Hilda Sabato: "Somos un experimento"
La historiadora argentina, autora de "Repúblicas del nuevo mundo", desmitifica la trama latinoamericana de los apellidos, las revoluciones, los líderes y el sufragio popular.
No había un plan: cuando los gobiernos de los países latinoamericanos del siglo XIX se independizaron de la colonia española, estaban improvisando. Esta teoría la desarrolla en profundidad Hilda Sabato, en "Repúblicas del nuevo mundo" (Taurus). La obra de la escritora ha sido traducida al inglés por la Universidad de Princeton y por estos días llega a librerías chilenas.
Sabato partió estudiando la historia "del nuevo mundo" cuando era muy joven. "Es una inclinación vieja de mi parte. Apenas terminé de estudiar empecé a investigar", dice por Zoom.
Respecto de su idea de que "somos un experimento", lo explica en seguida: "Yo uso la palabra experimento en una de sus acepciones. Las colegas con mentalidad más científica me dijeron que un experimento supone control, etc. Lo busqué en el diccionario para ver si estaba bien usada la palabra. Y lo estaba. Me gustó la palabra porque implica incertidumbre, ensayo y error, prueba. Tras la independencia se empiezan a modificar cosas, sin saber cuáles serán los resultados. Es incierto. Todo con un final abierto. Los actores cambiaban sobre la marcha: tenían éxitos y muchos fracasos".
- Usted le dedica un capítulo al sufragio. ¿Qué diría sobre las personas que no votan?
- En este momento hay decepción y escepticismo respecto a cómo funcionan nuestras democracias. Es una reacción bastante lógica que alguien diga "¿para qué voy a ir a votar si mi voto no sirve para nada?". Acá en Argentina pasa lo mismo que en Chile, nosotros tenemos voto obligatorio, sin embargo, en la última votación primaria, un tercio no fue a votar. Fue excepcional. En Argentina, en general la asistencia al comicio es fuerte, porque hay toda una tradición, compromiso con el sufragio, porque vivimos la dictadura donde no pudimos votar. No solo como estudiosa del sufragio, también como ciudadana, el voto es absolutamente indispensable para que el sistema republicano funcione. Supone la transmisión de soberanía a un grupo que "elegimos", aquellos que van a gobernar en nuestro nombre. Esa función es indelegable, por más críticas que tengamos a cómo se nos ofrece el menú de elegibles. Los que acusan a los políticos de ser una casta, no están alejados de la realidad, no escuchan mucho lo que tiene para decir la ciudadanía, pero en el voto algo decimos. Es suficiente para sacudir o para llamar la atención si las cosas van bien o mal. El voto es indispensable, es un derecho de los pocos que tenemos.
-Hoy es una tendencia desmitificar la historia. ¿Qué revela su libro?
-La revolución de independencia nos pegó de forma muy similar. Todos pensamos que nuestros países son muy diferentes, pero no lo son. Los líderes de los procesos revolucionarios de principios siglo XIX tenían muchas conexiones entre sí, miradas parecidas. Tenían referentes en otros lugares del mundo: la revolución francesa y norteamericana. Pensaban la transformación de la política en algo mucho más activo. La soberanía popular instaura que el poder lo tiene el pueblo, no un rey derivado de dios.
-¿Hay algún aspecto de Chile que le haya llamado la atención al estudiar la historia de este país?
-Está la idea que Chile era otra cosa, que era distinto. Que había tenido unos conflictos muy serios a principios del siglo XIX, pero a partir de 1831 el régimen de Portales había ordenado esto. Era un sistema oligárquico, desigual, elitista y paternalista, pero súper ordenado, a diferencia del Río de la Plata, Colombia o México, donde había una revolución día por medio. De hecho Alberdi y Sarmiento admiraban ese régimen. Ahora, si miramos cómo se relaciona el pueblo con el poder, tiene un sistema y organización de la sociedad muy parecida a la de los demás países latinoamericanos, y tiene también Chile tiene sus propias revoluciones.
HEREDERA DE SaBATO
-Hilda, ¿qué significa para usted llevar el apellido Sabato?
-Mi tío abuelo, Ernesto Sabato, es famoso por dos razones, no sólo como literato. Desarrolló el caso de los desaparecidos, que es un papel cívico que lo hizo más conocido que su propia literatura. Por otro lado, mi padre trabajó en la comisión de la energía atómica. En Chile hay muchos apellidos muy mentados, como parte de unas dirigencias muy poderosas, que siguieron rigiendo como élites intelectuales fuertes. Eso en Argentina es muy poco común. Sobre todo en mi generación, la mayoría tenemos apellido de migrantes, inmigrantes medio analfabetos. Somos producto de glorias pasadas y de una escuela y universidad pública y gratuita. Las clases altas chilenas, salvo excepciones, no dieron realmente capas intelectuales demasiado luminosas para el siglo XX.
La académica Hilda Sabato estudia la historia latinoamericana.
Por Cristóbal Gaete
"La soberanía popular instaura que el poder lo tiene el pueblo, no un rey derivado de Dios".
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