Valparaíso, con patente de ser ciudad peligrosa
Con una elevada posición en el ranking nacional de homicidios, la comuna adquiere una imagen negativa que afecta a muchos sectores. Tras los fríos números estadísticos de muertes hay personas, cuyo derecho humano fundamental, la vida, ha sido violentado. Las responsabilidades son muchas, partiendo por aquellos intentos de limitar recursos para las policías.
Valparaíso ha sacado patente de ciudad peligrosa. Los números así lo confirman, situando a la comuna, de acuerdo a un análisis de la Fiscalía Nacional, en el tercer lugar del país en la cantidad de homicidios, a continuación de Santiago y Puente Alto, comunas de la Región Metropolitana. Y hay que tener presente que esas comunas son parte de una gigantesca urbe con casi 7 millones de habitantes, condición poblacional muy superior a la de todo el Gran Valparaíso.
Los tres últimos homicidios cometidos en el área del cerro Alegre confirman el informe de la Fiscalía. Entrando al detalle, hay que destacar que los últimos crímenes fueron cometidos en un sector muy central de la ciudad que comparte la condición comercial con la residencial.
No se trata de lugares marginales, sino que un área tradicionalmente atractiva que está carcomida por la violencia y, sin duda también, por la droga, excesos de alcohol y armas.
Esta lamentable situación de los últimos días se suma a otros casos que afectan a sectores más lejanos, caso de Laguna Verde, donde una persona fue ultimada hace dos semanas y otra fue baleada en la noche del lunes pasado. Ese delito está envuelto en el misterio, pues la víctima se ha negado a entregar información a la policía sobre los agresores. Es la omertá de la mafia siciliana que se ha instalado en Valparaíso. Un punto más que convierte a ese aislado sector costero de la Ciudad Puerto en tierra de nadie.
No hay que olvidar que tras los fríos números estadísticos de muertes hay personas, cuyo derecho humano fundamental, la vida, ha sido violentado en forma irreparable. Es un punto insoslayable donde las responsabilidades son muchas, partiendo por aquellos intentos de limitar recursos para las policías, pese a la demanda colectiva de una mayor vigilancia en ciudades y barrios.
Hay, además, una responsabilidad colectiva cuando no se avanza en una amplia coordinación en la lucha contra la delincuencia, donde deben estar presentes en un trabajo sistemático, tribunales, policías, municipalidad, organizaciones vecinales y el sistema educacional.
Hay mucho por hacer, pues la delincuencia en su peor forma, como es el asesinato que castiga a Valparaíso, afecta, en primer lugar, la calidad de vida de la población. A la vez, aleja la inversión habitacional y comercial y ahuyenta al turista.
Aleja también a estudiantes de educación superior de regiones, cuyas familias tradicionalmente han elegido para sus hijos universidades de Valparaíso, que son de prestigio, por la supuesta tranquilidad que aquí existe.
La creciente inseguridad ataca así en muchos flancos a la ciudad de Valparaíso, realidad ante la cual no cabe la indiferencia, sino que exige una intervención en profundidad que consiga garantizar no solo los bienes, sino que también la vida de las personas.