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Gabriel Boric ganar la elección, pese a la adversidad. Él partió juntando las firmas para ser candidato presidencial y casi no lo logra. Tampoco era la primera opción, antes ya se había sondeado otros nombres, y finalmente el otro candidato era Daniel Jadue, del Partido Comunista. Contra todo pronóstico, Boric reúne las firmas y se convierte en candidato. Iba a competir en las primarias un poco para acompañar a Jadue -como para telonearlo, se decía- y gana la primaria, a lo que ayudaron mucho los errores del propio Jadue, convirtiéndose en el candidato del Pacto Apruebo Dignidad y de ahí en adelante comienza la tercera etapa, poder hacer de su candidatura un proyecto viable. Al principio fue difícil, tuvo problemas en los debates y llegó segundo en la primera vuelta, cuando la expectativa era que saliera primero. Pero logra asumir la segunda vuelta como otra elección. Es un nuevo candidato, plantea nuevas prioridades, nuevos mensajes, incorpora nuevos rostros, modera su discurso y su actitud de una forma que resulta creíble. Las campañas políticas tienen que tener épica, eso es lo que moviliza. Su candidatura la tiene y concita importantes apoyos.
La ruta de las negociaciones y los acuerdos
- ¿La segunda vuelta repone por así decirlo el escenario del plebiscito de 1988?
- Se vuelve a instalar una lógica de plebiscito. Boric gana porque su campaña logró algo que parecía inalcanzable. Él reconstruye el Sí y el No del plebiscito de 1988, en este caso el No a lo que significaba José Antonio Kast, a su visión del mundo. Frente a eso Gabriel Boric ofrece esperanza, que fue lo que significó el No en el 88. La esperanza de un cambio para poder hacer las cosas mejor.
- ¿Ese proceso simboliza o es demostrativo de las capacidades que sustentan su proyecto?
- Eso está por verse y el Presidente Lagos lo dijo muy bien cuando en una entrevista después de apoyar a Boric comentó: "Por sus frutos los conoceréis". No podemos todavía adelantar un juicio sobre lo que será la gestión del gobierno, por ahora conocemos sus prioridades, su propuesta programática, que evidentemente va a tener que ajustarla porque el Congreso que asumirá junto con él tiene una composición muy distinta al actual, lo que lo va a obligar a negociar, a buscar entendimientos y consensos, un poco parecido a lo que hizo el propio Patricio Aylwin a comienzos de los 90, avanzar en la medida de lo posible. Paradojalmente, una generación que fue crítica de los gobiernos de la Concertación, de Aylwin y los posteriores mandatarios, va a tener que recurrir a la construcción de acuerdos y consensos para poder materializar muchas de sus propuestas. Términos tan vilipendiados muchas veces por quienes estaban detrás de la candidatura de Gabriel Boric que asimilaban la transición a una transacción.
Ampliación de márgenes del pacto
- Respecto de la moderación del tono que se constató en la segunda vuelta en comparación con el de la primera, muchos dicen que no está claro cuál de los dos Boric gobernará. ¿Qué piensa usted?
- Pienso que finalmente se impuso el candidato de la segunda vuelta. Los dos millones 800 mil votos que consigue adicionales a los que obtuvo en la primera, probablemente sean de personas que quieren el cambio, pero uno gradual y moderado. Por supuesto habrá en ese universo quienes quieren avanzar más rápido, pero yo considero que lo grueso de esa nueva votación va en esa dirección. Creo que pese a que Boric no es técnicamente un socialdemócrata, gana con esas ideas. Sus propuestas en salud, educación, pensiones, en la agenda de los derechos sociales, son las que implementan los gobiernos socialdemócratas en el mundo.
- El Presidente electo dijo que su gabinete no tendrá una lógica de cuoteo para partidos políticos y que espera incorporar a "los mejores". ¿Es posible eso en un gobierno de coalición?
- Él gana con una alianza electoral, Apruebo Dignidad, pero todavía no sabemos si va a ser una coalición de gobierno, porque es tanta la legitimidad que le dan los 4.600.000 electores, que él puede, incluso, ampliar los límites de esa coalición. Si hubiera sacado menos votos, por supuesto que hubiera quedado un poco preso de los partidos que actualmente forman su pacto. Pero si amplía esos márgenes a una coalición de gobierno donde incorpore a otros partidos e independientes, nadie se lo va a poder discutir. Y Boric es un político pragmático, que firmó por ejemplo el acuerdo del 15 de noviembre de 2019, lo que le significó incluso que lo pasaran al Tribunal Supremo de su partido por haberlo suscrito en solitario. Él entiende que va a tener que gobernar con muchas restricciones, y en el mejor de los casos con reglas definidas de una nueva Constitución a fines del próximo año.
- Aparte de la situación económica y la nueva conformación del Congreso, están las demandas no resueltas.
- A las restricciones políticas, económicas e institucionales hay que agregarle otro elemento que tiene que ver con las demandas y expectativas que se instalaron en todo este largo ciclo electoral, momento que lleva a que los candidatos ofrezcan todo, pero la fase de gobernar es distinta. La idea de que "otra cosa es con guitarra" expresa eso. Creo que Gabriel Boric va a tener que sincerar eso, bajar un poco las expectativas, porque ya sabemos lo que pasa cuando los gobiernos llegan rodeados de muchas expectativas ciudadanas y los primeros meses, los primeros días, no resulta tan fácil cumplirlas.
El desafío de la gobernabilidad
- ¿Cuál visualiza como la máxima complejidad que deberá enfrentar su gobierno, aparte del bajo crecimiento en los años venideros, un país dividido tras la revuelta de octubre, con instituciones cuestionadas y un congreso fragmentado?
- Hay varias restricciones a la gobernabilidad, que tiene que ver con cómo la sociedad hace sus demandas y estas son procesadas, cómo se logra ese equilibrio. Va a ser un punto complejo porque el escenario que va a tener el Presidente electo a partir de marzo estará signado justamente por el tema de la gobernabilidad. El politólogo Moisés Naím dice que cada vez es más fácil ganar el poder, más difícil mantenerlo y más fácil perderlo. Eso resume muy bien los desafíos que va a tener el gobierno. No solo Boric, también a José Antonio Kast le hubiera pasado lo mismo. La sociedad chilena tiene demandas propias de sociedades post materiales, donde los problemas son complejos y no se pueden resolver con soluciones simples. Los problemas complejos requieren soluciones complejas que a la vez necesitan acuerdos en la sociedad.
- ¿Cuáles deben ser a su juicio sus énfasis y prioridades?
- Vamos a estar enfrentados a un escenario de muchas y crecientes demandas y el Presidente va a tener que priorizar, no va a poder resolver todo de una vez. Uno de los temas más angustiantes sigue siendo el de las pensiones, es un nudo, sobre todo porque producto de los retiros de fondos, la gente valoró el sistema de capitalización individual en el sentido que esa plata es del cotizante, y por otro lado muchas personas quedaron sin fondos. La reforma previsional es una condición sine qua non que el gobierno va a tener que enfrentar, especialmente en la etapa de mayor capital político, que es al principio de los mandatos. También tiene que dar señales con una ministra o un ministro de Hacienda que pueda dar tranquilidad hacia los mercados, que yo creo tenían internalizado que iba a ganar Boric, pero no por el margen que ganó. Hay que transmitir de alguna manera tranquilidad y tener una buena batería de proyectos para poder reactivar la economía, cuidar el empleo y por lo tanto la gestión financiera y económica del Estado es otro frente importante. Y en tercer lugar, avanzar o mantener el manejo de la pandemia, en que están apareciendo variantes de fuerte impacto.
Coaliciones en rearticulación
- A todo esto, ¿cuál es, en este escenario, el rol de la derecha, que sacó un no menor 44% de los votos?
- José Antonio Kast tuvo una votación que no hay que despreciar. Sacó los mismos votos que Piñera hace cuatro años, quizá 20 mil o 30 mil menos, pero Piñera ganó en segunda vuelta con los mismos votos con que ahora salió derrotado Kast. Claro que en esta votación hay mucho sufragio subsidiado, mucha gente que votó, ni siquiera contra Boric, sino contra el Partido Comunista, contra la amenaza de que las cosas fueran a cambiar de manera radical. No podríamos decir que esta votación representa al Partido Republicano, sino que mucha gente de derecha liberal, de la derecha social, votó por Kast un poco a regañadientes porque no quería que ganara Boric. Entonces eso plantea un escenario complejo para quienes van a ser oposición, porque el liderazgo de José Antonio Kast va a ser discutido y disputado. Yo no creo que vaya a ser el líder de la oposición, sino uno de ellos, porque sectores de Renovación Nacional y de Evópoli han planteado que ellos no se sienten representados por las ideas del Partido Republicano. Por lo tanto, vamos a tener probablemente dos derechas y un liderazgo que intente mantener a José Antonio Kast, pero posiblemente va a surgir otro en el Congreso, porque la oposición se va a hacer también desde el Parlamento. La derecha va a tener todavía varios meses de rearticulación por delante.
- ¿Y la centro izquierda está en condiciones de recuperar el terreno perdido?
- La centro izquierda es igualmente uno de los sectores que sale damnificado de este proceso y eso es porque en el viejo ciclo político la derecha y la centro izquierda, tal como las conocíamos, también desaparecieron. La ex Concertación, el Nuevo Pacto Social, sacó baja representación parlamentaria, y su candidata presidencial, la senadora Yasna Provoste, tuvo un muy mal resultado en la primera vuelta, lo que da cuenta del desgaste y de que son otras fuerzas políticas las que serán clave en el nuevo ciclo. La centro izquierda también va a entrar en un proceso profundo de rearticulación, se habla de una convergencia con todos los otros partidos menos la Democracia Cristiana. Están pensando si van a ser oposición o van a tener un rol de colaboración con el gobierno. La DC se adelantó al principio al decir que sería oposición, pero no sabemos muy bien qué va a pasar porque va a definir su línea política en un congreso en enero. Es decir, la centro izquierda, al igual que la centro derecha, entra en un proceso de restructuración, porque esas fuerzas que fueron los ejes del ciclo político que murió, van a tener que adaptarse a nuevos actores que están protagonizando el que comienza a surgir.
- ¿Qué espera del futuro gobierno?
- Creo que debiéramos esperar que las ideas y propuestas más bien en la línea de lo que es la social democracia, sean las que animen la gestión del gobierno. Uno esperaría que tome esa dirección política porque eso es lo que le va a permitir a Gabriel Boric mantener su base de apoyo. Es cierto que tuvo una gran votación, pero de todo el padrón de los 15 millones habilitados para votar, obtiene el 31%. Es decir, todavía hay gente que se quedó afuera. Tendrá que hacer esfuerzos en gobernar para todos, como él ha dicho, ser Presidente de todas y todos los chilenos. Para conseguirlo tendrá que hacerlo con una oferta de cambio, pero también de orden. ¿Y eso cómo se llama? En buen chileno, eso se llama gradualismo, se llama reformismo. No hay otra palabra. Por lo tanto, lo que yo espero del gobierno de Gabriel Boric es que sea un gobierno reformista, gradualista en lo que son sus propuestas de cambios. 2
El politólogo Moisés Naím dice que cada vez es más fácil ganar el poder, más difícil mantenerlo y más fácil perderlo. Eso resume muy bien los desafíos que va a tener el gobierno. No solo Gabriel Boric, también a José Antonio Kast le hubiera pasado lo mismo".
Paradojalmente, una generación que fue crítica de los gobiernos de la Concertación, de Aylwin y los posteriores mandatarios, va a tener que recurrir a los acuerdos y consensos para materializar muchas de sus propuestas. Términos tan vilipendiados muchas veces por quienes asimilaban la transición a una transacción".
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