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un proceso que terminó con la dictadura, lo cual costó, porque el régimen subsistió después con la figura de Pinochet como senador designado, como jefe del Ejército y siempre estuvo gravitando de alguna manera en la vida nacional, retrasando cambios democráticos que debieron haber sido más rápidos".
"Los principales errores fueron no haber tomado totalmente en cuenta las demandas de la ciudadanía, que ya reclamaba muchas de las cosas que están puestas hoy día en el debate, que estuvieron en la base del estallido social y que están impulsando, por fin, un proceso que va a cambiar la Constitución que nos dejó la dictadura", así como "haberse vuelto de una manera tan significativa hacia un sistema neoliberal que ha provocado tanta desigualdad en el país", lo que ha hecho "que mucha gente no crea en la democracia" y que "sigamos todavía con un 40% de personas que son las que van a votar y el resto no lo hace, pero estaba inscrito cuando fue el voto fue obligatorio".
¿La transición termina con la nueva Constitución? "Nunca se terminan los procesos sociales, pero creo que se ha dado un paso gigantesco, porque es algo que nace de la voluntad popular y eso es muy importante, el que hayan votado tantos millones en un plebiscito de entrada que arranca del estallido social; creo que el proceso constitucional va a dar otro cariz a nuestra democracia".
"concertación tuvo legitimidad indisputada"
"Pese a las críticas que puedan hacérsele, es un hecho innegable que la Concertación tuvo capacidad política en la precisa medida en que logró interpretar eficazmente la situación popular concreta en su tiempo", plantea el académico, abogado, filósofo y columnista Hugo Eduardo Herrera.
Remarca que la alianza poseía "partidos fuertes, desplegados efectivamente en el territorio y dotados de firmes vínculos con el mundo social. El saber experto fue provisto por grupos de académicos y personal con currículos abultados, involucrados en la política. La Concertación contó con cuadros altamente competentes según los cuales produjo rendimientos importantes en un estadio transicional en el que hacer reformas a gran escala era dificultoso" y tuvo, asimismo, "dirigencias políticas descollantes, capaces de abrir horizontes imaginativamente pese a un marco de posibilidades que parecía muy estrecho".
Afirma que las dirigencias concertacionistas "poseyeron el coraje de hacer política, guardando distancia del aspaviento moralista y del cinismo. Se han hecho ver exageraciones y omisiones importantes en ese período, un realismo que a veces linda con el oportunismo. Sin embargo, no puede desconocerse que la Concertación gozó de una legitimidad política y cultural indisputada y que tras sus fórmulas eclécticas como 'crecimiento con equidad' (Aylwin) o 'para crecer con igualdad' (Lagos) se advertía también una voluntad aplomada de manejar las tensiones de la época con consciencia de destino".
Característica fundamental, agrega, "fue el dominio, prácticamente sin contrapesos, de la izquierda republicana. La marginalidad de la izquierda extra-parlamentaria era el reflejo de la marginalidad ideológica de la tesis revolucionaria, incapaz de hallar acogida en sectores amplios de la opinión pública. La existencia de una alianza dominante de centroizquierda mantuvo también aisladas las propuestas socialdemócratas más robustas. Esa hegemonía y el peso de una derecha fuertemente economicista, junto a la ausencia de proyectos políticos alternativos capaces de entrar en la disputa, contribuyeron al deterioro por relajo de las aptitudes hermenéuticas del sistema".
Herrera sostiene que en la crisis de la Concertación influyeron "el desgaste natural, la seguridad rigidizada en las propias convicciones, el predominio de cuadros comparativamente viejos y la ausencia de una renovación generacional a escala suficiente". Y piensa que el Crédito con Aval del Estado, CAE, tuvo que ver en esto, ya que aparte de posibilitar el acceso a la educación superior al precio de un fuerte endeudamiento, generó las condiciones para que grandes grupos tuvieran conciencia de la precariedad de su situación, impulsando una presión que no fue suficientemente dimensionada por las dirigencias políticas.
"se profundizó el neoliberalismo"
El convencional Cristóbal Andrade, de la Lista del Pueblo, Distrito 6, es categórico con respecto a los gobiernos de las últimas tres décadas: "Los logros fueron mínimos, pero se engañó igual a la gente, ya que nuestro país pasó a ser de unos pocos, haciendo sus leyes a favor por la Constitución del 1980 y enriquiéndose a costa de las deudas de la gente, lo que dejó más a la vista la desigualdad en Chile".
La convencional de Pueblo Constituyente -ex Lista del Pueblo- por el Distrito 7, Camila Zárate, opina que "la salida pactada transicional permitió la mantención y profundización de las políticas públicas iniciadas durante la dictadura. En el ámbito de los DD.HH. se pasó de los horrores de la dictadura a una democracia, pero hicieron lo contrario de lo que prometieron respecto de juicio y castigo a los responsables, e instalaron la impunidad, tolerando la práctica de tortura. Hasta el año 2000 protegieron a prácticamente toda la cúpula militar, con la excepción de crímenes de mayor repercusión internacional. Además, en los '90 se creó 'La Oficina', una política de Estado para acabar con quienes querían una salida más revolucionaria en nuestro país".
A su juicio, "el gran error fue la profundización del neoliberalismo" expresado en "la privatización del cobre y la apertura del sector a empresas transnacionales; la aceleración del proceso bancario o de endeudamiento de la población; el aumento radical de la incidencia de las AFPs como un núcleo financiero de la economía" y la privatización del agua, la electricidad y los servicios sanitarios; "además, la educación se empieza a asociar al lucro y es concebida como un bien de consumo, más la precarización, flexibilidad y desregulación laboral".
La convencional señala que "la apertura económica iniciada por Pinochet, con la firma de una enorme cantidad de acuerdos bilaterales de inversión y tratados de libre comercio, para proteger y alentar la inversión extranjera, ha significado cesantía, desaparición de distintas empresas nacionales y la destrucción de territorios".
Mientras, afirma, en el ámbito social se desarticularon las organizaciones, sobre todo políticas -"reservando esa acción a profesionales de la elite de los partidos y dejando fuera cualquier posibilidad de oposición por parte de la izquierda más radicalizada"-; se fomentó una ética basada en el individualismo y se avaló la concentración de los medios de comunicación, provocando la desaparición de medios independientes, y que revistas y diarios opositores a la dictadura quedaran sin apoyo estatal y dejaran de funcionar.
"dictadura a la vuelta de la esquina"
Para la presidenta del PPD, Natalia Piergentili, el 5 de octubre fue un hecho irrepetible. "La forma en que se logró la unión de toda la centro izquierda para hacer frente al dictador es algo que no sé si tendrá algo similar en el futuro. Tal vez lo más cercano a eso fue el acuerdo del 15 de noviembre y el plebiscito que logró por mayoría abrumadora el Apruebo una Nueva Constitución, y que nos tiene embarcados hoy en un proceso constituyente. Pero por el contexto, la forma en que logró avanzar y la épica que hubo detrás, es muy difícil que algo se le parezca a la gesta del No".
Opina que "Patricio Aylwin tuvo el coraje de asumir un mandato donde estaba aún Pinochet como comandante en jefe, y los principales jerarcas de la dictadura en las fuerzas armadas y sus acérrimos defensores civiles en el Congreso. Tuvo que lidiar con quienes querían una transición pacífica versus los que promovían cambios más radicales. Su tan criticada frase 'en la medida de lo posible', no le hace justicia a un hombre que antepuso los intereses del país por sobre las diferencias políticas y que tuvo que navegar en mares muy agitados porque el fantasma del régimen dictatorial estaba a la vuelta de la esquina".
Considera que el logro más importante del periodo Aylwin fue el Informe Rettig, "porque aún en los 90 existía mucha desinformación respecto a lo que había pasado en Chile en 17 años", como también lo fue "sacar al país del bloqueo en que estaba inmerso a nivel internacional, lo que permitió el inicio de un flujo comercial que generó mayor actividad económica, necesaria para hacer frente a casi el 68% de pobreza que existía en Chile post dictadura, si se hubiera medido con los estándares actuales de la CASEN. Así era de brutal la realidad chilena post Pinochet y en el primer gobierno, con Aylwin a la cabeza, se logró reducir en 20 puntos".
Se recupera la democracia y se mantiene el modelo
"Todo lo que aconteció, antes, durante y después del plebiscito fue un hito muy potente en la historia reciente de Chile, por cuanto posibilita derrotar al dictador y la salida democrática a la dictadura. Eso requirió mucho esfuerzo, organización popular, unidad social y política, y arrojó un resultado democrático muy contundente, en paz, sin violencia", observa el senador de Revolución Democrática Juan Ignacio Latorre.
"En un balance crítico, se recupera la democracia, pero se mantiene el mismo modelo económico de los Chicago Boys impuesto en dictadura. En lo estructural, existen el decreto ley 3.500, que crea las AFP; el Plan Laboral de José Piñera, la privatización de la salud y de la educación, vale decir, la implementación de un modelo neoliberal en extremo en la década de los 70, consolidado en los '80 con la propia Constitución. Eso no se toca, por una negociación política para facilitar la transición a la democracia, y hay una subordinación al modelo económico".
La Concertación, opina el parlamentario, profundiza políticas como la apertura económica mediante tratados de libre comercio, y aunque intenta disminuir la pobreza y aumenta el gasto social, "no toca estructuralmente el modelo ni opta por superar la Constitución del '80, que ya había planteado Frei Montalva como un desafío ineludible de las fuerzas progresistas", mientras se desmoviliza "el fuerte tejido social comunitario para enfrentar la pobreza y la miseria en las poblaciones, pero también la organización popular para resistir en la dictadura"; se privilegia "una lógica oligopólica de los medios de comunicación y se impone en los partidos de la Concertación una dinámica clientelar".
De esa manera, sostiene, "se reproduce una sociedad desigual, excluyente, sin participación, donde no hay una adecuada articulación de los movimientos sociales, para poder canalizar los conflictos sociales o las demandas populares, por la vía institucional, política y democrática".
Ese divorcio -expone el parlamentario- se empieza a producir después del plebiscito, "en la negociación por la transición que se profundiza en la década de los 90 hasta que el malestar de las bases con las élites políticas y económicas estalla con mucha fuerza el 18 de octubre".
Tras ello, "se ha podido canalizar el malestar social, las demandas populares, a través de un proceso constituyente histórico, como el que estamos viviendo hoy día. Es un ciclo que se cierra y otro ciclo que se abre, post 18 de octubre, con el plebiscito constituyente y el proceso constituyente en marcha". 2
La Concertación por la Democracia logró interpretar eficazmente la situación popular concreta en su tiempo",
En Chile post dictadura había casi 68% de pobreza; en el gobierno de Aylwin se redujo en 20 puntos".
La que recuperamos en 1990 fue una democracia protegida y gravemente limitada".
Los 30 años de gobiernos democráticos han sido los mejores de la historia del país, cualquiera sea el índice que podamos observar".
No se tomaron en cuenta demandas de la ciudadanía que estuvieron en la base del estallido social".
Se recupera la democracia, pero se mantiene el modelo económico de los Chicago Boys impuesto en dictadura".
Juan Ignacio Latorre
Senador Rev. Democrática
"Los acuerdos de libre comercio han significado cesantía, desaparición de empresas nacionales y destrucción de territorios".
Los logros fueron mínimos, pero se engañó igual a la gente, ya que nuestro país pasó a ser de unos pocos".
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