Oportunidad en obras de Avda. Pedro Montt
La importante inversión en la tradicional arteria porteña es un aporte a la recuperación de la ciudad que debe ser cautelado. El escollo está en que las buenas intenciones no siempre están acompañadas de un buen uso del espacio público por parte de grupos de la comunidad, a lo que se suma una mirada ausente de ciertas autoridades.
Una importante intervención realizará el Serviu en la tradicional avenida Pedro Montt de Valparaíso, a lo largo de sus 2.500 metros de extensión. Las obras, con una inversión de $3.500 millones, están centradas en la reposición de la aceras, incorporando diseños que faciliten el movimiento a personas con capacidades disminuidas. También se considera un nuevo mobiliario urbano, con bancas, basureros y luminarias, todo ello acompañado de la plantación de diversas especies.
El director regional del Servicio de Vivienda y Urbanización (Serviu), Tomás Ochoa, anunció que las obras se emprenderán el próximo año y que en su diseño se considera la participación de la comunidad, acogiendo observaciones. "Avenida Pedro Montt como tú no hay otra igual", canta La Joya del Pacífico. Claro está que las canciones pueden idealizar todo, incluyendo esta maltratada avenida porteña que ahora será sometida a una importante intervención.
Las obras anunciadas son, sin duda, necesarias, primero que todo al aplicar en ese espacio público el concepto "universal", que supone establecer las condiciones de uso para todas las personas, más allá de sus problemas físicos o su edad.
Esto incorpora, entre otros aspectos, rampas de accesibilidad y huellas para discapacitados visuales. Se evitarán, además, aquellos resaltos tan frecuentes en nuestras aceras que causan caídas, algunas con graves resultados. En suma, se trata de convertir esa extensa vía con sus dos aceras en un espacio amigable para todos.
Inversión importante y necesaria y buenas intenciones para rescatar un importe avenida de la ciudad, tradicional lugar de encuentro y polo comercial. Se ubican además en su eje las plazas Victoria, O'Higgins y el hermoso Parque Italia, a lo que suma el edificio del Congreso Nacional.
Hasta ahí todo muy bien. El escollo está en que las buenas intenciones no siempre están acompañadas de una buena conducta, de un buen uso de los espacios públicos por parte de grupos de la comunidad, a lo que se suma una mirada ausente de ciertas autoridades. Allí se advierte una presencia constante y hasta agresiva del comercio ambulante que ocupa las aceras y, además, la periódica realización de variadas marchas y manifestaciones que muchas veces culminan en la destrucción del mobiliario urbano, luminarias y hasta del pavimento mismo que se convierte en proyectiles, "argumento" válido para algunos manifestantes.
Esta realidad, constatada en hechos recientes, llama a acompañar las obras anunciadas con un campaña de control, educación y participación que genere una identificación real de la comunidad, con el valor, con la dignidad -palabra de moda- de los espacios públicos. Hay que mostrar estas obras como una oportunidad, un aporte a la recuperación de La joya del Pacífico, que hasta ahora pareciera condenada a seguir en caída libre.