El triunfo de la voluntad
E se fue el título de uno de los documentales más importantes en la difusión del nazismo en Alemania. Dirigida por Leni Riefenstahl, la película es un recorrido de cómo el partido liderado por Adolf Hitler empezó a devolver el orgullo al pueblo alemán. Las consecuencias de todo esto, obviamente, nadie jamás las imaginó, incluida Riefenstahl que terminó sus últimos días maldiciendo su obra.
Aunque nada tenga que ver con el nazismo, pienso en ese título cuando veo hechos extraordinarios en el deporte, en general, y en el fútbol en particular. Y es que el fútbol debe ser uno de los pocos juegos donde hay más posibilidades de equiparar fuerzas a través de la voluntad. Se trata de hechos extraordinarios, pero suceden, y cuando ocurren, se transforma la atmósfera y nos recuerdan aquella frase de Nicolás Massú que todos los chilenos deberíamos tener tatuada en el pecho: "Nada es imposible".
Recuerdo el triunfo de la voluntad por dos hitos futbolísticos de esta semana. El primero, a miles de kilómetros de acá, cuando un desconocido equipo llamado Sheriff Tiraspol, cuya insignia parece haber sido hecha por un niño de cinco años, derrotó en la casa blanca al todopoderoso Real Madrid.
Imagino la noche anterior a esa legión extranjera de jugadores soñando con la opción de rescatar aunque sea un punto en la capital española, aun cuando parecía ser inalcanzable. También en sus hinchas que, hasta hace algunos años, solo veían al equipo de Ancelotti y Benzema por el cable… suponiendo que en la República Moldava de Transnistria se trasmite este tipo de encuentros
A todos ellos esta jornada les quedará marcada a fuego. Dicen que Sébastien Thill ha visto su gol en el minuto 89 más de un millón de veces. No sería extraño que se cambiara el calendario de Tiraspol a un A.R.M y D.R.M. (antes y después del Real Madrid) y se reemplace el escudo de República de Transnistria con esa insignia que nos recuerda al vaquero Woody.
Un poco más cerca, la campaña de Wanderers. La bipolaridad transformada en equipo. Estuvieron toda la primera rueda sin poder ganar un partido, siendo el hazmerreír de rivales y causa de enormes pesares en sus hinchas. Hasta hace un mes, la gran mayoría, incluido su presidente, daba por hecho el descenso. Sin embargo, ahora llevan una racha de cuatro partidos ganados, derrotando incluso a la Universidad de Chile. Tanto menosprecio parece que removió el orgullo y ahora tiene a los caturros convertidos en una "palta mecánica".
Nadie, obviamente, sabe qué pasará. Cuándo "chocará la micro", como dicen los jugadores. Lo cierto es que si hay algo que no ha hecho este equipo es dejarnos indiferentes. Para bien o para mal, están escribiendo uno de los capítulos más emocionantes de la historia del club y el torneo, cuyo final resulta tan incierto como infartante.
De aquí sacamos dos lecciones. La primera, en el fútbol, en el deporte y en la vida, nunca hay que dar la pelea por perdida. No sabemos si Wanderers se salvará, pero sí que a este grupo de jugadores (los que están, no los que se fueron), hay poco que reprocharles.
La segunda es que parece que Einstein tenía razón una vez más cuando dijo aquello de que, a su juicio, "hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: se llama voluntad".
por winston