Tiempos de mármol y sangre
Una de las grandes conclusiones que el lector puede sacar tras leer "Yo, Claudio", del escritor inglés Robert Graves, es que el de emperador romano debe haber sido uno de los oficios más peligrosos de la antigüedad, tanto para quien lo ejercía como para los integrantes de su círculo cercano.
La novela cuenta en primera persona la vida del cuarto emperador romano, quien vivió entre el año 10 AC y el 54 DC. Afectado desde niño por una parálisis que le causó una cojera de por vida y tartamudo, Tiberio Claudio Druso Nerón Germánico (su nombre completo), fue una suerte de marginado dentro de la familia reinante en la Roma de su tiempo y muchos lo tenían por tonto o lerdo, aunque en realidad era una especie de erudito e historiador.
Era, en resumen, el candidato más improbable para quedarse con el trono del imperio más poderoso de su tiempo.
El libro de Graves nos contará ese inusual viaje desde el punto de vista de su principal protagonista. El Claudio que nos cuenta esa historia es un hombre mayor, que a los numerosos maltratos y ninguneos que sufrió en la primera etapa de su vida ha sumado la distancia que pone el tiempo respecto de los hechos. Es un gran observador y a lo largo de las décadas ha presenciado desde un lugar de privilegio la vida íntima de la corte romana, que ha registrado escrupulosamente.
Claudio escribe, nos dice, para una "posteridad remotísima", y lo hace en parte por la profecía que le hizo una sibila al interior de una caverna: "Diez años y cincuenta y tres días, y Clau-Clau-Claudio recibirá un regalo que todos codician menos él". Y luego agrega: "Mas cuando haya enmudecido y ya no esté -mil novecientos años, más o menos-, Clau-Clau-Claudio hablará con más claridad".
La novela sigue a Claudio desde su nacimiento y a lo largo de numerosos episodios donde se mezcla la historia que todos conocemos con la perspectiva personal del protagonista. De alguna manera, nos hace mirar al imperio romano tras bambalinas.
Hay dos cosas que hacen que "Yo, Claudio" sea una novela notable. Por un lado, el libro está lleno de un fino sentido del humor, que se materializa a través de irónicos comentarios de Claudio sobre los hechos que vive. A ello se suma el brillante retrato que hace de la familia reinante, encabezada en buena parte no por el emperador, sino por Livia, esposa de Augusto y abuela de Claudio. Ella es por lejos el personaje más interesante de la novela y una intrigante de colección. Parece estar detrás de todas las cosas que ocurren y traza planes de largo plazo, sacando del camino a todo lo que se interponga en el camino. Por cierto, desprecia a Claudio y no deja pasar oportunidad para humillarlo.
El libro está lleno de conspiraciones, traiciones, asesinatos por arma blanca o por envenenamiento (sospechado, en la mayoría de los casos) y muestras de crueldad que dejan atónito al lector. El poder, parece decirnos, es muy peligroso para todos los involucrados.
"Yo, Claudio" se publicó originalmente en 1934 y se convirtió en un best seller rápidamente. Graves presentó en 1935 una continuación, "Claudio, el dios, y su esposa Mesalina", que también siguió los pasos de la anterior. Por lo notable de su factura, la novela se las arregló para trascender a las modas y hoy se lee como lo que realmente es: un gran libro.
Lo anterior tal vez encuentra su explicación en el propio Robert Graves, un escritor brillante y cautivador. Nacido en 1895, fue poeta, novelista y autor de libros de no ficción. Su gran obra, junto con "Yo, Claudio", es "Los mitos griegos", considerado con justicia un clásico que ha sido leído con alegría por generaciones.
Por si fuera poco, en 1976 la BBC hizo una miniserie basada en las dos novelas y que se convirtió en un éxito internacional, a tal punto que hoy muchos ven el rostro de Derek Jacobi (protagonista de la serie) cuando se imaginan al emperador tartamudo.
La narración de "Yo, Claudio" abarca parte del reinado de Augusto, el del taimado y no menos tiránico Tiberio y, por cierto, dedica la parte más feroz del relato al gobierno de Cayo Julio César Germánico, también conocido como Calígula. Claudio es tío del joven emperador y a lo largo de su vida ha observado cómo se transforma: el niño a quien al principio todos querían comienza poco a poco a mostrar conductas crueles y hasta delictuales, y termina transformándose en un tirano sicópata cuyo nombre hoy es sinónimo de depravación y abuso.
En todos los casos, los retratos que hace Graves de los emperadores se ajustan mucho a lo que las historias tradicionales cuentan de los emperadores. Así, Augusto es mostrado como un personaje olímpico y distante, que ejerce su enorme poder hasta con una apariencia de timidez. Tiberio es ambicioso y carente de escrúpulos, aunque todo lo negativo de su carácter es eclipsado por la maldad de Calígula, aunque hoy algunos autores sostengan que este último tal vez no era tan mala persona y que simplemente pudo ser víctima de una muy mala campaña de relaciones públicas contra la cual ya no hay nada que hacer.
La relación de Claudio con su peligroso sobrino es muy compleja, pero parece estar gobernada por una ley que Livia formula al protagonista en uno de los pasajes más memorables del libro: "Escucha, Claudio. Tu sobrino Calígula es un fenómeno. Es traicionero, cobarde, ambicioso, vano, embustero, y te hará algunas malas pasadas antes de que haya terminado contigo. Pero acuérdate de una cosa: jamás te matará".
La historia real cuenta que, efectivamente, Claudio logró sobrevivir a estos tiempos turbulentos e, incluso, a los eventos del 24 de enero del año 41 DC, cuando Calígula fue asesinado salvajemente por sus propios guardias. Claudio se refugió pensando que ahora iban por él, pero lo encontraron. Para su sorpresa, empezó a escuchar que los soldados gritaban, entre risas, "¡Viva el emperador Claudio!", mientras le ofrecían el cargo que acababa de quedar vacante de la manera más sangrienta posible.
Tal vez en esta escena tan famosa está el mensaje más importante de esta novela deliciosa: a veces, el próximo emperador puede ser ese hombre que tiembla detrás de las cortinas.
El Samurái DE LOS LIBROS
Título: "Yo, Claudio".
Autor: Robert Graves.
Editorial: Alianza.
Extensión: 650 páginas.
Precio: $ 22.600 (aprox. en librerías online.