Emprendedora de la región destaca por innovación agrícola
ECONOMÍA. Daniela Vaisman creó un producto que ayuda a la sostenibilidad de la producción en el sector.
Innovaciones tecnológicas que buscan crear soluciones para una agricultura más sostenible es el foco de Daniela Vaisman, ingeniera civil en biotecnología que en la localidad de Santo Domingo tiene la casa matriz de su empresa -Botanitec Spa- y que, como en el caso de la mayoría de los emprendedores, es su propio hogar.
La profesional, de 36 años, ganó el tercer lugar de la décima versión del premio Emprendedora del banco Scotiabank, iniciativa que busca reconocer y potenciar el talento femenino y la gestión de las mujeres en los negocios, particularmente de aquellas que impulsan las pequeñas y medianas empresas del país.
"Aprendí mucho de los errores y aciertos ajenos, y así logre bajar un poco la incertidumbre. La clave de esto es que si fallas, sea rápido y barato", remarca la profesional acerca de su experiencia con el emprendimiento.
Antes de entrar a este sector trabajó varios años en el área de transferencia tecnológica e innovación. Esa experiencia la convenció de la necesidad de innovar en un aspecto que para ella era de gran interés: los bioestimulantes y el rol que estos juegan para hacer más eficiente el metabolismo de las plantas y obtener con ello frutos de mayor tamaño y calidad.
Durante su investigación descubrió que la mayoría de estos productos en el país se elaboran a partir de algas, en su mayoría provenientes de cosecha artesanal, lo que supone la depredación del suelo marino. A partir de esta constatación, decidió apelar al concepto de economía circular y buscar residuos de la misma industria agrícola, como las podas, que aportaran principios activos con foco en antioxidantes.
"Allí me surgió la inquietud de por qué no usar otro material y siempre me llamó la atención los antioxidantes por las respuestas que desencadenan en los organismos vivos. Evitan que se generen reacciones químicas que degradan los organismos vivos y actúan como protectores", relata la ingeniera que recuerda cuál fue su primera experimentación al respecto.
"Busqué materia prima en las podas de campos productivos y la aplicamos por primera vez en lechugas y tuvimos resultados muy buenos. Se aumentó el rendimiento sobre un 30% y la planta era de mucha mejor calidad", agregó, con lo cual buscó apoyo de Corfo y comenzó a avanzar.
Así surgió Botan Foliar, el primer producto de su empresa, que ya cuenta entre sus clientes a actores de primer nivel en el sector como Dole, Prize, Unifrutti y Agrichile, entre otras, las que han visto los beneficios en sus cultivos de cerezas, manzanas y frutos secos.
De hecho, uno de los tres productos que actualmente comercializa se obtiene de los residuos de los otros dos, por lo que además son una empresa cero residuos.
"La adopción de tecnología para las empresas del sector es difícil porque es una industria muy tradicional y con un mecanismo de acción diferente", agrega la emprendedora, que advierte que paulatinamente han logrado sortear el llamado "valle de la muerte", un concepto usado en el sector del emprendimiento que apunta a la dificultad que se encuentra en los primeros años. "Estamos teniendo más ventas, trabajamos con más de 60 productores y empresas importantes a nivel nacional", enfatiza.
En esa línea, agrega que en la agricultura, ya sea por las exigencias de los cientes finales y por las normativas cada vez más estrictas, es clave innovar. "El que no parta ahora va a llegar tarde y no va a ser competitivo en lograr adaptarse a las nuevas exigencias del mercado", remarca.
El covid también afectó las operaciones de la empresa, pero también le permitió desarrollar un producto a nivel del hogar, sobre todo en aquellos que optaron por desarrollar huertos caseros e independizar su alimentación. Para ello desarrollaron una versión ya diluida y lista para usar en formato spray de uno de sus productos, la que están comercializando a través de una plataforma online. "Por la pandemia mis amigos me decían que lo querían probar en el jardín o en su huerta, e hice un formato especial".
"Aprendí mucho de los errores y aciertos ajenos. (...) La clave de emprender es que si fallas, sea rápido y barato".
Daniela Vaisman, Emprendedora
60 productores y varias empresas agrícolas trabajan con la innovación de la emprendedora regional.
5 años es el plazo para convertir a la empresa en una start up que alcance ventas anuales de US$ 3 millones.