciclo político iniciado en 1988 se contraponen inevitablemente.
El cuestionamiento a los "30 años" enarbolado en las masivas marchas, y también en los hechos de violencia a contar del 18 de octubre, apunta ese ciclo, gobernado durante gran parte de sus tres décadas por la ex Concertación de Partidos por la Democracia.
Para unos, el mejor periodo de la historia del país. Para otros, la mera administración del modelo económico de la dictadura que profundizó la desigualdad. Entre una y otra postura, también hay matices, vinculados particularmente con el espacio de maniobra que permitía la permanencia de un Pinochet al mando del Ejército primero y senador vitalicio después.
"una democracia protegida y limitada"
"La mayor y más intensa emoción política que he tenido en la vida fue el triunfo del NO en el plebiscito de 1988 y el consiguiente inicio de una transición a la democracia que, sin embargo, resultó muy larga y con demasiadas concesiones a Pinochet y al sector político que lo respaldó durante 17 años", señala el abogado y académico Agustín Squella, Premio Nacional de Humanidades y exrector de la U. de Valparaíso, convencional por la Lista del Apruebo, Distrito 7.
"El general fue sacado de La Moneda, mas no del poder. Continuó por largo tiempo como comandante en jefe del Ejército, asumió luego como senador vitalicio, y el gobierno de Frei Ruiz-Tagle se esforzó en hacerlo volver desde Londres, llegando aquí sonriente en una silla de ruedas que abandonó a los pocos minutos. Andando el tiempo las cosas mejoraron para nuestra democracia, pero la que recuperamos en 1990 fue una democracia protegida y gravemente limitada para que la Constitución no democrática de 1980 perviviera el mayor tiempo posible. ¿Se puede entender, por ejemplo, que una institución tan abiertamente antidemocrática como la de los senadores designados y vitalicios fuera suprimida recién en 2005?".
Subraya que todo eso forma parte de un pasado que no hay que repetir ahora. "Nunca más una Constitución que sea la imposición de una parte del país sobre todas las demás. A lo largo de la historia, nuestras constituciones se han llamado 'Constitución de la República de Chile', y la próxima, junto con reiterar ese título, tiene la oportunidad de ponerse realmente a la altura de la palabra 'Chile' porque ese es el país, cualquiera sean nuestras diferencias, que tenemos en común. ¿Qué fuera de Chile puede ser más común a todos nosotros?", se pregunta.
Agustín Squella cree que iniciar en 1988 la vuelta a la democracia, "protegida y todo, nos permitió tomar mayor conciencia de que esta forma de gobierno se debe mejorar, expandir, profundizar, pero jamás prescindir de ella. Nunca voy a olvidar a mis tres hijas, entonces de pocos años, marchando junto a sus padres por la calle Valparaíso cuando el triunfo del NO y la posterior elección de Aylwin. Algo al menos de la energía y esperanza de entonces tenemos que recuperar en la hora presente".
"los mejores 30 años de la historia del país"
El senador y presidente de Renovación Nacional, Francisco Chahuán, se ubica entre quienes creen "que los 30 años de gobiernos democráticos han sido los mejores 30 años de la historia de nuestro país, en que cualquiera sea el índice que podamos observar, han consolidado a Chile como el país con mayor movilidad social dentro de la OCDE, que ha conseguido multiplicar los presupuestos en salud y en educación; que logró también que -hasta ahora- la inflación no fuese un problema, y que pudiéramos multiplicar las matrículas, tanto en educación prebásica como universitaria".
No obstante, considera que "todavía hay mucho por hacer, hay que seguir trabajando en generar mayores ámbitos para acercar la toma de decisiones a las personas", donde "el tema de la descentralización es fundamental para poder consolidar un país con sentido identitario, que tenga capacidad de desplegar el potencial de sus territorios, pero ciertamente estamos frente a un período histórico muy relevante, desde el gobierno de Patricio Aylwin hasta hoy".
Entre las tareas pendientes, menciona la recuperación de las confianzas, la participación ciudadana y el proceso descentralizador, pero, reitera, "los 30 años iniciados después del plebiscito de 1988, fueron los 30 mejores años de la historia de Chile en todos y cada uno de los índices que uno pudiera revisar. Frente a la fiebre refundacional de algunos, como si el país hubiese comenzado con el Frente Amplio, el llamado es a consolidar el proceso, hacerse cargo de lo que queda por hacer, pero no a pensar que Chile requiere una refundación".
"no se consideraron las demandas ciudadanas"
Para el diputado y presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, el logro primordial del plebiscito de 1988 "fue que dio paso a
la organización y la unidad de las fuerzas políticas para la recuperación de la democracia forman parte de la épica del plebiscito de 1988. sobre la transición, los juicios se dividen.
Rosa Zamora Cabrera
rosa.zamora@mercuriovalpo.cl