"La institucionalización de los anhelos de cambio no debe ir a contrapelo de la participación popular"
En este minuto, Rodrigo Ruiz trabaja en la dirección de asesoría del alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, e integra la coordinación del movimiento político Territorios en Red, que surgió algunos meses después de la ruptura entre Sharp y Convergencia Social, tras firmarse el Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución, en pleno estallido. Antes de eso, participó de la refundación de la izquierda en la posdictadura, militó en el Movimiento Autonomista, formó parte de Convergencia Social y, en eso, también fundó El Desconcierto, que es un medio de comunicación de referencia para el progresismo.
Desde su vinculación con un movimiento político que no será de gobierno, pero que participó activamente en la campaña por la segunda vuelta presidencial que terminó ganando Gabriel Boric, Rodrigo Ruiz proyecta el futuro de la apertura política y cómo es que se pueden afrontar las dificultades dadas por un Parlamento dividido y la economía, de cara a materializar un "transversal anhelo de cambio".
-¿En Territorios en Red qué proyecciones hacen del futuro gobierno de Gabriel Boric?
-Este es un análisis propio, más que de Territorios en Red. Sostengo que el triunfo de Boric, al ser muy fuerte electoralmente, debe ser mirado a la luz de la situación del país y situando un par de problemas que me parece que son importantes. Uno es el tema legislativo, donde el Parlamento no tiene una situación muy cómoda que impide pensar en una mayoría fácil para el proceso de cambio que se viene planteando y, en segundo lugar, hay una situación económica compleja, por lo tanto, de dificultades para las personas, lo que está asociado a una demanda social importante y a una alta expectativa respecto del futuro gobierno.
-¿Qué movimientos hacer para sortear ambas dificultades?
-Nos parece que es algo muy relevante que se genere una convocatoria a los múltiples sectores de la sociedad, que se movilizaron electoralmente para el triunfo de Gabriel Boric. No creo que el nuevo gobierno pueda llevar adelante el proceso de cambios que se anhela, en solitario.
-¿Se refiere a generar una coalición de gobierno con otros conglomerados?
-En esto quiero ser claro, no diría que la convocatoria que debe realizar el nuevo gobierno se tiene que dar hacia otros fragmentos del espectro político, sino que, en nuestro concepto, tiene que ser fundamentalmente hacia el mundo social. No se trata de con quién se va a aliar el gobierno respecto del espectro político y sería un error pensarlo así.
-Es que el debate del realismo político todo lo interpreta de esa manera ¿De qué forma pensarlo entonces?
-Por eso insisto en el punto, porque sé que el análisis se tiende a dar en función de hacia qué lado se inclinará el nuevo gobierno y se cae en pensarlo todo desde el eje tradicional de la izquierda y la derecha. Muchos creen que se puede resolver el tema de esa forma, pero esto hay que pensarlo en función de ensamblar de mejor forma con las demandas y sentidos comunes que están instalados en el mundo popular que habita realmente en nuestra sociedad y en eso sí hay que tener mucho realismo y hacer un análisis claro, muy descarnado, respecto de cuáles son esos sectores, cómo piensan y qué es lo que quieren.
-¿Descarnado implica que será una suerte de bofetada para algunos? ¿Quiénes?
-Hay una cuestión que es clave, que los anhelos de cambio que están instalados en los sectores populares y en las llamadas clases medias, no responden ni están codificados de antemano en la lógica de la izquierda y no puede haber ningún balance complaciente en este sentido. Muchas veces a las izquierdas les cuesta asumir a los sectores populares realmente existentes al día de hoy.
-¿Qué interpretación actual se hace de estos sectores y por qué les cuesta tanto a las izquierdas asumirlos?
-No se trata de que sean fachos pobres o ese tipo de frases denostativas que poco ayudan. Tampoco son sectores que están sumidos en el consumismo o en la enajenación, como muchas veces se lee. En cambio, son la mayoría de las chilenas y los chilenos que tienen que llevar adelante, con su propio cuerpo, los procesos de transformación social y son quienes están demandando cambios, pero desde su propia forma de entender el mundo. Acá ya no corre la lógica que se constituyó en el siglo XX y eso hay que mirarlo de frente y sin ningún tipo de acomodamiento o doble lectura.
-Eso implica que los anhelos de cambio no pueden limitarse a una sola parte del espectro político...
-Hasta José Antonio Kast, en muchos aspectos, prometió algún proceso de cambio.
Los primeros gestos
En un contexto que se plantea complicado y donde se perciben ciertas exigencias, ya instaladas como, por ejemplo, que el futuro gobierno se desmarque de la tentación de aumentar el gasto público, Rodrigo Ruiz es claro: "Lo correcto sería avanzar en una agenda concreta, en la que podamos observar cuáles van a ser esos primeros pasos de un proceso de cambio".
-¿Ve probable que eso ocurra?
-Creo que, pese al encarecimiento de la vida y la complejidad del Parlamento, el gobierno puede avanzar en algunas líneas que están puestas en las demandas sociales más sentidas.
-¿Cuáles imagina que serán esos pasos que se deben dar?
-Hoy día los alcaldes están construyendo espacios de coordinación respecto del gas, por ejemplo. Son cosas muy concretas que impactan de manera muy clara en las economías domésticas y en las personas.
-Y con respecto a la Convención ¿Qué señales se deben dar?
-Cuando Boric habla de dar ciertas certidumbres en el camino, lo que me parece positivo porque los procesos de cambio generan incertidumbre y desasosiego en la gente, tiene que enfocarse en la sociedad, pero también en la Convención. En ese sentido, el gobierno tendrá que ser sólido y darle condiciones de garantía y de soporte, para dejar de lado los riesgos. Si a este gobierno le va mal le va a ir mal también a la Convención y viceversa. Entre ambos hay una relación biunívoca, donde se requieren ambas partes.
-En una mirada retrospectiva ¿Qué lecciones extrajo del quiebre del 15N al interior del Frente Amplio?
-Sobre ese tema, el desafío es que el 15 de noviembre no se imponga sobre el 18 de octubre. No puede ir en contra del 18 de octubre, en cuanto la canalización institucional de los anhelos de cambio no se debe constituir a contrapelo de la participación popular.
-Como asesor de alcalde, ¿qué puede esperar Valparaíso del futuro?
-Puedo decir que en una ciudad que padece situaciones de mucha complejidad y donde no recibe un respaldo del Estado, éste tiene que empezar a comprometerse con esta ciudad y, por otro lado, esta ciudad tiene que resolver una apropiación virtuosa de sus propios recursos.
"El gobierno tendrá que ser sólido y darle condiciones de garantía y de soporte a la Convención, para dejar de lado los riesgos. Ambas partes se requieren mutuamente".
"Lo correcto sería avanzar en una agenda concreta, en la que podamos observar cuáles van a ser esos primeros pasos de un proceso de cambio".