Ajustado itinerario de proyectos en el puerto
La ministra de Transportes, Gloria Hutt, dijo que la ampliación del terminal en Valparaíso debe materializarse antes que el PGE en San Antonio. En el borde costero de la ciudad ocurre con frecuencia eso que Ernesto Ottone llama "principismo sin salida", una costumbre porteña que suele clausurar el diálogo y alentar el inmovilismo urbano.
En el marco del Seminario "Infraestructura y Movilidad en la Región de Valparaíso", organizado con ocasión del 93° aniversario de la Escuela de Ingeniería de Construcción y Transporte de la PUCV, la ministra de Transportes, Gloria Hutt, reiteró la necesidad de ampliar la capacidad portuaria del país y puso a las obras pendientes en el Espigón -proyecto T2- como ejemplo de lo clave que es para el comercio exterior contar con mejores instalaciones, más modernas y grandes para permitir el arribo de buques con mayor calado.
Hutt conoce al dedillo las vicisitudes que ha sufrido la iniciativa desde sus inicios, ya que cumplió un rol clave en su impulso cuando era subsecretaria de Transportes y luego titular de la cartera en el primer periodo de Sebastián Piñera como Presidente, de 2010 a 2014. Sortear las dificultades no era fácil, pero Hutt logró que el 25 abril de 2012 partiera la venta internacional de bases de licitación para las obras de ampliación del Espigón, el proyecto más ambicioso diseñado para el Puerto Valparaíso desde que se construyera el molo de abrigo, según rezaban algunas publicaciones de la época. "Al aumentar significativamente su capacidad, estamos modernizando el Puerto de Valparaíso y alcanzando niveles competitivos en el mercado portuario internacional", dijo ese día la ministra. Pero aún no se mueve una piedra y los primeros años de la concesión entregada a la empresa de capitales españoles OHL -Terminal Cerros de Valparaíso- naufragó por las dilaciones interminables que representaron para la ejecución del proyecto los cuestionamientos ambientales y urbanos. Con ese capítulo cerrado, la Empresa Portuaria Valparaíso (EPV) alista una nueva licitación para ampliar el Espigón, mientras en paralelo se enfoca en realizar un amplio diálogo con la comunidad de Valparaíso, para escuchar de boca de los propios porteños sus pareceres sobre la iniciativa. Lamentablemente, el inmovilismo nunca deja de acechar en la ciudad. Se trata de aquello que el sociólogo Ernesto Ottone describía en estas mismas páginas como el "principismo sin salida", es decir, el acto de enarbolar una serie de principios absolutos que, en vez de abrir un espacio de conversación en torno al futuro del borde costero de Valparaíso, cierran cualquier oportunidad de diálogo y consenso. Desde el punto de vista práctico, Gloria Hutt advierte que la expansión de la capacidad portuaria no resiste más atrasos, porque el itinerario más conveniente para el país es que las obras en Valparaíso se concreten antes del Puerto a Gran Escala de San Antonio.
El cálculo que hace la secretaria de Estado debe ser tomado como un llamado de alerta para los distintos actores de la discusión pública: "Si Valparaíso no tiene un aumento de capacidad, va a estar antes el puerto de San Antonio y la probabilidad de que vuelva a haber incremento de capacidad en Valparaíso se reduce". Ya es hora de derrotar al inmovilismo.