Llamado ingenuo, inútil y sin destino
Cuando no hay condenas tajantes contra la violencia, el pedido del delegado presidencial termina quedando sin respuesta. Lo que sí es esperable es que desde ciertos sectores políticos aparezcan llamados al indulto para los "presos de la revuelta 2", ampliando así la iniciativa benéfica que está en marcha en el Congreso.
¿Ingenuidad? Interrogante pertinente ante el pedido que hace Jorge Martínez, delegado presidencial, exintendente, a los alcaldes para que se querellen contra los detenidos por saqueos y daños.
Textualmente afirmó que "lo grave de todo esto es que no hay una condena unánime de todos los sectores relevantes de la región. Quiero hacer un llamado a la ciudadanía a que le exija a sus alcaldes que se querellen contra estos delincuentes, estos no son actores políticos".
Es cierto que no hay una condena tajante a la violencia, partiendo de doña Elisa Loncon, que con una humildad digna un pecador arrepentido dijo que no tenía el estándar de un Mandela para condenar la violencia en la Araucanía.
Ahora, frente a los hechos del lunes que dejaron graves daños en ciudades de la Región, partiendo por el reiteradamente castigado Valparaíso, tampoco hay un coro cerrado de voces potentes que rechacen y aíslen la violencia. Ahí tenemos a Camila Rojas (Comunes), diputada del Distrito 7, quien en declaraciones a este Diario afirmó que "esperamos que, sin poner en entredicho el derecho ciudadano a la manifestación pública y sin escudarse en la debilidad de su propio Gobierno, las autoridades competentes puedan hacerse cargo".
Ese es el matiz preciso de las declaraciones condenatorias de un sector, rechazar, pero con un amortiguador para no a ofender a nadie y expresando comprensión por el sagrado "derecho ciudadano".
En fin, en esto de los derechos el catálogo es largo y los titulares de los derechos son muchos, incluyendo a aquellos que ven sus bienes destruidos, amenazados y limitada su simple posibilidad de desplazarse tranquilamente por la ciudad sin la incertidumbre de barricadas o balas locas. Por eso, cuando la violencia se explica primero y se legitima después, el llamado del delegado parece ingenuo, inútil y sin destino.
Lo que si es esperable es que desde ciertos sectores políticos sociales aparezcan llamados al indulto a los "presos de la revuelta 2", ampliando así la iniciativa benéfica que está en marcha en el Congreso Nacional, estandarte de doña Yasna.
Carlos Peña, en columna en este Diario, afirmó que "el Estado es un proveedor de bienes que nos alejan (como sostienen las diversas versiones del Estado de bienestar) del hambre; pero sobre todo es una institución que no aleja del miedo al otro, de la violencia cotidiana, Desgraciadamente (como se ve a propósito de la Araucanía), hay pocas personas que estén dispuestas a reconocer este básico (e incómodo) papel del Estado".
Incómodo pero necesario papel que debería ser asumido por quienes detentan algún nivel de autoridad, alcaldes por ejemplo, que son parte de un Estado que, mirado fríamente, aparece arrinconado por reiteradas ofensivas que no ayudan al cambio, pero que sí ayudan al miedo y a la desconfianza ante las instituciones actuales y también ante las futuras.