Nieto rescata los últimos poemas de Sara Vial
El dramaturgo chileno José Antonio Luer dormía en la pieza de al lado de la poeta viñamarina, amiga de Bombal y Neruda, cuando ella murió. En "Sara Vial, obra poética reunida", acumuló los versos que su abuela escribió sobre lo cotidiano, la niebla y Valparaíso.
Sara Vial, poeta, ensayista y autora de "La ciudad indecible", falleció el año 2016.
El manto de niebla matinal sobre Valparaíso, así como los trenes de rompeolas en el par de playas que aún existen en la ciudad puerto, protegen a los jardines y escalas donde se forjó la emblemática amistad entre la novelista María Luisa Bombal ("La amortajada") y la poeta Sara Vial ("La ciudad indecible"). Ambas, tras haber sido muy reconocidas por su trabajo, murieron en el silencio, razón por la que un nieto de Sara Vial, el dramaturgo y también poeta José Antonio Luer, publicó "Sara Vial, obra poética reunida", por Ediciones Altazor, que junta los ocho poemarios lanzados en vida, entre 1958 y 2011; un volumen inédito y 22 poemas encontrados entre las pertenencias de la escritora, tras su fallecimiento en 2016.
"Más que Viña del Mar, Valparaíso me recuerda a ella. Yo camino por las escaleras y me llevan a ella, como si viviera ahí, subiendo y bajando los cerros en que hizo su carrera como periodista y poeta, vendió también máquinas de escribir por ahí. De hecho, el poema 'La ciudad indecible' parte con 'detén tus escaleras un instante'", recuerda Luer, quien hace pocos días estuvo en la cartelera del Teatro del Puente, en Santiago, con la obra "Niebla", ficción que muestra el proceso creativo de Bombal tras "La última niebla".
Vial, dijo el dramaturgo, pese a que tenía más de 80 años al momento de su partida, "nos dio muchas referencias estéticas de Bombal (para producir el montaje), en cómo se tomaba las pausas al hablar, de qué color se pintaba las uñas, algunos gestos. Por ejemplo, decía 'la María Luisa tomaba las copas como el pétalo de una rosa'. Entonces el texto fue escrito a partir de varias entrevistas que hice a mi abuela, hay datos verídicos, como un cuaderno que hizo ella y se llama 'La abeja de fuego' (inédito), donde cuenta su amistad con Bombal y el contexto histórico. Ahí hace un juego narrativo con cartas, conversaciones, a partir del apodo que Pablo Neruda ('Canto general') le había puesto a Bombal", consagrando el trío de vecinos porteños. Neruda, Bombal y Vial se dedicaron a contar en verso y prosa el litoral, las pasiones, soledades y angustias de mediados del siglo XX.
Este cuaderno hecho por Vial, que todavía permanece escrito a máquina, en hojas percudidas por el tiempo, luz y polvo, "termina con la muerte de Bombal y cuenta cómo grandes exponentes de la literatura firmaron una carta, encabezada por Jorge Luis Borges ('El Aleph'), para que le dieran una pensión honorífica a Bombal. Ella estaba muy mal económicamente, eso también habla de nuestro país", destaca Luer al mostrar la obra de su abuela que más que enseñarle a escribir "y la gramática y esas cosas, iba por el lado de las imágenes, las metáforas".
Bombal, por cierto, agradece el gesto de Vial y en 1973 escribe un prólogo para su libro "En la orilla del vuelo", publicado por Editorial Losada, en que se refiere a su amiga como "un milagro poético", destacando "el vaho oloroso de la tierra, las aguas frío-plateadas de los ríos, cardos echados a volar su pecho blando, y fantasmas, humildes fantasmas penando por una antigua mansión sin alfombras o al final de una avenida de eucaliptus".
-¿Cómo fue encontrar los poemas inéditos de Vial en su escritorio?
-La muerte de mi abuela fue súper repentina, yo estaba trabajando en la universidad y me llama mi mamá gritando "tu abuela está muerta", y fue como "¿qué pasa? Si la vi en la mañana". De hecho, nuestra última conversación ese día fue sobre una obra que yo estaba escribiendo, porque le pasaba mis textos, me ayudaba con comentarios. En ese momento estaba en un taller con Marco Antonio de la Parra ("Te amaré toda la vida"), iba saliendo apurado de la casa porque tenía que ir a Santiago a clases y me dice a la pasada "tu texto, qué maravilla, cómo escribiste eso, hablemos". Le dije "a la vuelta", ese es mi último recuerdo con ella: una conversación para toda la vida, qué le pasó con el texto, qué pensó… ese guion no lo he podido terminar, lo tengo ahí, parado.
Por Valeria Barahona
"A ella le dio un infarto al corazón. Nuestras piezas estaban juntas, entonces teníamos una relación cotidiana también, de llegar en la noche y preparar algo de comer".
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